Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
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Capítulo 24 Nacimientos de la nueva generación.1/2
Sol Rucci
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Durante estas últimas semanas de mi embarazo, he estado alojándome en la mansión de mis suegros, donde la señora Valka se ha mantenido al tanto de mi estado. Gracias a su apoyo, he notado que los movimientos de mis bebés han aliviado mi dolor; además, esos antojos de carne cruda han disminuido. Con el paso de los días, me siento cada vez más tranquila. Observo cómo la señora valka acaricia mi abdomen; al hablarles a los bebés, ellos se mueven al escuchar su voz. Ella sonríe y continúa acariciándome el vientre, luego se levanta y me entrega un frasco con mis vitaminas.
—Ya te falta poco para el nacimiento de los bebés. Por seguridad, es mejor que nazcan aquí, en la mansión —me informa la señora Valka.
—Señora Valka, ¿mis hijos estarán bien? Estoy nerviosa por lo que me dijo Kai acerca de las fórmulas. ¿Tendrán una vida normal? —le pregunto, inquieta.
—No tienes que preocuparte, Sol. Los niños serán normales, aunque serán especiales. Deberás tener más cuidado en su crianza, ya que tendrán más fuerza y serán más inteligentes que una persona promedio. También deberás tener cuidado con su seguridad, ya que ellos no sentirán dolor; pero si los cuidas bien, no pasará nada malo. Cuenta conmigo, Sol, te ayudaré en lo que necesites.
—Muchísimas gracias, señora Valka, por toda su ayuda.
—No tienes que agradecerme, Sol. Te considero como una hija y, además, en tu vientre se encuentran mis nietos. Te pido que mantengas en secreto todo lo relacionado con las fórmulas —me dice.
—Esté tranquila, jamás diré nada —le respondo.
En ese momento, alguien toca la puerta y veo entrar a Kai. La señora Valka lo saluda y se despide. Él se acerca a mí, me da un beso en los labios y me entrega una bolsa. Al abrirla, descubro fresas cubiertas de chocolate; sonrío y paso mi lengua por mis labios. Tomo una y al probarla, me parece deliciosa. Lo miro sonreír mientras acaricia mi vientre.
—Gracias, amor mío, están deliciosas —le digo, emocionada.
—Mi reina, no puedes comerlas todas, ya que podría hacerte daño. Come solo algunas. Dime, ¿cómo se portaron Zoe y Theo?
—Ellos se han comportado muy bien, cariño. ¿Podrías salir un rato mañana? No quiero estar encerrada y ya me he cansado de caminar por el jardín.
—Claro, mi reina. ¿A dónde te gustaría que fuéramos?
Iba a responder cuando noto que la sábana está húmeda. Al quitarla, me doy cuenta de que he roto fuente.
—Amor, he roto fuente. Ya vienen los bebés —le digo, angustiada.
Aún no era el momento, faltaban dos semanas. Él me carga en sus brazos y comienza a gritar llamando a su madre. Baja las escaleras y la señora Valka le indica que me lleve a un cuarto. Al entrar, me recuesta en una camilla y, con la ayuda de Kai, me asiste para quitarme las prendas. Respiro con dificultad; minutos después, entra un hombre con bata que se presenta como el médico que me atenderá. Kai sostiene mi mano mientras el doctor se coloca entre mis piernas y la señora Valka se sitúa a su lado. Me pide que comience a pujar, y lo hago. Siento dolor, pero no es intenso. Continúo pujando hasta que escucho el primer llanto; el doctor se lo entrega a la señora Valka. Ella toma al bebé entre las mantas y se acerca a mí para mostrarme al pequeño, que es hermoso.
—Sol, es un niño precioso —me dice con una sonrisa.
Asiento, y el doctor me pide que siga pujando. Busco fuerzas y continúo, pujando varias veces hasta que escucho el llanto del segundo bebé. Me siento tan cansada que mis ojos se cierran; el doctor me pide que no me duerma.
—Mi reina, lo hiciste muy bien. Nuestros hijos son tan hermosos como tú. Resiste, no te duermas, mira a nuestra niña.
Miro al bebé, que está rosadita; es realmente hermosa y lleva el cabello rojo de su padre. El doctor termina de atenderme, pero yo ya no resisto más y me quedo dormida.
Despierto lentamente y noto que Kai está a mi lado, sosteniendo a nuestro bebé en sus brazos. Al darse cuenta de que estoy despierta, esboza una sonrisa y me da un beso en la frente.
—¿Cómo te sientes, mi reina?
—Me siento cansada. Déjame ver a mis bebés —le digo estirando mi brazo.
Él me entrega al bebé. La observo; es hermosa, con mejillas rosadas y piel tan clara como la de su padre. Lleva el cabello rojo y un lunar blanco en él, aunque sus ojitos aún están cerrados. Siento que ha heredado todos los rasgos de su padre. Miro a Kai.
—¿Dónde está mi otro hijo?
—Lo tiene mi madre. Iré a buscarlo, mi reina. Gracias por darme esta felicidad, por brindarme estos hermosos hijos y una familia. Te amo mucho.
Me da un suave beso en los labios, se acerca un poco y apoya su frente en la mía.
—Soy tan feliz, mi amore, porque me diste una familia, estos hijos maravillosos. Has llenado mi vida de felicidad. Eres lo mejor que me ha pasado. Te amo con todo mi ser.
Él vuelve a besarme y se levanta, saliendo de la habitación. Dirijo mi mirada hacia mi bebé y noto que sonríe levemente. Las lágrimas brotan de mis ojos por la emoción. Soy madre, aunque esto no lo había planeado; me siento tan feliz y completa, algo que no puedo explicar. A los pocos minutos, observo cómo Kai regresa, acompañado de mis suegros.
—¿Cómo te sientes, Sol? —me pregunta el señor Black.
—Estoy bien, señor Black, aunque algo agotada.
—Es lo normal, sol, pero quiero felicitarte por el excelente trabajo que hiciste, mis nietos están sanos y hermosos. Ahora es momento de que descanses. La familia se encuentra bien y te envía saludos y felicitaciones,—me respondió mi suegro.
La señora Valka se acerca mostrándome al bebé.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor