Jéssica Coutinho es una mujer amorosa y de gran corazón que fue abandonada por su madre cuando era niña. Creció siendo criada por su tía y es madre soltera de la pequeña Ana Vitória. Traicionada por su propia familia, decide irse de Brasil.
Gabriel Johnson es un CEO en la industria hotelera, un hombre serio y de pocas palabras que vive de apariencias.
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Capítulo 24
Jéssica Coutinho
Me desperté temprano como todos los días, hice mi oración e higiene y fui en dirección a la cocina encontrándome con las chicas.
Jéssica: Buenos días chicas, llegaron temprano hoy.
Abby: Buenos días, sí, vamos a tener unos días libres así que hoy vinimos a adelantar algunas cosas.
Asentí y fui a preparar el desayuno rápidamente. Cuando terminé, arreglé la mesa y fui a preparar a Ana para la escuela.
Jéssica: Buenos días mi florecita.
Ana: Buenos días mamá, ¿voy con tío?
Jéssica: Hoy no mi amor, vas a la escuela.
Hizo un puchero y enseguida salimos de la habitación. La senté mientras tomaba su café y fui a la habitación de Gabriel, que estaba tardando mucho.
Jéssica: Amor, estoy entrando.
Dije después de unos leves golpes en la puerta.
Gabriel: Puedes entrar amor, estoy en el vestidor.
Caminé hasta allí y él se estaba poniendo la corbata.
Jéssica: Uau, qué guapo, voy a enamorarme así.
Gabriel: Pensé que ya estabas enamorada de mí.
Caminó hacia mí y me dio ese beso que solo él sabe dar y me miró a los ojos, esos ojos negros como si pudieran leer mi alma.
Jéssica: No me mires así.
Gabriel: ¿Así cómo?
Jéssica: De esa manera, como si tuviera cosas escondidas que aún no te he contado.
Se rio a carcajadas mientras me abrazaba.
Jéssica: Estás guapísimo con ese traje y me acabo de dar cuenta de que me encantan los hombres de traje.
Gabriel: Mientras yo sea el único, está bien, lo usaré todos los días ahora.
Sonreí ampliamente.
Antes Gabriel iba a trabajar solo con camisa y pantalón de vestir, muy discreto.
Jéssica: ¿Dormiste bien?
Gabriel: No, te extrañé, fue difícil.
Jéssica: Me alegra saberlo.
Gabriel: Creo que eso va a cambiar pronto. Mañana iremos a casa de mi madre, ¿de acuerdo?
Jéssica: Sí, confieso que estoy ansiosa.
Conversamos mientras bajábamos las escaleras y pronto llegamos al comedor.
Gabriel: Buenos días uvita.
Ana: Buenos días tío, mamá no me dejó ir hoy.
Gabriel: Porque tienes que ir a la escuela, después el tío te lleva, ¿de acuerdo? Mañana vamos a pasear.
Ella asintió y volvió a tomar su café.
Gabriel: No vas a desayunar, nunca te he visto comer, ¿sabes?
Jéssica: Sí como, y mucho.
Gabriel: Abby y Alda, vengan aquí por favor.
Las chicas aparecieron pronto en el comedor.
Gabriel: Desde que llegó Jess, ¿la han visto comer? Porque yo nunca la he visto.
Abby: Bueno, ahora que lo pienso, jefe, nunca la he visto, bueno, solo unas tres veces.
Alda: Yo tampoco voy a mentir, solo la he visto unas pocas veces.
Gabriel: Ya ves, pues siéntate ahí y come, Jéssica.
Jéssica: Voy a llamar a Giulia.
Gabriel: Jéssica, siéntate ahí ahora y come.
Lo miré, él giró la cara y volvió a comer, y yo me quedé incrédula.
No puedo creer que haya dicho eso, hijo de puta, con el debido respeto, futura suegra.
...
Me dirigí a la habitación, cogí la mochila y la merienda de Ana.
Jéssica: Vamos Ana.
Salimos de la mansión hacia el garaje, pero no sin antes que ella se despidiera de todos.
Observo a mi hija y me imagino lo parlanchina que será cuando vuelva a hablar.
Caminé hacia mi coche, guardé su mochila y la esperé pacientemente. Pronto escuché pasos detrás de mí y supe que era Gabriel.
Gabriel: ¿De verdad te vas a ir sin hablar conmigo?
No respondí, seguí a lo mío.
Gabriel: Jéssica, te estoy hablando, sabes que odio que me ignoren.
