En la época medieval todo es complejo y los matrimonios forzados siempre son la cereza del pastel ¿será nuestro príncipe capaz de afrontar su amor o dejarlo ir y sufrir en un matrimonio forzado?
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Misterios
1na Semana Después
El sol comenzaba a ocultarse tras las colinas, tiñendo el cielo de un naranja ardiente que prometía una noche llena de misterios. En el pequeño pueblo de Solara, la vida transcurría con la calma habitual, pero en el corazón de Lira, una tormenta de emociones se desataba. Era una tarde como cualquier otra, pero la amiga de Kael sabía que esa noche todo cambiaría.
Lira era conocida por su bondad y su inquebrantable lealtad. Desde que era pequeña, había sido la defensora de los más vulnerables, siempre dispuesta a ayudar a quienes lo necesitaban. Sin embargo, en los últimos días, una sombra había caído sobre su espíritu. La reciente desaparición de varios aldeanos había alterado la paz del pueblo, y ella no podía permanecer al margen mientras sus amigos y seres queridos sufrían.
Mientras caminaba por el sendero que conducía al bosque, Lira reflexionaba sobre su relación con Kael. Desde que se conocieron en la infancia, habían compartido secretos, risas y sueños. Kael era audaz y aventurero, mientras que Lira siempre había sido más cautelosa, sopesando las consecuencias de cada acción. Sin embargo, en su interior, sabía que debía ser valiente esta vez. La vida de sus amigos estaba en juego.
Al llegar al claro del bosque, donde solían jugar de niños, Lira se sentó en una roca cubierta de musgo. El aire fresco le acariciaba el rostro mientras sus pensamientos se agolpaban en su mente. "¿Qué haría Kael en mi lugar?", se preguntó. Esa pregunta la llevó a recordar las palabras que él siempre decía: "La valentía no es la ausencia de miedo, sino la decisión de actuar a pesar de él". Con un suspiro profundo, Lira se levantó y se dirigió hacia la casa de Kael.
Cuando llegó, la puerta estaba entreabierta. Lira golpeó suavemente antes de entrar. Kael estaba sentado en su mesa, revisando antiguos libros del bosque. Su rostro reflejaba concentración, pero al verla, una sonrisa iluminó su expresión.
—¡Lira! —exclamó—. Justo a tiempo. Estaba pensando en ti.
—¿En mí? —preguntó ella, sorprendida—. ¿Por qué?
—Porque creo que necesitamos un plan para encontrar a los desaparecidos —respondió Kael, su tono lleno de determinación—. He estado investigando las áreas donde fueron vistos por última vez.
Lira sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar esas palabras. Sabía que Kael estaba decidido a arriesgarse, y eso la preocupaba. Sin embargo, no podía dejar que el miedo la detuviera.
—Kael, debemos ser cautelosos —dijo Lira, tratando de mantener la calma—. No sabemos qué nos espera en el bosque.
Él se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con intensidad.
—Lo sé, pero no podemos quedarnos aquí sentados mientras nuestros amigos están en peligro. Necesitamos actuar.
Lira sintió un conflicto interno: por un lado, quería apoyar a Kael y ser valiente; por otro, su instinto le decía que estaban entrando en un terreno peligroso. No obstante, sabía que no podía dejarlo solo.
—Está bien —dijo finalmente—. Vamos a hacerlo juntos.
La decisión resonó en el aire como un eco de esperanza y determinación. Ambos comenzaron a preparar sus mochilas con provisiones y herramientas necesarias para su expedición nocturna. Mientras lo hacían, Lira no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y temor.
—Lira —dijo Kael mientras ataba sus botas—, ¿estás segura de que quieres hacer esto? No tienes que acompañarme si no te sientes lista.
Ella lo miró fijamente, sus ojos reflejando una mezcla de amor y amistad.
—No puedo dejarte ir solo. Somos un equipo, ¿recuerdas? Además, no puedo permitir que el miedo me paralice.
Kael sonrió con orgullo. La fortaleza de Lira siempre lo había inspirado a ser mejor. Sin embargo, también notó una sombra de preocupación en su mirada.
—Prometo que seré cuidadoso —dijo él—. Pero necesitamos estar alerta y confiar el uno en el otro.
Con la determinación renovada, ambos salieron de la cabaña y se adentraron en el bosque. La luz de la luna iluminaba su camino mientras los sonidos nocturnos llenaban el aire: el canto lejano de un búho y el susurro del viento entre los árboles. A cada paso que daban, Lira sentía cómo su corazón latía con más fuerza.
Durante horas caminaron, siguiendo pistas y buscando señales de los desaparecidos. Cada rincón del bosque parecía esconder secretos oscuros y peligros inminentes. De repente, encontraron un claro donde el silencio era abrumador.
—¿Escuchas eso? —preguntó Lira en voz baja.
Kael asintió lentamente, su expresión tensa. Un ruido extraño provenía de entre los árboles: un murmullo bajo que parecía crecer en intensidad.
—Es como si alguien estuviera hablando —susurró ella.
Ambos se acercaron sigilosamente al origen del sonido y se escondieron detrás de unos arbustos. Lo que vieron los decepcionó, simplemente estaban haciendo una clase de baile vergonzoso, como si estuvieran adorando a alguien.
—¿Qué están haciendo? —preguntó Lira con voz temblorosa.
Kael frunció el ceño, incapaz de apartar la mirada del espectáculo.
—Nos preocupamos por gusto, justo cuando me emociono con algo se va, será mejor que nos vallamos de aquí—dijo Kael con una voz suave.
Sin embargo, antes de que pudieran retroceder sigilosamente, uno de los encapuchados se volvió hacia ellos con una mirada penetrante que parecía atravesar la oscuridad.
—¡Intrusos! —gritó con una voz profunda y resonante.
El pánico se apoderó de Lira mientras Kael tomaba su mano y comenzaba a correr. Los gritos del grupo resonaban tras ellos como ecos aterradores. Las ramas rasguñaban sus brazos mientras corrían por el sendero oscuro, sin saber si los perseguían o si lograrían escapar.
—¡No mires atrás! —gritó Kael sonriendo por la adrenalina del momento—. Solo corre!
Lira sentía cómo su corazón latía desbocado; cada respiración era un recordatorio del peligro y la pena ajena.
Finalmente llegaron a un claro donde la luna iluminaba el suelo cubierto de hojas secas. Se detuvieron para recuperar el aliento, pero el eco de los gritos aún resonaba en sus oídos.
—¿Qué fue eso? —preguntó Lira entre jadeos y risas.
Kael se pasó una mano por el cabello empapado en sudor.
—No lo sé… pero fue muy cómico.
Los dos jóvenes llegaron al pueblo, cada uno por su lado. Kael al llegar a su cama comenzó a pensar en Aric, en lo difícil que podía llegar a ser su relación pero lo hermoso que era cada momento a su lado, al pensar en aquella noche, su rostro se sonrojaba y mordía sus labios, su primera vez con la persona que amaba no podía haber sido mejor.
Mientras tantos un alboroto, exagerado por el rey se cerniría sobre la corte....