Una tragedia marca la vida de Isabella Moretti. Años más tarde el amor vuelve a ponerla a prueba.
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CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 9
Por Isabella.
Por la tarde partimos de regreso a Chicago, luego de darle las gracias a Valentino por haberme protegido anoche, no volvimos a cruzar palabra. Él se encontraba en una nube y la verdad es que yo moría de vergüenza por mirarlo a la cara. Durante el viaje de avión, Valentino se durmió una siesta. Su miedo a volar era increíblemente fuerte.
Yo también intenté cerrar los ojos y en cuanto lo hice, los recuerdos volvieron a mí.
“Hacía aproximadamente un mes desde que estaba viendo a Ezequiel. Todo iba de maravilla. Me gustaba mucho pasar tiempo con él y cada día estaba más enamorada…
Una tarde me encontraba en la plaza observando a la gente cuando vi que en frente estacionó una moto grande. De ella descendió un muchacho que vestía jeans negros, zapatillas blancas y una camiseta de fútbol de un club italiano “La Juventus”. No pude ver su cara por el casco, pero supe que era mi chico. Lo conocía perfectamente como para saberlo. Además, sabía de su amor por ese equipo de fútbol.
Se acercó a mí cuidadosamente y besó mis labios.
-Sole mío. -Dijo
-¿Y eso? Es nuevo. -Dije.
-Es italiano. -Exclamó él.-Eres mi pequeño sol. Porque iluminas cada uno de mis días desde que estás conmigo. -Exclamó él.”
Valentino me quitó de mis pensamientos para avisarme que habíamos llegado. En Chicago llovía torrencialmente. Mi cuerpo comenzó a temblar involuntariamente. Odio los días de lluvia. Me ponen nerviosa, inquieta. Me asustan.
Al bajar del avión, un chófer nos estaba esperando. Cargo nuestras valijas y salimos del aeropuerto. Yo aún seguía nerviosa. Comencé a respirar con dificultad, sentía pánico. El día se parecía demasiado a la noche de la tragedia.
-¿Estás bien? -preguntó Valentino.
-Sí. Es solo que la lluvia me pone nerviosa.- Exclamé.
-No tienes que preocuparte. Te quedarás en la casa hoy. No puedo permitir que te vayas con este clima. Es muy peligroso y mi casa queda más cerca de aquí.
-No puedo aceptarlo. -exclamé.
-Pues lo siento. Eso está fuera de discusión.
Asentí resignada. Llegamos a la casa de Valentino, los señores Marshall nos estaban esperando. Se alegraron mucho al verme llegar con su hijo y al igual que él, insistieron en que me quede. Envié un texto al grupo de mis amigas para avisar que me quedaría allí hasta que el clima mejore. Claramente, no pretendía quedarme demasiado tiempo. No me sentía muy bien y creí que colapsaría en cualquier momento.
Mientras tanto, en casa de Valentino tuvimos charlas triviales con un café y una rebanada de pastel. Valentino debió asistir a una reunión de último momento. Dijo que debería ir solo. Que no necesitaba de mí, que tendría libre el resto del día. Cuando la lluvia cesó, quise regresar a mi apartamento. Y aunque los señores insistieron en que me quedarán, yo quise regresar. Me excusé diciéndoles que había quedado en ver a mis amigas. El viaje había sido duro y eran de esos días en que necesitaba estar sola con mis pensamientos.
De camino, llame a Nick, mi psicólogo. Necesitaba de su ayuda antes de que colapse nuevamente. Insistí varias veces, pero no podía comunicarme, la tormenta había afectado a las señales telefónicas. Mientras tanto, no podía controlar mis lágrimas, estaba teniendo un nuevo brote.
Al llegar a mi apartamento, dejé mis maletas en mi cuarto y me dirigí a tomarme una larga ducha. La tristeza me inundaba nuevamente. No puedo borrar su recuerdo de mi mente.
“-Estás segura de esto, sole mío?.- preguntó Ezequiel mientras depositaba besos en mi cuello.
-Claro que sí. Quiero todo contigo. -Exclamé.
Ezequiel iba dejando un rastro de pequeños besos por mi piel mientras se preparaba para entrar en mí. Llevábamos un rato largo de besos y caricias. Finalmente, entró en mí con suavidad. Esta era mi primera vez y hacía lo posible para no lastimarme. Le fue difícil ingresar, sabía que también sentía dolor.
-Estás demasiado estrecha. Lo haré despacio, ¿bien? Te molestará al principio.
Asentí mientras él estaba cada vez más adentro de mí. Cuando logró entrar, comenzó a moverse más y un poco más rápido. Se sentía bien. Muy bien. Me agarre de su espalda y enrede mis piernas a su cintura mientras nos besamos e intensificamos el acto. Jamás pensé sentirme de esta manera.
Cuando terminamos, Ezequiel me miró a los ojos y dijo:
-Te amo, sole mío”
No lo soportaba. Me senté en la cama y abrí el cajón de mi mesita de noche buscando el frasco de pastillas. Tome algunas del frasco y las bajé con agua y luego otras… Quería irme con él… Quería volver a verlo. Aunque esta sea la única manera.