Jéssica: Y yo odio que sean groseros conmigo.
Gabriel: Lo siento, pero es que realmente no comías, tuve que ser duro contigo.
Puse los ojos en blanco y pronto Ana apareció corriendo.
Jéssica: Ana, no corras, te vas a caer.
Empezó a caminar despacio y cuando llegó cerca pidió que la cogiera Gabriel, que la cogió en ese mismo momento.
Jéssica: No puedes hacer todo lo que Ana quiere, va a crecer malcriada.
Ana: Me caí con el tío Gabriel.
Gabriel: Ana....
Jéssica: ¿En serio? ¿Cuándo?
Ella se quedó mirándolo esperando que él explicara, miré a los dos esperando una buena explicación.
Gabriel: En la empresa, pero no fue porque yo quisiera, ella vio a Tulio y corrió hacia él, pero en mi defensa le dije: Ana no corras.
Dijo mirando sus pies.
Jéssica: ¿Por qué siento que hay algo más?
Gabriel: También me olvidé de ella en el ascensor.
Jéssica: Dios mío, ¿en serio?
Me quería reír, pero me puse seria, su cara de desesperación contándolo era lo mejor.
Gabriel: Amor, no fue porque quise, me emocioné hablando con Tulio, pero cuando la encontré, estaba en la cantina comiéndose un pastel de chocolate toda manchada y tomando zumo.
Jéssica: No sé si debo confiaros a mi hija.
Gabriel: Amor, solo para dejar claro que también es mi hija.
Dicho esto, simplemente se dirigió a su coche, abrochó a Ana en la sillita y me llamó.
Caminé hacia el coche todavía sorprendida por sus palabras.
Jéssica: ¿Cómo así?
Gabriel: A partir del momento en que empezamos a tener algo, tus cosas son mías y viceversa, y no sirve de nada negarlo, Ana es mi hija y punto.
Solo asentí, estaba demasiado aturdida para decir algo.
Tras unos minutos en el coche caí en la cuenta.
Jéssica: ¿No vas a trabajar?
Gabriel: Sí, pero vamos a dejarla en la escuela y luego te llevo.
Estuve de acuerdo y seguimos conversando.
Minutos después nos detuvimos frente a la escuela, saqué a Ana de la sillita mientras Gabriel cogía su mochila.
La puse en el suelo y caminamos hasta la puerta de la escuela. Un amiguito vino corriendo hacia Ana llamándola con un ramo de flores en las manos.
Gabriel: Creo que me encuentro mal amor, eso es lo que estoy viendo, le está dando flores a mi bebé, Dios mío.
Lo miré, tenía la cara roja intentando aflojarse la corbata, el niño tenía una sonrisa pícara en la cara y Ana se cubría la boca con las mejillas rojas.
Hombre: Hijo, ten cuidado -levantó la vista y miró a Gabriel- mira quién es, el famoso Gabriel Johnson.
Gabriel: Deja de bromas, tu hijo le está dando un ramo de flores a mi hija, Rael.
Rael: No sabía que habías tenido una hija ni que te habías casado, pero me alegro por ti, viejo amigo.
Gabi se quedó refunfuñando, pero pronto me presentó a Rael, se conocieron en la universidad, es abogado.
Rael: Un placer conocerte, Jéssica, hoy se levantó pidiendo comprar flores para su compañera de la escuela y ya sabes cómo son los niños, cuando se les mete algo en la cabeza... Ya ni Kalel.
Kalel: Sí papá.
Jéssica: Lo entiendo perfectamente.
Ana: Me encantaron mamá.
Dijo con una amplia sonrisa.
Jéssica: Dijo que le encantaron Kalel, gracias.
Rael: Bueno, me voy, nos vemos pronto en la boda de Gabriel.
Gabriel: Vete a....
Jéssica: Cuida tu boca Gabriel.
Puso los ojos en blanco.
Gabriel: Tú eres mi bebé, ¿vale? Estas flores no son nada.
Kalel: Sí que lo son, tío, las compré con cariño para Ana.
Gabriel: Ay Dios mío.
Jéssica: Adiós niños, que tengáis una buena clase.
Los dos entraron de la mano y yo llevé a Gabriel al coche, que tenía en la mano la corbata y los tres primeros botones de la camisa abiertos, no pude aguantarme y me eché a reír.
Cogí las llaves del coche y volví a la mansión. Cuando pasamos por la enorme puerta, salió dando un portazo y yo casi me desmayo de la risa.
