NovelToon NovelToon
La Campesina Y El CEO

La Campesina Y El CEO

Status: Terminada
Genre:Equilibrio De Poder / Traiciones y engaños / Amor Campestre / Completas
Popularitas:87.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria L C

Cuando el exitoso y temido CEO Martín Casasola es abandonado en el altar, decide alejarse del bullicio de la ciudad y refugiarse en la antigua hacienda que su abuela le dejó como herencia. Al llegar, se encuentra con una propiedad venida a menos, consumida por el abandono y la falta de cuidados. Sin embargo, no está completamente sola. Dalia Gutiérrez, una joven campesina de carácter firme y corazón leal, ha estado luchando por mantener viva la esencia del lugar, en honor a quien fue su madrina y figura materna.

El primer encuentro entre Martín y Dalia desata una tormenta: él exige autoridad y control; ella, que ha entregado su vida a la tierra, no está dispuesta a ceder fácilmente. Así comienza una guerra silenciosa, pero feroz, donde las diferencias de clase, orgullo y heridas del pasado se entrelazan en un juego de poder, pasión y redención.

NovelToon tiene autorización de Maria L C para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 10

Martín caminaba de un lado a otro en el corredor de la hacienda, con el celular pegado al oído y el ceño fruncido. El sol del mediodía caía a plomo sobre los naranjos, y el canto de los gallos se mezclaba con el rumor lejano del río. Tenía una sensación de desasosiego en el pecho, una mezcla de rabia, preocupación y algo más difícil de nombrar.

—Papá, no fue un accidente —dijo con firmeza—. La vaca estaba bien, el becerro también. Los cuidamos como a la niña de mis ojos. Alguien les hizo daño.

Del otro lado de la línea, la voz de Augusto sonó pausada, pero grave.

—¿Estás seguro de eso, Martín? Ya sabes cómo son los animales, a veces uno no se da cuenta de lo que les pasa hasta que ya es tarde…

—No, no fue algo natural —interrumpió Martín, con los ojos clavados en el horizonte—. El veterinario dijo que fue golpeada antes de caer al barranco. Alguien lo hizo, estoy seguro. Y tú sabes que eso no es casualidad.

Augusto guardó silencio unos segundos. Luego suspiró.

—Mira, hijo, desde que me vine a la ciudad y me casé con tu madre, es cierto que me alejé un poco. Pero nunca dejé de estar pendiente. Me hice cargo de la empresa de ella, sí, pero siempre he estado al tanto de lo que pasa allá. Y si tú dices que esto fue intencional, entonces hay que tomarlo en serio.

Martín se apoyó en una columna, el cuerpo tenso.

—No solo es eso. Creo que tiene que ver con los terrenos. ¿Te acuerdas de los papás de Dalia? Cuando murieron, fue la abuela Teresa, la que administró esas tierras. Y según los mapas que encontré, los límites se extienden más allá del río. Mucho más allá de lo que creía.

—Sí… —murmuró Augusto—. Lo sé. Tu abuela me lo dijo antes de morir. Siempre lo supo. Ella respetaba los acuerdos con los vecinos, pero también sabía lo que era nuestro por derecho.

Martín apretó la mandíbula.

—Necesito que los abogados vengan a la hacienda. Que revisen los documentos, los acuerdos que ella firmó, los planos. Todo. No quiero cometer errores. Quiero hacer las cosas bien.

—Está bien, hijo. Voy a hablar con ellos. Pero no irán solos. Yo también voy a ir.

—¿Tú?

—Sí. Quiero estar allí, mostrarte con mis propios ojos hasta dónde llegan los límites. Lo que le pertenece a los Casasola, a los Gutiérrez. Esos terrenos colindan con la hacienda Los Limones, la de los Montalvo. Y no me extrañaría que ellos estuvieran metidos en esto.

Martín sintió una punzada en el estómago. Recordaba las miradas torvas de los Montalvo cuando pasaban cerca de su propiedad, los comentarios entre dientes, los rumores. Había algo que no cuadraba, algo que se había estado gestando por años, tal vez generaciones.

—Te espero, papá. Y gracias. De verdad.

Augusto no respondió de inmediato. Luego dijo, con voz baja:

—Hijo… cuida a Dalia. Y cuídate tú también. No sabemos hasta dónde puede llegar esto.

Martín colgó, y durante un largo rato se quedó mirando el horizonte, donde el cielo azul se confundía con el verde intenso de los campos. Sabía que ese llamado había sido el principio de algo mucho más grande, algo que iba más allá de una vaca muerta o unos papeles olvidados. Era el pasado reclamando su lugar. Era la tierra hablando con voz propia.

Al día siguiente, la camioneta negra de Augusto se detuvo frente a la hacienda. Bajó con paso firme, el rostro más serio y frío de lo que Martín recordaba, pero con los ojos igual de determinados. Lo acompañaban dos abogados, uno de ellos con una carpeta gruesa en la mano.

—Hijo —saludó Augusto, abrazándolo con fuerza—. Me alegra verte. Aunque ojalá fuera en otras circunstancias.

—Igualmente, papá. Gracias por venir tan rápido.

—Esto no podía esperar.

Los abogados se presentaron con seriedad. Martín los condujo al salón principal, donde ya había dispuesto los mapas, los documentos antiguos, algunos incluso con la caligrafía de su abuela Teresa.

