Elizabeth es una mujer de veinte años con condiciones de vida precarias, luchando por sugir en una sociedad empeñada a darle la cara difícil de la moneda, trabaja y estudia en la universidad, tiene ua familia numerosa, su madre y sus hermanos, su padre los abandono cuando eran pequeños, por ende su madre siempre fue su apoyo.
Las cosas comienzan a ponerse mas difíciles para Elizabeth cuando una tarde normal de su dia a dia es secuestrada por unos traficantes, luego es llevada a una gran subasta realizada solo para los grandes magnates de la alta sociedad, con ella siendo la pieza principal de dicho evento. Su comprador resulta ser un hombre alto, de cuerpo fornido, quien promete liberarla luego de que esta le pague el costo de su compra con intereses incluidos, mientras el será su dueño.
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CAPITULO 24
La apertura del nuevo club nocturno fue todo un éxito, exaltaba extravagancia y excentricidad, algo que era un requisito para llamar la atención por encima de los demás, acudieron un sin número de personas influyentes al sitio, tal y como se esperaba durante su planeación, algo que aumento el prestigio y poder de Frederick en la ciudad, representando la victoria ante sus enemigos que antes poseían esa parte de la ciudad, pero con astucia, estrategias y mucha fuerza bruta logro ganar ese territorio y ese nuevo establecimiento era la prueba de ello. Como encargada del lugar estaría Rebecca, seria quien le informaría de todo el progreso del lugar y pondría el orden allí, él sabía que ella estaba capacitada para hacerlo.
- ¿Dónde está la nueva adquisición de Frederick? – dice Dedrick Lange, su padre Johannes Lange, era conocido por traficar estupefacientes, además de controlar parte de la policía, llenos de trucos y artimañas. Algo que su hijo estaba aprendiendo muy bien para poder heredar el negocio familiar, aunque también era muy conocido que le gustaba comprar esclavos, en especial masculinos – dicen que es muy hermosa, lastimosamente no he podido apreciarla ni una sola vez.
- Ella no vino esta noche, Frederick la guarda muy bien bajo llave como el tesoro mejor guardado – dice Rebecca llevando la conversación – ni siquiera a mí me permite tener trato alguno con la chica, algo que es una lástima porque es tan hermosa que fácilmente podría hacer crecer las ventas de cualquier negocio – dice en tono triste – yo podría convencerla de ayudar aquí, tan solo si Frederick se lo permitiera.
- Y es por ese motivo – dice Frederick atrás de la mujer – por el cual no te dejo acercarte a ella - Dedrick Lange se sorprende al verlo.
- Oh, Frederick, no puedes mantenerla oculta – dice Lange – eso es un crimen contra las personas que nos gustaría saber que tiene de especial esa mujer como para que pagaras tan alta suma de dinero por ella y que además el único hombre en todo este círculo que no asistía a las subastas, se decidió asistir exclusivamente por esa compra – sonríe – no nos culpes por querer tratar con ella. – primero muerto que dejarlo tratar con Elizabeth
- Bueno, pero igual todas las chicas que tenemos disponibles el día de hoy son unos primores – dice Rebecca cambiando el tema, Frederick parecía molesto – todas son de la mejor calidad, preparadas para cualquier tipo de situación, incluso juegos con fuerza – ella sabía que el hombre era un sádico al que le atraían los juegos de masoquismo.
- Oh, excelente – dice emocionado – por ahora te dejare Frederick, iré a probar la mercancía – ríe y se marcha guiado por Rebecca.
Luego de unas horas en el club haciendo acto de presencia, saludando a los invitados y beber varias copas, decidió que ya era hora de retirarse y dejarle el resto a Rebecca, pidió al valet parking su auto, subió en él y se marchó, condujo directo hacia el departamento, ya pasaba de la media noche, quizás Elizabeth se encontraba dormida, así que no podría hablar con ella antes de ir a dormir. Llego al lugar y subió por el ascensor, abrió la puerta y se encontró con dos maletas a un lado de la puerta y la mujer despierta, sentada en el sofá platicando con una compañía.
- ¿Qué haces aquí? – le dice Frederick acercándose
- Vaya, al parecer no tienes modales algunos Frederick – Dice Natalia, la hermana menor de Frederick, la mujer se encontraba sentada al lado de Elizabeth
- Tengo modales, pero no creo que sea para saludar el motivo por el cual te encuentras aquí a esta hora – se desamarra la corbata y desbotona la camisa en su cuello- Así que dime lo que has venido a buscar sin tantos rodeos.
- Me tienes en muy mala estima Hermano – la mujer no parecía sorprendida en lo más mínimo por la actitud del hombre – aunque es verdad, he venido porque no has querido responder a las llamadas de Math y tampoco las mías, tus hombres parecen tan asustados de ti que con solo preguntarles el mas mínimo detalle de tu vida tiemblan como gelatina a la hora de responder, así que por eso decidí venir de forma personal – lo mira
- Pues ya viste que me encuentro en perfecto estado – se sienta en el sofá frente a las mujeres – aun no me he muerto si es lo que les preocupaba – suspira, estuvo tan ocupado esos días que había olvidado completamente responder a los mensajes de sus hermanos, además, no quería hablar con Math, solía meterse donde no pedían su opinión.
- No solo eso, aunque me alegro que te encuentres en perfecto estado – se acomoda cruzando la pierna – debes venir conmigo, necesitamos que vuelvas a casa.
- No lo hare –le dice al instante
- ¿Por qué? – le dice sorprendida, era extraño que su hermano le diera una negativa a ella.
- Estoy cansado, apenas acabo de terminar un proyecto y necesito mantenerme aquí para velar porque salga adelante – le comienza a explicar – además de que mi agenda esta apretada en este instante, así que no iré. – se levanta – y, por último, no dejare a Elizabeth aquí sola.
- Puede venir contigo – dice Natalia sin alzar ni un poco su voz, era una mujer muy bien educada, su forma de sentarse, hablar e incluso sus gestos mostraban una gran preparación y estudio social.
- No es tan fácil, ella está cursando sus exámenes en la universidad – en realidad solo era una excusa, para él era tan fácil como hablar con los directivos para que la mujer pase – así que me temo que no podremos ir.
- El tío Nathaniel ha muerto – su voz fue tranquila
- Estaba muy viejo, así que era algo que se esperaba – dice
- Se leerá su testamento y una de la clausulas es que todos estemos presentes para ello.
- No es mi problema, resuélvanlo ustedes – se da la vuelta, pretendía ir a descansar.
- Espera Frederick – le dice Elizabeth deteniéndolo – creo que deberías ir, parece importante y yo puedo quedarme sola durante algún tiempo, además los guardias me protegerán.
- Tiene razón- dice Natalia – aunque ya lo dije, ella puede venir también, si así lo deseas
- No, creo que yo solo estorbaría en un evento tan privado – dice Elizabeth – es mejor que Frederick vaya solo.
- El único motivo por el que iría es si tú vas, así que no pienses en salirte de esto – le dice Frederick señalándola.
- Muy bien – dice Natalia sonriendo – entonces ya está hecho, Elizabeth vendrá con nosotros.
Fue así como Elizabeth sin haberlo propuesto o decidido, fue arrastrada ente los caprichos de dos hermanos orgullosos, a quienes no les importaba la opinión de los demás, sino solo lo que a ellos les interesa. Allí conoció a los tres hermanos de Frederick: Math, Mikhail y Natalia a quien ya conocía, Los cuatro hermanos juntos desprendía un aura de poder, superioridad y al mismo tiempo una especie de rivalidad entre ellos. Así fue como conoció a los Ruttherford.
