Alejandra quien a sus 5 años fue alejada de su padre por el echo de ser la hija de una empleada y nacida fuera del matrimonio. La quiso proteger de la humillación y del maltrato, la llevó a vivir a Colombia con su familia materna. La cuido y velo por ella desde la distancia sabiendo que era la hija de su gran amor. Después de 20 años creció como una hermosa mujer, educada y valiente. Una hermosa joya... quien será la presa de un delicioso hombre que la absorberá y amará hasta que sus vidas se apaguen.
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Apoyo absoluto.
Alejandra se separó un poco de su abrazo, sin querer perder la cercanía, pero necesitando decir lo que llevaba atorado en el pecho.
— No estoy huyendo de ti… — Dijo con firmeza. — Nunca lo he hecho. — Noah [Callahan] la miró en silencio. Sus ojos no tenían la dureza con la que todos lo describían. La escuchaba. —Mi tía tuvo una emergencia, y luego apareció él… mi padre. El tipo que no he visto desde que era una niña. —Su voz se quebró apenas. — Pero... ¿Por qué sabes tanto sobre él? ¿Qué tienes que ver con ese hombre? — Noah soltó un suspiro leve. Se apartó apenas un paso, como buscando espacio para hablar con claridad. Levantó la mirada, y esta vez habló con un tono diferente. Más honesto. Más real.
— Mi nombre completo… es Graham Callahan. — Ella lo miró fijamente. El gesto cambió apenas.
— Callahan… — Repitió, como si estuviera conectando piezas. — ¿El Callahan que todos murmuran en los círculos financieros? — Él asintió una vez.
— Tu padre me buscó hace meses. Sabía que yo tenía la influencia, los recursos… y la necesidad de una alianza estratégica. Me habló de ti. De lo valiosa que eras para su visión de futuro. — Pausa. — Me propuso un acuerdo. — Alejandra frunció el ceño.
— ¿Un acuerdo?
— Una posible sociedad… con matrimonio incluido. Pero no hay nada firmado. No aún. —Sus ojos se fijaron en los de ella. — Lo que no te dijo, es que no me interesaba una sociedad. Me interesaste tú. Desde el primer momento. Sin siquiera conocerte. Es por eso que antes fui a Colombia. — Ella se quedó en silencio. Confundida. Dolida. Traicionada por su padre… y sorprendida por él.
— ¿Así que esto fue planeado?
— Él lo planeó. Yo tomé mis decisiones después de conocerte. — Bajó la voz, más íntimo. — Alejandra… lo que haya empezado con un interés, se transformó en otra cosa cuando te conocí. Por eso te intercepté. Porque conozco cómo juega tu padre. Y no quiero que él sea quien te diga lo que pasa. No quiero que tú firmes nada sin saber toda la verdad. — Alejandra lo observó con los labios entreabiertos. Respiraba agitada, no por enojo, sino por la mezcla de emociones que la sacudían por dentro.
— ¿Y piensas que después de todo esto... voy a confiar en ti?
— No lo espero. Pero sí voy a pelear para que tengas razones para hacerlo. — Ella lo sostuvo con la mirada. Tensa. Cansada. Pero ahí, frente a él, sin dar un paso atrás.
— No me uses. No lo toleraría.
— Jamás lo haría. No después de haberte tenido cerca. No después de haberte sentido tan real. — Callahan se acerca y acaricia su rostro. Ambos se quedad disfrutando de estar juntos por un momento. Es como si un toque de Callahan la haga olvidar el enojo y ella se sienta segura.
Silencio.
Hasta que un hombre entra apresurado a la sala privada, interrumpiendo el momento.
— Señor Callahan, los hombres de Smith están recibiendo llamadas constantes. Y Smith quiere saber por qué no ha recibido reporte desde el aterrizaje. Están empezando a sospechar. — Callahan no parpadeó. Miró a Alejandra y dijo, firme:
— Tenemos poco tiempo. Pero antes de que el viejo empiece a hacer llamadas y a presionarte, quiero que tú escuches todo. Por mí.
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En otra habitación...
Camila caminaba de un lado a otro, sin poder ocultar su ansiedad. Los autos negros se habían estacionado como si fuesen una muralla. Los hombres de seguridad de Callahan permanecían en silencio, firmes, sin permitirle avanzar.
