La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPÍTULO 23.
CAPÍTULO 23.
El jueves Camila llegó temprano a la empresa. Al entrar en el ascensor, ella se cruzó con su amigo Nicolás.
-Nico, Que bueno verte. -exclamo ella.
-Camila. -Dijo él, abrazando a la chica.
-Te he extrañado. ¿Por qué no me has hablado?, ¿Qué hay de Mía?
-Sigue trabajando aquí, debe estar en algún lugar. -Dijo él.
El silencio se instaló entre ellos.
-Nico. Lamento haberte ocultado de donde vengo. Lo que soy. Espero entiendas que lo hice para protegerlos.
Cuando el ascensor abrió sus puertas, Nicolás se puso nervioso.
-Discúlpame Camila. -exclamo él. -No puedo hablar ahora, espero lo entiendas.
Nicolás salió apresurado y ni siquiera espero una respuesta por parte de ella. La chica se quedó afligida. Sabia bien que su amigo la estaba ignorando a propósito. Y no lo culpaba.
-Srta. Bonano. -Dijo Noah, viéndola con una amplia sonrisa.
-Sr. Dessault. -exclamo ella, riendo por la forma de tratarse.
-¿Lista para comenzar?
-Por supuesto. -Exclamo. -Tengo que prepararme para la reunión de mañana.
-Bien. Te veré luego. Cualquier cosa no dudes en llamarme. -Dijo el chico y luego entro a su oficina.
-Gracias Noah.
El día paso rápidamente. Camila estuvo totalmente enfocada en los temas que abarcarían en la reunión de mañana. Al terminar se dirigió a la oficina de Noah para entregarle los documentos y el informe que presentarían, para firmarlos y posteriormente hacerles una copia.
-Gracias Cami. -Dijo el chico. -Se los daré a mi asistente para que le haga copias. Gracias por ayudarme.
-No agradezcas. Es mi obligación. -Dijo haciendo un gesto con su mano, como quitándole importancia al asunto. -Oye, ¿Te veo en el Lux luego?
-Claro. ¿Quieres que pase por ti?
-No te molestes. Te encuentro allí.
-Bien. ¿A las 10 p.m?
-Por supuesto.
*****
Camila llegó al Penthouse, se preparó algo de cenar y luego de terminar se dio una ducha, se cambió de ropa y se preparó para salir con su amigo. Al llegar a la lujosa discoteca, Camila le dejo su coche al encargado de estacionarlos e ingreso al lugar.
Inmediatamente, vio a Noah, sentado en el vip. Así que, subiendo las escaleras, se dirigió a su encuentro.
-Mamma mía, Camila. -Exclamo Noah. -Tanta belleza no es sana.
-Noah, harás que me sonroje. -Dijo ella riendo.
-Te adoro, niña. -exclamo él. -Eres como una hermana para mí.
-Lo sé. -Dijo ella. -El sentimiento es mutuo.
-Oye. Pedí bebidas. Whisky, precisamente. ¿Elegí bien?
-Más que bien.
-¿Ahora me dirás el motivo por el que adelantaste tu viaje? -Pregunto Noah. -Aunque… sospecho que ese motivo tiene nombre y apellido.
-Me conoces. -Dijo riendo. - Él y yo tuvimos una pelea y decidí que necesitaba adelantar el viaje. Las cosas no están bien entre ambos y, sinceramente, estoy cansada de vivir en una constante guerra.
Camila le contó a Noah con lujo de detalles lo que había pasado con Massimo a medida que ahogaba sus penas en la bebida.
-De veras que no quisiera estar en tu situación. -exclamo él. -Massimo es mi amigo. A pesar de tener esa fachada de mujeriego, es hombre de una sola mujer. Pero es tan apasionado a su trabajo, que todo lo demás lo entierra en el fondo. Es como si levantara una coraza de acero para que nadie la penetre y descubra que dentro de ella, hay un hombre comun y corriente, con sentimientos y sobre todo, asustado.
-Es tan difícil para mí. -exclamo ella. -Pero ayer las cosas quedaron claras entre ambos. -Dijo ella, sirviéndose otro vaso. -Y estoy aquí para olvidarlo. Salud. -Dijo, levantando su vaso y bebiéndose todo el contenido de un trago.
-¿Lo amas? -pregunto Noah, descolocándola.
Ella suspiró pesadamente.
-Con toda mi Alma. Pero no podemos estar juntos. -Dijo ella.
-Bueno, querida amiga, estamos aquí para divertirnos y matar las penas. -exclamo Noah, poniéndose de pie. -Así que vamos a bailar.
Los dos se rieron y se dirigieron al centro de la pista. La música sonaba fuerte y esta última estaba llena. Los chicos rieron y bailaron toda la noche. Se olvidaron de cualquier pena que afectara su corazón en esos momentos y le dieron rienda suelta a la diversión. Cuando se hizo demasiado tarde, Camila decidió que era momento de irse.
Noah la acompaño hasta afuera.
-¿Estás segura de que no quieres que te lleve? Es peligroso andar sola. -exclamo él.
-No te preocupes. Tengo guardaespaldas. Solo que se manejan desde las sombras. -Dijo ella riendo. -Gracias por esta noche, Noah. Eres un gran amigo.
Se dieron un abrazo y luego de que Noah subiera a su Penthouse, ya que vivía arriba del club, Camila se quedó esperando su auto. Su vista se desvió unos minutos a la vereda de enfrente y no supo si era por los tragos o su mente que le jugaba una mala pasada.
Ese hombre que está de pie frente a ella, ¿era Massimo?
Camila se quedó unos minutos observándolo, hasta que vio que se le acercó una mujer. Lo vio sonreír. Hace tanto que no lo veía sonreír de esa manera.
Suspiro y, después de subirse al carro, se dirigió al p.H.
Noah Dessault