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MI PEQUEÑA ESPOSA༆

MI PEQUEÑA ESPOSA༆

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Matrimonio arreglado / Diferencia de edad / Casada con el millonario / Completas
Popularitas:5.3M
Nilai: 4.6
nombre de autor: Beatriz. MY

Mi nombre es Isabel del Castillo y, a la edad de dieciocho años, mi vida experimentó un cambio radical. Me vi obligada a contraer matrimonio con Alejandro Williams , un hombre enigmático y de gran poder, lo que me llevó a quedar atrapada en una relación desprovista de amor, llena de secretos y sombras. Alejandro, quien quedó paralítico debido a un accidente automovilístico, es reconocido por su frialdad y su aguda inteligencia. Sin embargo, tras esa fachada aparentemente impenetrable, descubrí a un hombre que lucha con sus propios demonios.

NovelToon tiene autorización de Beatriz. MY para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Estoy bien

            ༺ Narra : Frederick ༻

La ambulancia se acercó al Hospital Central a una velocidad vertiginosa, el sonido de las sirenas resonando en el aire. El dolor se extendía por cada rincón de mi cuerpo, pero a pesar de la incomodidad extrema, permanecía consciente de lo que sucedía a mi alrededor. Sentía cómo mi mente trataba de mantenerse enfocada en el presente mientras los paramédicos me sacaban de la ambulancia con cuidado y prisa, llevándome rápidamente hacia la sala de urgencias.

Uno de los paramédicos, con una voz firme y clara, comenzó a comunicar mis detalles al personal médico que aguardaba en la entrada.

—Paciente masculino de 27 años. Ha sufrido un accidente automovilístico. Presenta una fractura en el brazo y un golpe en la cabeza —informó con prontitud mientras el equipo de salud se preparaba para atenderme.

La urgencia en sus voces y movimientos me hizo sentir tanto miedo como alivio. Sabía que estaba recibiendo la atención que necesitaba.

Me acomodaron en una camilla y comenzamos el traslado hacia la sala de emergencias. Las luces del techo se deslizaban rápidamente sobre mí, parpadeando como estrellas distantes. A mi alrededor, se percibía el murmullo de las voces de los médicos y enfermeras, pero, a pesar de que hablaban con urgencia, sus palabras sonaban difusas y remotas, como si estuvieran en otra dimensión.

—Es necesario realizar una radiografía del brazo y una tomografía computarizada para asegurarnos de que no haya más lesiones —instruyó uno de los médicos con firmeza, su tono transmitía la importancia de esos exámenes.

Sentí cómo me acomodaban una máscara de oxígeno sobre la cara y me conectaban a múltiples monitores que emitían pitidos constantes. El dolor que atravesaba mi cuerpo era abrumador, pero mi mente se encontraba nublada por un cóctel de shock y alcohol. Intenté luchar contra la sensación de desvanecimiento, esforzándome por mantenerme consciente, pero la oscuridad me rodeaba y absorbía lentamente mis pensamientos.

De repente, desperté en una habitación del hospital, rodeado por el repetitivo zumbido de los monitores que marcaban mi ritmo cardíaco. Todo era una ráfaga de luces brillantes y blancas que deslumbraban mis ojos. Miré a mi alrededor y noté que mi brazo estaba envuelto en yeso, inmovilizado, y un dolor constante punzaba en mi cabeza, como si alguien estuviera golpeando un tambor sin parar. Hice un esfuerzo por moverme, pero un agudo dolor se intensificó en mi cuerpo, haciéndome comprender que cualquier movimiento sería un desafío.

—Tranquilo, Frederick. Estás en el hospital. Tuviste un accidente —me dijo una voz suave y reconfortante.

Con esfuerzo, giré la cabeza lentamente hacia el sonido y me encontré con una enfermera que se encontraba a mi lado. Su presencia era tranquilizadora, aunque el entorno me resultaba confuso.

—¿Qué... qué pasó? —logré murmurar, mi voz saliendo en un susurro apenas audible, cargada de incertidumbre.

—Tuviste un accidente automovilístico —me explicó la enfermera, manteniendo una expresión serena—. Tienes una fractura en el brazo y un golpe en la cabeza, pero no hay motivo de alarma, no es nada realmente grave. Afortunadamente, el airbag logró amortiguar el impacto —continuó, sonriendo de forma reconfortante, como si intentara calmar mis temores.