—¡Necesito saber qué está pasando! — Gritó, con el corazón en la garganta. — ¡Ella es mi amiga, no pueden simplemente llevársela así! — Uno de los guardias la miró, tranquilo, con tono imperturbable.
— Señorita, la señorita Alejandra está bien. Está hablando con alguien que debe verla. Nada más.
— ¿Nada más? ¿Y ustedes qué son? ¿La mafia? ¿Agentes federales? ¿Quién demonios es ese tipo? — El guardia no respondió. Otro hombre, con auricular en el oído, revisó su reloj con discreción.
—Ya están empezando a presionar del otro lado. — Murmuró al que estaba más cerca de la entrada principal. Si Smith no recibe comunicación en los próximos minutos, mandará a intervenir.
Camila se giró al escuchar el apellido y se acercó rápidamente.
—¿Smith? ¿Estás hablando de Smith? ¿Qué tiene que ver ese viejo en todo esto? — El guardia se tensó apenas. Camila comprendió de inmediato.
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El ambiente en el salón seguía denso, pero la presencia de Graham, su cercanía, amortiguaba el caos. Alejandra se había sentado frente a él, aún con el temblor en las manos, mientras él se apoyaba de pie contra la pared, mirándola como si tuviera miedo de perderla en cualquier momento.
— Tu padre... — Empezó él, su voz grave, sin adornos. — Te busca desesperadamente porque sabe que si no firma ese contrato contigo, pierde todo. — Ella lo miró confundida.
— ¿Contrato? — Él asintió con lentitud, se apartó de la pared y caminó hasta quedar frente a ella.
— No es solo un matrimonio. Es una jugada de poder. Una fusión entre familias. Un trato que involucra acciones, bienes, propiedades, secretos que no pueden salir a la luz... y tú, Alejandra, eres la ficha más valiosa que tiene Smith. Tu firma, tu nombre, tu existencia... es lo que sostiene su imperio. Si te niegas tu padre quedará en la ruina y su empresa, así como todo lo que tenga ligada a ella será absorbido por el mejor postor. Quien en últimas estará comprando su patrimonio por casi nada.
— ¿Y tú? — Preguntó ella, respirando hondo. — ¿Qué tienes que ver con todo esto? — Él se agachó frente a ella, tomándole una mano con suavidad.
— Mi nombre real es Graham Callahan, ya lo dije antes. No solo soy un inversionista, ni el hombre con el que saliste unas cuantas veces. Vengo de una familia poderosa desde hace generaciones. Crecí sabiendo mas de lo que debia y con un futuro asegurado. Alejandra... Supe de ti por sugerencia de un amigo, alguien que es como mi padre; luego de que mi padre se aburriera de estar solo y decidiera que amenazarme con que debia casarme era una buena idea. Pero nunca imaginé que llegarías a ser tan importante para mí. — Alejandra se quedó en silencio. Sus ojos lo escudriñaban buscando una mentira, un doblez, una trampa... pero no había nada. Solo él. — Estoy enamorado de ti. — Dijo él, por fin, sin filtros, sin pausas. — Y lo peor es que no importa si lo digo ahora o después... porque en cualquier escenario, en cualquier circunstancia, el final es el mismo: tú vas a ser mi esposa hasta que nuestras vidas se apaguen. — Ella abrió los labios para responder, pero no salió palabra alguna. En cambio, una sonrisa se le escapó. Una mezcla entre ironía, sorpresa y ternura. Él no la había presionado, no la había manipulado... simplemente lo soltó, como si fuera una certeza irrefutable. Y antes de pensarlo mucho, se inclinó hacia él y lo besó. Un beso lento, suave, de esos que no necesitan pasión desenfrenada para ser honestos. Fue más bien una tregua entre los dos. Una respuesta sin palabras. Cuando se separaron, ella no dijo nada. Solo lo miró con esos ojos que a él ya lo tenían jodido. — Debes ver a tu padre. — Dijo él en voz baja, acariciándole el rostro con los nudillos. — No porque él lo merezca, sino porque tú necesitas respuestas. Necesitas cerrar esa herida. Decidas lo que decidas después de eso… vas a contar con mi apoyo absoluto. — Ella bajó la mirada. Asintió despacio. Y por primera vez, se sintió dueña de su propia historia...
los capítulos son muy cortos y solo uno por día 😭😭