****************
Por Valentino.
Luego de dejar a Issi en casa, me dirigí a la reunión con Francisco. Estaba preocupado por saber que es lo que pasaba. Me acerqué a la recepción para preguntar por él ante la secretaria.
-Buenas tardes. Estoy buscando a Francisco. Dile que Valentino Marshall está aquí.
-Sí, señor Marshall. Por favor acompáñeme, el Sr. Guevara lo está esperando. -Respondió ella con coquetería.
Me observaba de manera seductora. Era típico. Detestaba este tipo de mujeres que parecen desesperadas por llamar la atención de un hombre. La mujer salió de detrás del escritorio contoneando las caderas. Solté un suspiro y negué con mi cabeza. Cuando ingrese a la oficina de Francisco. Él ya estaba esperándome con la noticia.
-¿Cómo estás, Francisco? Vine ni bien aterrizó el avión.
-Valentino. Que bueno que llegas. Tengo noticias. Por favor, déjenos a solas.- Dijo él haciéndole una seña a la secretaria.
-Dime Francisco. ¿Qué sabes?
-Tengo las suficientes pruebas para creer que lo que le ocurrió a tu hermano fue intencional. Pero debemos llegar a fondo de esto. Después de la charla que tuvimos en tu oficina hace unos días acerca de los bienes heredables que dejo tu hermano, no pude dejar de pensar e investigar. Me di cuenta de que hay muchas cosas que no encajaban con la teoría del accidente, es por eso que creo que no fue accidental, más bien fue intencionado. ¿Quién podría tener motivos para matar a tu hermano?
-No lo sé Francisco. Quiero decir, se que hubo un tercero involucrado, claramente él vuelque fue ocasionado por alguien, pero tal vez solo se trataba de un adolescente alcoholizado que huyo porque se asustó… No lo se… Es difícil de saberlo. Por otro lado, mi padre tiene muchos enemigos. Es una persona poderosa y Ezequiel sería su heredero, quizá… Tenga algo que ver. Pero, tampoco creo que esa enemistad vaya más allá de los negocios. Me parece algo muy descabellado.
-No podemos deshacer ninguna opción. Si tienes alguna otra idea, por favor infórmame. Yo… Hablaré con Dante para iniciar una investigación más profunda.
-De la chica que iba con él, el día del accidente, ¿se sabe algo? Tal vez ella pueda aportar algún dato.
-Quizás quieras sentarte…
-¿De qué hablas?
-Cuando la vi esa vez en la oficina, lo supe de inmediato.
-¿A quién?, Fran, no te entiendo.
-Isabella Moretti.
-Mi asistente. ¿Qué hay con ella?
-Ella era la novia de tu hermano.
Comencé a reír. No sé si por la tontería que dijo Francisco, por la ansiedad o por los nervios. ¿De dónde saco semejante dato? Isabella Moretti, la novia de Ezequiel… Imposible… En ese momento, mi mente comenzó a dar vueltas. Todo tiene sentido, su novio fallecido es mi hermano. Me pare de golpe de mi lugar y comencé a caminar por la oficina bajo la atenta mirada de mi amigo. Pero entonces… ¿Ella lo sabe? ¿Ella sabe que él es mi hermano? ¿Y si es así?, ¿qué es lo que busca?, ¿que es lo que quiere de nosotros? Esas preguntas no cabían en mi cabeza.
-Estás loco Francisco. -Dije. Debe de haber un error.
-No te miento Valentino. Aquí tienes las fotos que conseguí.
Al mirar esas fotos sentí que perdía la compostura. No lograba sentir enojo. Al menos no con ella. Pero comencé a comprender algunas cosas. Sus pesadillas, las pastillas. Ella, al igual que yo, estaba sufriendo. Y durante estos casi 3 años ha estado sufriendo. Probablemente sola, porque yo no sabía de su existencia. Luego se me vinieron a la mente mis padres. ¿Acaso ellos saben la verdad? Por Dios, son demasiadas cosas.
Decidí llamar a Matías, pero no respondió. Salí de la oficina de Francisco como alma escapando del infierno. Llame a mis padres y me confirmaron que ella había salido de la mansión hace aproximadamente una hora. Me dirigí a su apartamento. Necesito hablar con ella. Necesito una explicación. ¿Por qué apareció en mi vida? ¿Por qué? ¿Qué carajo significa todo esto?
Golpee la puerta en varias oportunidades, pero ella no respondía. La llamé a su celular, pero no respondía. La adrenalina poseyó mi cuerpo y ante la falta de respuesta de Isabella, abrí la puerta de una patada. Me sentí un idiota por ingresar de esa manera, pero tenía un mal presentimiento. Comencé a llamarla a gritos mientras recorría su apartamento, aunque no había tenido ninguna respuesta. Cuando ingrese a su habitación la encontré desmayada y a su alrededor había volcado un frasco de pastillas.
-No, no. Issi ¿Qué hiciste?
gracias autora