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La Protegida Del Abuelo

La Protegida Del Abuelo

Status: Terminada
Genre:Malentendidos / Traiciones y engaños / Familias enemistadas / Amor eterno / Matrimonio arreglado / Completas
Popularitas:136.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Meche

Leoncio Almonte tenía apenas trece años cuando una fiebre alta lo condenó a vivir en la oscuridad. Desde entonces, el joven heredero aprendió a caminar entre las sombras, acompañado únicamente por la fortaleza de su abuelo, quien jamás dejó que la ceguera apagara su destino. Sin embargo, sería en esa oscuridad donde Leoncio descubriría la luz más pura: la ternura de Gara, la joven enfermera que visitaba la casa una vez a la semana.

El abuelo Almonte, sabio y protector, vio en ella más que una cuidadora; vio el corazón noble que podía entregarle a su nieto lo que la fortuna jamás lograría: amor sincero. Con su bendición, Leoncio y Gara se unieron en matrimonio, iniciando un romance tierno y esperanzador, donde cada gesto y palabra pintaban de colores el mundo apagado de Leoncio.

Pero la felicidad tuvo un precio. Tras la muerte del abuelo, la familia Almonte vio en Gara una amenaza para sus intereses. Acusada de un crimen que no cometió —la muerte del anciano y el robo de sus joyas—

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Entre recuerdos y advertencias.

Poco a poco se desvanece.

La noche en la habitación del abuelo transcurría lenta, como si el tiempo se hubiese detenido para ellos tres. Afuera, el silencio del hospital se imponía, roto de vez en cuando por el eco de las máquinas.

Gara no se había movido en toda la noche. Permanecía atenta, con el rostro iluminado por la tenue luz del monitor cardiaco, cambiando los sueros, verificando la temperatura de la piel del anciano, ajustando con delicadeza la medicación que el médico había dejado organizada en la mesita. Tenía la seguridad y la precisión de quien conoce, aunque en su pecho pesaba la ansiedad de ver la vida del abuelo aferrada a números y a una línea que subía y bajaba en la pantalla.

Leoncio, en cambio, se había desplomado en el sofá tras llorar como nunca antes. Se había quedado dormido con los ojos aún húmedos, los párpados hinchados, la respiración entrecortada. A Gara le parecía que era la primera vez que veía a alguien tan sensible, tan humano en su vulnerabilidad. Lo observó con ternura, preguntándose cómo un hombre capaz de cargar con tantas responsabilidades podía permitirse ese desahogo solo en la intimidad.

El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando el abuelo movió levemente los dedos. Gara lo notó de inmediato.

—Abuelo… ¿puede escucharme? —preguntó, inclinándose hacia él.

Los ojos del anciano se abrieron con lentitud. Miró alrededor, y al encontrarse con el rostro de Gara, una débil sonrisa se dibujó en sus labios.

—Tú… —susurró con esfuerzo—. Cuéntame, hija… ¿cómo fue la luna de miel?—

Gara se quedó helada. No esperaba esa pregunta.

—¿Quiere que le cuente eso ahora? —preguntó, entre conmovida y sorprendida.

—Sí… —asintió él, con la voz casi apagada—. Quiero llevarme los mejores recuerdos al otro mundo… saber que llenaste el corazón de mi nieto de amor—

Las lágrimas se agolparon en los ojos de Gara. Se sentó a su lado, tomó su mano huesuda y frágil, y respiró hondo antes de comenzar.

—Fue mágico, abuelo. De verdad… jamás imaginé que la Torre Eiffel fuera tan hermosa. No solo por la vista o el turismo… es como si tuviera su propia magia. Una especie de encanto que lo envuelve todo.

El anciano cerró los ojos, imaginando la escena.

—Cuéntame más… —pidió, apenas audible.

Gara sonrió, recordando.

—Caminamos por las calles de París de la mano, como dos adolescentes. Probamos croissants en un café diminuto, y Leoncio, que siempre parece tan serio, se manchó de chocolate en la barba. Yo no paraba de reírme y él se hacía el ofendido. —rió suavemente—. Pero lo más hermoso fue pasear por el Sena de noche. Las luces reflejadas en el agua, las melodías de los músicos callejeros… parecía un sueño—

El abuelo abrió los ojos un instante, mirándola con ternura.

—Y… ¿él fue feliz?—

—Mucho. Aunque intentaba hacerse el fuerte, yo lo descubrí varias veces emocionado. —miró hacia el sofá, donde Leoncio dormía—. Incluso una vez fingí que no me daba cuenta de que regresábamos al hotel, y él me siguió el juego… solo para luego restregarme en cara que sabía que lo había engañado —

El anciano soltó una risa leve, entrecortada.

—Ese nieto mío… siempre tan orgulloso—

Gara apretó su mano.

—Me sentí la mujer más afortunada del mundo, abuelo. París fue solo el lugar, pero lo que realmente lo hizo especial fue él—

El anciano sonrió, pero pronto su gesto se tornó más serio.

—Acércate, Gara… ven—

Ella dudó, pero obedeció, inclinándose sobre él. Miró de reojo a Leoncio, que seguía dormido en el sofá, y susurró:

—¿Qué sucede?—

El abuelo giró la mirada hacia la mesa de noche, luego a la gaveta. Su voz salió ronca, como un secreto que temía que otros escucharan.

—En esa gaveta… ábrela—

Gara frunció el ceño, pero obedeció. Despacio, deslizó el cajón y encontró un sobre cerrado.

—¿Qué hago con esto? —susurró.

—Escóndelo en tu bolso—

Ella lo miró, incrédula.

