Karina es una chica como cualquier otra y Todos los días se repite a si misma:
todas las personas en el mundo tiene un sueño incluso si es muy difícil siempre tienen éxito.
Todos tenemos problemas pero tenemos que seguir adelante, y tener fe.
A quien quiero engañar el mundo es una porquería las historias de Cenicienta y el príncipe azul nunca son verdaderas.
Pero hay algo en lo que si creo y esto es el trabajo duro siempre tiene recompensas.
Edward James es un actor americano que apesar de tener mucho éxito nunca ha Sido feliz con su fama.
Toda la gente que se acerca a el lo hace solo por interés nadie está a porque de verdad lo quieran, eso es lo que el piensa.
Los caminos de ambos se cruzan cuando el la hace pasar por su prometida frente a su ex novia.
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contrato prematrimonial.
...Karina....
Esté hombre está realmente loco. ¿Qué yo me casé.? Si me dobla la edad. Digo no se nota, está bien guapo y todo pero no me quiero casar.
— Agradezco su oferta pero yo puedo cumplir mi sueño por mi misma.
— Supongo que tienes razón, pero ¿que pasaría si yo hago que te saquen de este país junto a tus hermanos? — Karina se sobre salta con la amenaza.
— ¿Qué gana usted con eso.?
— Nada realmente, pero lo haré si te niegas a casarte conmigo.
— ¿De verdad llegaría tan lejos solo porque no quiero casarme con usted?
— Cuándo me propongo algo siempre logro conseguirlo.
— Yo no soy algo yo soy una persona. — Dice furiosa pero sin levantar el tono de su voz.
— Cásate conmigo, te lo estoy pidiendo amablemente sacarás beneficios de este trato.
— Soy una persona ambiciosa pero no me gusta sacar provecho de los demás.
— Considera esto un trabajo, te pagaré la universidad te daré una mensualidad como mi esposa, tendrás la nacionalidad luego del divorcio te dará 2 millones de dólares.
Es una oferta muy tentadora, lograré cumplir mi sueño y además recibiré dinero para vivir tranquilamente. No niego que me siento un poco tentada a aceptar su oferta. ¿Pero que pasa si quiere que me acueste con el .? Yo no estoy lista aún. No, no y no. Me niego a casarme.
— Piénsalo bien, a ti también te conviene este trato.
— No tengo nada que pensar, es verdad a mi me conviene pero esto va en contra de mi dignidad como mujer y como persona.
— ¿Es tu última palabra.? — Preguntó el señor Edward mirándome enojado.
— Si. Es mi última palabra.
— Estás despedida.
Eso no es justo. Qué hombre tan malo. Pero prefiero estar despedida a casada con el.
— Bien. — Salí del despacho. Caminé un poco y después tomé el autobús, regresé a casa de mis hermanos muy triste. No sabía cómo les daría la noticia de mi despido. Pero estoy segura de que si les cuento con que me amenazó ellos estarán de mi lado. Afortunadamente cuándo llegué ellos no estaban en casa. Los escuché en la noche y no me atreví a levantarme.
Al día siguiente salieron al trabajo y tampoco me levanté. Buscaré otro trabajo y si me descubren tendré que contarles la verdad.
Iba saliendo de mi casa cuándo llegaron dos policías con una orden de deportación. No sabía que hacer. Le congelé en ese momento. Estaba sin palabras pero mi celular empezó a sonar y para evitar a los policías respondí.
— ¿Sigues pensando más en tu dignidad como mujer,? ¿o ahora sí piensas en tus hermanos. Y en daño que les harás si no aceptas mi propuesta.?
— Es usted un... — Tranquila Karina. Recuerda que eres una dama. — Usted no entendería el amor de hermanos. — Según se no tiene, por lo mismo no debe tener idea de lo que significa preocuparse por otras personas.
— Sí los amas tanto entonces aceptarás mi propuesta.
— Aceptaré si promete no meterse con ellos.— Me tenía en sus manos. Era mejor aceptar ese hecho.
— Lo prometo. — Dijo el y yo el sentí un poco aliviada.
— Bien, en ese caso haga que los policías dejen en paz a mis hermanos.
— ¿Crees que soy idiota? primero firmemos un contrato y después dejo a tu familia en paz.
— ¡BIEN!. — No pude contener mi rabia y grité, los policías me observaron y me tragué mi coraje. —¿Dónde está ese contrato.?
— Está en mi casa, ven ahora. — Tuve que hacer lo que el me pidió. Cuándo vi el contrato me puse pálida. Estaba en inglés, soy buena hablándolo pero escribirlo y leerlo se me complica un poco.
— ¿Hay algún problema.?
— No firmaré si no está en español.
— William encárgate. — Le ordenó a su manager. El se fue un momento y luego regresó con un contrato que si pude leer.
En este se especifica que yo deberé estar casada por un año con Edward, durante ese tiempo y hasta mí graduación el pagará mis estudios en la universidad que ella escoja. Eso me agrada.
Me dará una mensualidad para gastos personales. No es necesario pero se agradece. Seguí leyendo.
No podré tener otras parejas. No tengo problema con eso.
También deberé acompañar a Edward a fiestas y reuniones.
Al finalizar el año recibiré 2 millones de dólares y no tendré derecho a pedir una pensión alimenticia. ¿Qué tan ambiciosa me considera.? Mejor no le preguntó eso.
En caso de solicitar el divorcio antes de que se cumpla el plazo deberé pagar la misma cantidad asignada. Ni loca lo solicitó antes de tiempo. No tendría cómo pagarlo, además un año se pasa volando. Esa será mi mentalidad después de la boda.
