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Usurpando A Mi Gemela.

Usurpando A Mi Gemela.

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Malentendidos / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Casada con el millonario
Popularitas:165.1k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Frida Escobar

Tras años lejos de casa, Camila regresa solo para descubrir que su hermana gemela ha muerto en circunstancias misteriosas.
Sus padres, desesperados por no perder el dinero de la poderosa familia Montenegro, le suplican que ocupe el lugar de su hermana y se case con su prometido.

Camila acepta para descubrir que fue lo que le ocurrió a su hermana… sin imaginar que habrá una cláusula extra. Sebastián Montenegro, es el hombre con quien debe casarse, A quien solo le importa el poder.
Pronto, los secretos de las familias y las mentiras que rodean la supuesta muerte de su gemela la arrastrarán a un juego peligroso donde fingir podría costarle el corazón… o la vida.

NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Una llamada que sale encontra.

Me levanto molesta y le arrebato mi celular.

—¿Quién te dio permiso de agarrar mis cosas?

Muy molesta busco su celular, lo veo en la mesa de su lado y voy por él. Intento desbloquearlo pero tiene no sé cuánta seguridad.

—Desbloquéalo, que lo revisaré. —Le digo, y me enoja que se ría cruzándose de brazos.

—Imbécil. —Le digo, y lo aviento a la cama, pero este rebota y, por más que quiero agarrarlo, termina en el suelo.

Lo recojo limpiándolo y tengo a Sebastián arrebatándomelo.

—Ya te vengaste.

—¿Qué? Eso no cuenta. —Le digo caminando al baño. Cierro con seguro y miro mi celular, notando que está en la conversación con una de mis amigas de la escuela.

Me pregunta cómo estoy y cómo me está yendo con el viaje que hice. Siento alivio porque es como si me preguntara por este viaje. Por último dice “cuídate, Camila”.

Me aseo y salgo por ropa, regreso para cambiarme rápido.

Me pongo un pantalón de mezclilla y una blusa blanca entallada.

Salgo para amarrar mi cabello en una cola alta, medio me maquillo. Escucho un ruido y salgo viendo a un señor bajando el cartel; Sebastián le paga y lo veo entrar al baño.

Me siento respondiendo mensajes, cierro mis redes sociales.

Abro la última conversación con Carina y me acuerdo que cuando regrese pediré el celular de mi hermana, eso y el diario a cambio de lo que tanto quieren.

Dinero.

La empleada que no había visto en la cocina me dice que está listo el desayuno.

Me acerco para tomar jugo y fruta picada.

—Señor, hoy en la tarde llega el cerrajero. —Dice el señor con el cartel en la mano.

—Bien. —Se limita a decir Sebastián.

Él no come nada y salimos de la casa. Abordamos el carro, nos lleva de regreso al barco de ayer.

—Mejor me hubiera quedado, tengo cosas que hacer como para ver cómo otros trabajan, según. —Le digo, y él mira la hora en su reloj.

—Y bien, ¿quién es Camila?

—Es mi segundo nombre.

—No lo creo. —Me dice serio.

—No me interesa si me crees o no, no me conoces en lo más mínimo…

Me da un beso que no esperaba.

—Mira, imbécil…

No termino de hablar ya que me calla con otro.

El carro se detiene y no termino de procesarlo; él se baja y me hace señas de que baje.

Bajo y estoy por reclamarle cuando llega su amigo Gabriel.

—Es tarde, creímos que no llegarían y era comprensible.

—Sí, cómo no. —Le digo, y este saca un pañuelo.

—Tu esposa te dejó manchado de su labial. —Dice, y Sebastián continúa caminando. En el camino saca su pañuelo con el que se limpia.

Pasamos el muelle y me ayuda a subir.

La mujer de ayer está con un sombrero enorme y su hermano Ian está a su lado.

Sebastián me ofrece una silla para que me siente, y así lo hago. Gabriel toma asiento enfrente y Sebastián a mi lado.

Empiezan a hablar de negocios y ella no deja de ver a Sebastián ni de sonreírle. Cuando miran los papeles, ella se acerca demasiado a él.

Saco mi celular y alrededor de dos horas después Marisol ordena que traigan la comida.

Traen pura comida de mar.

Odio la comida de mar.

—Carina, come. —Me dice Gabriel.

—Vamos, niña, come. ¿O te encargo una ensalada o estás a dieta? Las jóvenes de ahora se matan de hambre. —Dice Marisol.

—Gracias, señora, pero mi genética es así: como de todo y parece que hago dieta.

—No soy señora. —Me dice seria.

—Tampoco yo soy una niña.

—Carina, podemos pedir otra cosa. —Interrumpe Gabriel.

—No, gracias. —Le digo, y les amargué la comida, ya que nadie come ya. Ella ordena que levanten todo.

Siguen con su trabajo y yo me levanto de la silla. Me sujetan de la mano, y es Sebastián.

—¿A dónde vas?

—¿Estoy secuestrada o algo parecido?

Le digo, y me advierte con la mirada.

—Casi me quedo pegada a la silla, iré a tomar aire.

Él me suelta y camino subiendo al tercer piso del crucero. Hay camastros y me acuesto en uno. Cierro los ojos, pero una sombra me cubre.

—Hola. —Me saluda Ian.

—Hola. —Le respondo.

—Sebastián y mi hermana tienen otros asuntos que tratar. —Dice viendo a Gabriel que llega, igual viéndonos.

Cierro los ojos y no sé por cuánto tiempo me quedo dormida.

—Carina, vamos. —Me dicen, y veo a Gabriel inclinado frente a mí.

Me levanto y por la baranda veo hacia abajo a Marisol junto a Sebastián en el muelle. Ella se despide de él con un beso en la mejilla.

