EL FUEGO QUE NOS QUEMA

Desde ese entonces Lina se convirtió en el sustento de su familia, gracias a su esfuerzo ahorró mucho, era una profesional muy bien pagada, pero ahora se había quedado solo con la mitad de sus ahorros tras darle el dinero al infeliz de Josh.

—¡No te muevas! —Martha volvió a sacar las garras— ¿qué va a pasar con Josh?, no puedes hacernos esto, la sujetó con mucha fuerza del brazo izquierdo.

—¡Me importa un rábano!, se lo regalo a la zorra de tu hija, que no es más que una vil prostituta.

Ella se soltó a prisa y salió, omitiendo los gritos de impotencia de su madrastra, quien estaba devastada porque su chanchito con billetes se estaba yendo. Ella tomó un taxi y se fue.

Lina se alojó en un hotel, estuvo encerrada en el baño durante casi una hora, asimilando en todo lo que le había ocurrido en tan solo unas horas, desde la asquerosa escena de su ex, y lo sucedido con ese hermoso hombre, al recordar como el la devoró en la cama hacía aún temblar su ser, cuando salió, tenía los labios pintados de un brillante tono rojo, se puso un vestido negro y se dirigió al trabajo.

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El sol golpeaba perezosamente el mar, y el cielo azul decoraba la ciudad.

La arquitectura costera europea es exótica, con un Maybach aparcado frente a una villa europea.

Dentro de la villa, el sonido del agua "chocando" fluía a lo largo de la ducha y el fuerte cuerpo de Said Torner se salpicaba con el agua, habitualmente se duchaba por la mañana antes de salir, y solía pensar en algunas de las cosas que sucedieron ayer mientras se duchaba.

Ayer...

Pensando en el día de ayer, sus hermosas y gruesas cejas se apretaron…

—¡Esa maldita Rouss!.—Rugió cómo un león.

Ella había puesto polvo afrodisiaco en su bebida.

Rouss pensó que usando tal medio, ella sería capaz de molestarle y conseguir todo lo que quisiera, pero desafortunadamente, no imaginó que Said preferiría explotar y morir antes que tocarla lo más mínimo...

Bang, un puñetazo contra la pared.

— Esta maldita mujer, ¡Voy a hacerla pagar muy caro por esto!.

Cerrando el grifo, tiró de una toalla de baño blanca, envuelta casualmente alrededor de su cintura, salió del baño y se vistió.

Abrió la puerta del coche y se sentó dentro, no podía quitarse de la cabeza a la mujer de esa noche, la mancha roja como amapola en las sábanas le causaba una ligera sonrisa.

—Ella debe ser encontrada, no quiero deberle a nadie—Ordenó muy serio.

—Pero Said, ¿ A caso no la viste?, solo espera su llamada—Aconsejó Camil mientras conducía.

El serio y atractivo rostro de Said estaba pensativo, ya eran las 10 de la mañana y no recibió ni una llamada de la extraña mujer, se equivocó al pensar que ella sería una ambiciosa más.

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—¡Lina! Mira esto, el heredero de la fortuna de la Familia Torner regresó al país y se hará cargo de “FeelingUnlimited” de forma oficial —anunció Rosa mientras colocaba el artículo sensacionalista delante de Lina.

Era la becaria recién contratada en el Departamento de Diseño y la única que mostraba cierta lealtad hacia Lina.

Lina se quedó estupefacta lo había olvidado por completo, el hombre bestial de anoche se también se apellidaba Torner.

¿A caso era él?

“Lo dudo hay muchos con ese apellido”—Lina respiró agitada, sintiendo un gran escalofríos.

—Oh, ¿por dónde empiezo con Said Torner? Es una leyenda en el mundo de los negocios. Se fue al extranjero a los dieciocho años y a los veintidós se graduó en Harvard con un doble doctorado en Administración y Economía Empresarial a la vez. Construyó su propio imperio empresarial, el Grupo Bienes Torner, a los veintiséis años y, hasta hoy, nadie ha podido igualar sus logros en el país. Ahora, ha vuelto para hacerse cargo de “FeelingUnlimited". Y lo que es más importante, es encantador y guapo sin estar manchado por ningún escándalo. Tiene casi treinta años y todavía es soltero.

—¡¿Qué Said...?!

Un sudor frío se subió por su espina dorsal, el nombre de Said retumbaba en su cerebro llevándolo a la noche anterior, el mismo hombre con quien se había acostado, ahora sería su jefe, la sola idea de verlo otra vez golpeada su ser como un gran martillo. Estaba más blanca que un papel.

—¿Le sucede algo señorita Lina?—Preguntó Rosa al percatarse de la situación.

— N-o es nada…. El….el jugo de la mañana me produjo malestar….—Susurró tímidamente, mientras disimulaba sus nervios viendo su ordenador.

—Tienes que cuidarte mejor.

— Ajam.

Después de mostrar un segundo de preocupación, ella volvió a lo suyo.

—Que te digo Linna, el es un dios griego, —Exclamó rosa emocionada, sin dejar de suspirar.

—¿Tienes planes para cortejarlo? — preguntó Lina desprovista de emoción.

Al oír eso, los ánimos de Rosa parecieron apagarse un poco. Se rascó el lóbulo de la oreja mientras murmuraba:

—Por supuesto que no. Los hombres de ensueño como él están hechos para ser admirados desde lejos. No se puede salir con ellos.

—¿Significa eso que te emocionaste por nada? —se burló Lina mientras echaba una breve mirada a la portada. Reprimiendo su tristeza dentro de su corazón al fin y al cabo ella también debía de admirarlo de lejos....