Abby: ¿Se puede saber qué ha pasado para que el jefe esté echando chispas de esa manera?
Preguntó mientras todos me miraban esperando una explicación.
Jéssica: Un amiguito de Ana le ha llevado un ramo de flores.
Alda: Ya me lo imaginaba.
Cléber: Imagina cuando crezca, a lo mejor se presenta con un contrato para que solo pueda casarse después de los cuarenta.
Jéssica: ¿Tú crees?
Todos: Sin duda.
Entré negando con la cabeza y cuando llegué al salón allí estaba él mirando al vacío mientras Giulia lo miraba conteniendo una sonrisa.
Decidí dejarlo tranquilo y fui a la cocina, donde encontré a Abby concentrada en el móvil.
Jéssica: ¿Qué pasa, por qué estás tan concentrada?
Abby: Venid a ver esto, el ex de Gi está diciendo que terminaron por su culpa, que es una sinvergüenza y que su cuenta ya ha perdido más de 200.000 seguidores.
Jéssica: Le voy a dar en la cara ahora mismo, ¿hay alguna forma de ver dónde está ahora?
Abby salió del directo y entró en su perfil normal y vi que estaba en la empresa de su padre, me dio el nombre y lo busqué en Google, lo anoté en un papel y fui a la habitación a ponerme ropa más adecuada.
Me puse un vestido midi negro, unos tacones finos, me arreglé el pelo y me puse unas gafas de sol para completar el look. Volví al salón, donde la gente estaba charlando.
Abby: Guau, qué guapa.
Jéssica: Gracias cariño, vamos allá conmigo.
Gabriel: Donde quieras, mi diosa, estás preciosa, maravillosa, exuberante, elegante....
Giulia: Ya lo hemos pillado.
Miré a Abby antes de salir, ella se iba a encargar de destruir a la imagen de Giulia hasta que yo llegara.
Salimos hacia el garaje y subimos a su coche.
Gabriel: ¿Adónde vamos? Estás guapísima, mi amor, vamos a quedarnos en casa, en nuestra habitación.
Jéssica: No, ni lo sueñes jajaja.
Lo vi respirar hondo y ya sabía que algo le molestaba.
Jéssica: ¿Qué pasa?
Gabriel: Giulia me ha contado lo del mierda de novio que tenía, te juro que si lo veo le voy a partir la cara.
Jéssica: No, no lo harás, vamos a ir a su empresa ahora mismo, ha hecho un vídeo difamándola en Internet y eso le ha hecho perder muchos seguidores, ya había hablado con ella sobre esto, amor, tiene que entender que si no toma medidas van a seguir en círculo y sé lo que una traición puede causarle a una persona, así que este es el momento de apoyarla.
Gabriel: De acuerdo, cariño, pero te juro que me moría de ganas de darle un puñetazo cuando me lo contó, nadie va a romperte el corazón, ni a Gi y mucho menos a Ana.
Jéssica: No todo está bajo nuestro control, mi amor, siempre habrá decepciones en nuestro camino.
Pronto nos detuvimos frente a la empresa de Jeferson y caminamos hasta la recepción.
Jéssica: Tranquilo, mi amor.
Asintió.
Jéssica: Hola, buenos días, ¿podría hablar con Jeferson?
Recepcionista: Buenos días, ¿tienen cita previa?
Gabriel: No la tenemos, pero diga que Gabriel Jhonson está aquí en la recepción.
Recepcionista: Un momento.
Llamó a su secretaria, que enseguida negó que estuviera en la empresa.
Jéssica: Sabemos que está aquí, lo esperaremos allí sentados.
Nos sentamos en un enorme sofá de cuero que había en la recepción y nos pusimos a hablar de todo.
Gabriel: Gracias por haber llegado a mi vida, desde que llegasteis tú y Ana no me encuentro en el fondo del pozo, ahora tengo ganas de vivir, de luchar por nosotros, te quiero Jess.
Y allí estaba yo, en medio de la recepción de una empresa a la que había ido a buscar bronca, llorando por las románticas palabras de mi ligue/novio.
Jéssica: Yo soy la que te agradezco que nos hayas aceptado, ni siquiera te gustaban los niños y acabaste aceptando a Ana, te quiero Biel.
Nos dimos un beso rápido...
Las horas fueron pasando y el tal Jeferson no aparecía, miré a mi lado y Gabriel estaba entretenido hablando con alguien.
Jéssica: ¿Se puede saber con quién hablas tanto, Gabriel?
Gabriel: Con nadie, mi amor.