—¿Qué es esto, abuelo? ¿Me traerá problemas?—

El anciano respiró hondo, con dificultad.

—Es el título de propiedad de un ático. Ahí tienes las llaves… y dinero en efectivo. —tosió levemente, sus ojos brillaban de preocupación—. Hija… abre los ojos. Mis hijos son unos buitres. Querrán arrebatarte todo… y hacerte daño—

Gara se quedó helada, apretando el sobre contra su pecho.

—¿Daño? ¿A mí?—

—Sí… si llega el momento en que tengas que huir, no lo dudes. No mires atrás—

Gara tragó saliva.

—¿Y Leoncio?—

El abuelo cerró los ojos un instante, y luego, con la voz aún más débil, respondió:

—A él jamás le harían daño. Lo único que le pueden quitar es el dinero, y él no lo necesita. Pero tú… tú llevas algo más. Algo que pronto traerás dentro de ti. —la miró con intensidad—. Salva tu vida, hija—

Las palabras la atravesaron como un rayo. Su respiración se agitó, pero antes de poder responder, el anciano suspiró, agotado, y volvió a cerrar los ojos.

Gara se giró hacia el monitor: su pulso estaba estable. Apretó los labios, negando con la cabeza.

—No, abuelo… —susurró—. Nunca dejaré a Leoncio solo con esa manada de malvados. Soy su esposa, y lo salvaré de lo que sea—

Guardó el sobre en su bolso y regresó a sentarse junto al sofá donde Leoncio dormía profundamente. Se quedó allí, mirándolo, hasta que el cansancio finalmente la venció y se durmió sentada, con la cabeza recostada en el respaldo.

La mañana siguiente, Gara abrió los ojos con el sonido de los pasos de personas de limpieza en el pasillo. Se levantó de golpe y fue directo a revisar al abuelo. Él estaba despierto, mirándola, aunque con dificultad para hablar.

—Buenos días, abuelo… —le dijo con ternura—. ¿Cómo se siente?—

El anciano apenas levantó un dedo, como pidiendo agua. Ella lo ayudó a beber un sorbo, acomodó las almohadas y lo cubrió mejor.

Detrás de ella, Leoncio se estiró en el sofá, con la voz ronca de haber dormido mal.

—¿Cómo ves a mi abuelo? —preguntó, frotándose los ojos.

Gara lo miró un momento antes de responder.

—Está estable. —sonrió suavemente—. Anda, date una ducha. Te la mereces—

Leoncio la escucho atentamente, notando la calma en su tono. Finalmente asintió.

—Está bien. Pero no te vayas de su lado.

—Nunca lo haría —respondió Gara.

Leoncio se inclinó, le dio un beso rápido en la frente y se fue al baño. Gara lo siguió con la mirada, y luego regresó junto al abuelo, que la observaba en silencio.

El anciano trató de mover los labios, murmurando algo que apenas se entendía:

—Fuerte… sé fuerte…

Gara apretó su mano y asintió, conteniendo las lágrimas.

—Lo seré, abuelo. Se lo prometo—

1
Anonymous Carmen diaz
Esta súper emocionado recupero a su padre y disfrutará su paseo deseado Leoncio tu vida cambiará
Anonymous Carmen diaz
Ambos disfrutarán ese día Leonardo con su padre y Leoncio conviviendo con su hijo
Anonymous Carmen diaz
Que mal comentario cuida tu rencor no la dañes no mereces o te arrepentirás
Anonymous Carmen diaz
Hay Leoncio ella está dedicada a tu hijo
Anonymous Carmen diaz
Leoncio tu culpa no de ella por ser tan débil y no asumir aunque ciego en ese entonces las reinas de las cosas de tu vida permitiste todo y no fuiste capaz de protegerla lo hizo tu abuelo
Magby Klaret Garcia
Pero abuelo como pregunta éso, si es de suponer que no ya que prácticamente no sale de la mansión 😂🙄
Anonymous Carmen diaz
No sabes que jugaban en el parque fútbol Gara han compartido tiempo breve pero valioso
Anonymous Carmen diaz
Entonces que reprochas Leoncio se hubiera quedado la hierba enviado a la cárcel o matado a tu bebé hizo bien en irse y darse por muerta protegió a tu hijo
Anonymous Carmen diaz
Leoncio escucha uno ofendas te arrepentirás de lo que digas a Gara tu propio abuelo vio lo que pasaría y el fue quien selo dio y a tu hijo tu no podías defenderlos
Anonymous Carmen diaz
Leoncio está bien tienes razón en estar molesto pero cuña tuya también es
Noemi Olano
me encantó de principio a fin
Anonymous Carmen diaz
Gara paciencia escúchalo y haz que razone recuerda tiene cinco años
Anonymous Carmen diaz
Si no le dijiste tu nombre como lo sabe el pequeño no es raro Leoncio
Anonymous Carmen diaz
Gara ojalá los pudieras acompañar sería una gran sorpresa
Anonymous Carmen diaz
Pudiste acompañarlos o ir al ático que compro tu abuelo
Anonymous Carmen diaz
Gara tienes culpa debiste const diferente la historia aunque sin niño creíste no dañarlo no ello aunque parte es mentira
Anonymous Carmen diaz
Leoncio debes ir a ese ático que te menciono el abogado ye llevarás una sorpresa
Anonymous Carmen diaz
Gara parte tu culpa pero ahora habla con tu hijo le dolió lo que dijo Leoncio sin saber es su hijo
Anonymous Carmen diaz
Leonardo estas junto a tu padre háblale
Anonymous Carmen diaz
Leonardo no chantajees y digas mentiras a tu niñera
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