—Aquí está todo lo que he encontrado hasta ahora —explicó Martín, señalando los papeles—. Pero hay algo más. Quiero que veamos los linderos. Quiero que me muestres tú mismo.

Augusto asintió.

—Vamos. Pero antes, quiero que veas esto —sacó un sobre de su chaqueta y lo colocó sobre la mesa—. Son copias de los contratos originales. Tu abuela los dejó conmigo antes de morir. Me pidió que los protegiera. Sabía que algún día harían falta.

Martín abrió el sobre con manos temblorosas. Al ver los documentos, sintió que el corazón se le encogía. Allí estaban, con sellos notariales, firmas antiguas, fechas que se remontaban a más de cincuenta años atrás. Territorios que ahora estaban ocupados por otros, pero que legalmente les pertenecían a ellos.

—Esto cambia todo… —murmuró.

—Sí. Y es por eso que debemos actuar con inteligencia. No podemos ir con reclamos vacíos. Necesitamos pruebas sólidas.

—¿Y qué hay de los Montalvo? —preguntó Martín, levantando la vista—. ¿Y si ellos están detrás de lo que le pasó a la vaca?

Augusto lo miró con gravedad.

—No podemos acusar sin pruebas. Pero no sería la primera vez que intentan expandirse de manera sucia. Tu abuelo tuvo problemas con ellos también. Nada nuevo bajo el sol.

Salieron en dos camionetas hacia los límites del terreno. El aire era cálido, y el sol comenzaba a descender. Augusto caminaba con paso firme, deteniéndose en cada mojón, señalando con el bastón de madera que llevaba consigo.

—Aquí —dijo en un momento—. Aquí empieza el límite verdadero. Todo esto, hasta ese árbol grande allá, es nuestro. Y si cruzas el río, verás que la línea continúa. Lo que ahora están usando los Montalvo para sus cultivos nos pertenece. Legalmente.

Uno de los abogados tomó notas, sacó fotografías, consultó los planos.

—Esto es claro —dijo—. Pero debemos cotejarlo con los registros del municipio. Y hablar con los vecinos. Algunos aún deben recordar los acuerdos que se hicieron.

Martín sintió que algo en su interior se alineaba, como si una pieza faltante por fin encajara. La rabia por la injusticia se mezclaba con una determinación renovada. Iba a defender lo que era suyo. Lo que había pertenecido a su familia por generaciones. Por su abuela, por su padre, por Dalia.

Esa noche, mientras cenaban en la hacienda, Augusto puso una mano sobre el hombro de su hijo.

—Estoy orgulloso de ti, Martín. Tienes el temple de tu abuela. Ella también peleó por estas tierras, aunque muchos no lo sepan. Y ahora te toca a ti.

Martín bajó la mirada, conmovido.

—Espero estar a la altura.

—Ya lo estás. Solo recuerda algo: la tierra no solo se cuida con las manos, también con la cabeza y el corazón. Y tú tienes los tres.

Martín asintió. Afuera, los grillos comenzaban su canto. Y en su pecho, la certeza de que la lucha apenas comenzaba se mezclaba con una calma inesperada. Tenía a su padre, tenía la verdad, y tenía la tierra. Y eso, en el fondo, era todo lo que necesitaba.

1
𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋
Que niño más romántico 🥰
Alhelí
María LC gracias por compartir ese talento de escribir que tienes
quedo al pendiente de tu próxima aventura
Alhelí
me fascino la historia donde el amor triunfa por ensima del odio y la union de dos familias que dejaron su pasado atras para unirse en ese amor
Alhelí
maravillosa historia llena de amor familiar😍😍
Alhelí
hermosa novela 😍😍
Alhelí
Emotiva la ceremonia de bodas, y los papas de Emiliano no asistieron a la boda
Alhelí
sorprendente la entrada de Emilio, hermosa propuesta de matrimonio 😍😍
Alhelí
Emilio amas muchísimo a Mariana pero las advertencias no estan de mas
Alhelí
el amor debe ser limpio no deberia llevar la carga de los problemas de los antepasados
deldel
Dice Martín que hay vacíos en su vida que no los tiene claros y el papá de Martín le dice a Dalia que hay secretos que no se han develado para proteger a alguien.
Ojalá que no haya sido Martín de pequeño quien haya provocado el incendio y ese sea uno d los secretos y que por eso Martín tenga sus vacíos sin entender !!
deldel
Solo necesita mínimo pedir las cosas por favor, o contratar a alguien para que lo atienda, por que finalmente él es el dueño su abuela se la heredó.
Alhelí
Espero que sus padres no se oponga Mariana y Emilio pueden vivir su amor sin llevar el peso del pasado
Alhelí
Quién será ese Salvador será algún Montalvo
Alhelí
El tiempo pasa y los hijos crecen duele cuando se van lejos de nosotros pero hay que entender que ellos tienen que formar su propio camino
Alhelí
la hacienda está llena de paz y amor y la familia creciendo
Maria Angelica Guillaume
Siempre pienso, porque las novizorras los dejan plantados en el altar, porque no avisarles antes para no dejarlos en ridiculo?
Yuly Ponce
Una historia hermosa que me llegó al alma 💕 felicidades autora 👏👏👏👏👏👏👏❤️
Luci Moya
excelente novela muchas felicidades
Lety
Que fácil es mentir 🤦🤦
Lety
Se enamoro de él siendo una niña 🥰🥰🥰que emoción
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play