Ian levanta su mano diciéndome adiós.

—Son amigos de años, estudiaron juntos. —Me dice Gabriel a un costado.

—No recuerdo haberte preguntado.

—Tú no, pero tu rostro sí.

Me dice, y lo hago a un lado para llegar a la puerta. Bajo las escaleras para el segundo piso y después llego al primero.

En la entrada me topo con Sebastián.

—Ya iba por ti.

—¿Sí ves esto? —Le pregunto señalando mis piernas.— Son mis piernas, y como ves estoy perfectamente.

—¿Qué ocurre?

—Quiero descansar.

—Nos vemos en la noche.

Dice Gabriel pasando a nuestro lado.

Salgo detrás de él y como ayer no está el carro. Gabriel sonríe cuando aborda el suyo y pasa frente a mí diciéndonos adiós.

Suspiro cuando veo la moto de ayer.

Sebastián se acerca a mí, y esta vez él me pone el casco.

Se coloca el suyo y me ayuda a subir, me vuelvo a sujetar de su cintura.

Se detiene en la casa donde se estaciona y cuando bajo me quito el casco viendo otra vez el cartel.

Sebastián solo se quita su casco y entra a la casa; suspiro entrando y otra vez hay un camino de pétalos rojos y velas. Entro al cuarto y la sábana de la cama es color rojo y los pétalos son blancos.

En la mesa de mi lado hay una botella de champagne con hielo, eso quiere decir que fue apenas.

En la mesa del lado de Sebastián hay una caja de chocolate; él la agarra y la vuelve a dejar en su lugar.

Le entrego el casco y me siento en la cama.

—¿Puedes darme el número de tu abuelo?

Le digo y él me da su celular con el número de su abuelo.

Copio el número y lo miro de reojo, este es mi momento. Si a él le gusta revisar mi celular yo haré lo mismo, así a la otra lo piensa.

Rápido me meto a sus mensajes y no tiene tantas conversaciones como creí.

La mayoría son con otra empresa y solo es sobre trabajo y papeleo.

Dalila diario le manda mensajes y hay unos que él no los ha abierto. Tiene uno que otro de sus padres y de Gabriel.

Me quita el celular de la mano.

Marco al número de su abuelo en mi celular y la llamada se conecta.

—¿Bueno? —Pregunto.

—Hola, nieta, ¿ya hay buenas noticias?

—No, de hecho le llamo para decirle que me regresaré hoy mismo.

—¿Por qué? ¿Sebastián se ha portado mal contigo? Dímelo.

—Un poco. —Le digo con la voz apagada, y Sebastián voltea a verme sin saber de qué hablamos.

—Tus padres vinieron a hablar conmigo hoy. Te daré la oportunidad de que tú elijas la cantidad que se les dará, solo te pido a cambio que te quedes.

Suspiro, y es que es muy buena la negociación.

—Bien.

—Déjame hablar con Sebastián.

—Márcale a su celular, porque hoy lo descubrí revisando el mío.

—Muy bien, cuídense… o más bien no se cuiden, depende lo que hagan.

Dice y termino la llamada porque sé a qué se refería.

Sebastián me ve con los brazos cruzados sobre su pecho, y su celular suena. Lo responde y solo contesta con un “ajá”.

Termina la llamada y deja su celular en la cama.

—¿Así que no te prestó atención lo suficiente? —Me dice, y abro los ojos con lo que dice.

—Yo no dije eso.

—Bien, hoy saldremos solo tú y yo.

—Quiero descansar.

—La que llamó para quejarse fuiste tú. Mi abuelo dice que tenemos un trato.

Suspiro ya que siento que estoy en arena movediza: cada que intento salir solo me hundo más.

1
Yenifer Luna
jajaja me encanto
Yenifer Luna
jajaja
Gloria Dominguez
jajaja ni modo ya afrontarás las consecuencias mientras disfruta
Gloria Dominguez
zas Carina 2 Dalila 0 🤭
Gloria Dominguez
😂😂😂 tiene razón 😂😂😂
Mariposa monarca🧡🧡
noooo la polixia.....no esta completa😭😭😭
Carmen Palencia
está súper emocionante por favor más capitulos que deseo seguir leyendo más de esta hermosa novela
Gloria Farfan Vallejos
más capitulos por favor 🥰🥰🥰🥰🥰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰🫰❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂🫂
GALATEA CORAZÓN ❤️🇨🇴🇨🇴❤️
Eso era obvio, ahora hay cámaras por todo lado. 🧐🤔🇨🇴🇨🇴
Bibiana Orozco Arias
Súper buena
Bibiana Orozco Arias
Súper buena
Ara
Están que babean el uno por el otro
Mariposa monarca🧡🧡
el q la ultrajo fue el padrastro por q sabia lo de leo
Mariposa monarca🧡🧡
no fue leo
Jessica Gonzalez
mi querida Frida está muy buena tu novela pero podrías no dar tantas vueltas y empezar a desenredar un poco el drama dejo de leer y me doy cuenta que no avanza nada la novela ,eso no quiere decir que no estoy intrigada ,de como Carina sabrá que su hermana está viva
Erika Patricia Robles Colpa
yercole bueno tú eres full inteligente algo se te ocurrirá jajajaja.
Nacho Cardozo
será que estaba transmitiendo en vivo🤔eso sería interesante 🤔
Nacho Cardozo
no solo es su cel es su vida primero muerta qué incomunicada ahí traía su app de novelas interesantes 🤔🤣
Odiza Pimentel
asta muy bonita
Nacho Cardozo
Este capitulo no lo gusto siento que no avanza la trama excepto porque Sebastian se puso de su parte cuando ahora si es culpable espero un buen desarrollo de la historia y avanzen los protagonistas la seguiré leyendo ahasta el final
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