La preocupación invadió mi mente y, en un leve tono de angustia, pregunté: —¿Mi familia...? —inquirí, sintiendo que mi voz se desvanecía un poco más en cada palabra.

—Tu familia está en camino. No te preocupes, llegarán pronto —comentó el médico, intentando transmitirme un poco de calma en medio de la situación.

Cerré los ojos con fuerza, dejando que el cansancio se adueñara de cada fibra de mi ser. El peso de la fatiga se sentía abrumador, como si quisiera envolverme en una neblina espesa que no podía rechazar.

Minutos después de aquel momento tan angustiante, pude oír voces conocidas resonando en el pasillo. La puerta se abrió y, para mi alivio, entraron mi madre y mi padre, sus rostros reflejaban una profunda preocupación.

—¿Cómo está mi hijo? —preguntó mi padre al médico que se encontraba a mi lado, su voz denotaba la ansiedad que ambos sentían.

—Afortunadamente, la situación no es tan grave como parece al principio. Su hijo presenta una fractura en el brazo y algunos moretones a causa del impacto —respondió el doctor con un tono de tranquilidad que buscaba calmar los nervios de mis padres.

—Gracias a Dios —exclamó mi madre, acercándose rápidamente a mí. Tomó mi mano con ternura, como si necesitara sentirme cerca y asegurarse de que estaba bien.

—Frederick, hijo, ¿cómo te encuentras? —preguntó mi padre con un tono suave y lleno de preocupación.

—Me duele todo el cuerpo, pero la verdad es que estoy bien —respondí con un susurro, tratando de tranquilizarlos.

—Nos hiciste pasar un gran susto, pero lo más importante es que ahora estás bien —intervino mi madre, mientras acariciaba suavemente mi frente con sus dedos, mostrando su ternura y alivio.

—Vamos a necesitar que permanezca en observación por unas horas; después podrán llevarlo a casa —comentó el doctor con formalidad, deslizando su bolígrafo por la tablet que tenía en la mano.

—Gracias, doctor —expresó papá, asintiendo con la cabeza, visiblemente agradecido por la atención que me estaban brindando.

—Mamá, ¿qué haces aquí? —pregunté con sorpresa al verla—. Pensé que estabas en Europa.

—He vuelto hoy mismo, hijo. Tenía la intención de sorprenderlos, pero parece que tú nos has sorprendido a nosotros —respondió mi madre, esbozando una sonrisa cálida.

—Lo siento, mamá, no tenía idea de que regresarías hoy —contesté, un poco avergonzado.

—No te preocupes, cariño. Ahora, lo más importante es que descanses. Estamos aquí para acompañarte —dijo ella, mientras acariciaba suavemente mi mano con ternura.

Mientras conversábamos, el médico proseguía realizando algunas revisiones adicionales antes de proceder a darme el alta.

—Bueno, parece que todo está en orden— comentó el médico. —Te daré el alta, pero es fundamental que descanses durante los próximos días. Evita realizar esfuerzos innecesarios y procura descansar lo máximo posible.

A continuación, el médico comenzó a redactar una receta. —Aquí tienes algunos analgésicos en caso de que experimentes dolor. Tómala según las indicaciones y no dudes en ponerte en contacto conmigo si sientes alguna molestia.

Al finalizar, mamá tomó la receta y dijo: —Gracias, doctor.

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Beatriz
Cuando Isabel se entere que puede caminar,se va a enojar por haberle mentido
Beatriz
A las autoras se les vienen tantán cosas a la cabeza que escriben y escriben apuradas por no dejar escapar la musa de su inspiración que pierden el hilo de la trama y escriben incoherencias en tiempo modo y lugar,pero las lectoras si estamos pendiente de la trama y sus detalles que no se nos escapan sus inconsistencia. Nadie es médico a los18 años a menos que sean superdotados y empiecen universidad a los 12 años
Beatriz
Don Ignacio no sería mejor dar un paso al costado y no atrás?
Beatriz
Patrona y empleada apenas se conocen, demasiado,pronto para que la señora tuteee a su patrona por más confianza y buen trato que le haya dado
Beatriz
Las cámaras? La pobre chica pobre pagará los platos rotos
Beatriz
Guísele le va a destruir el vestido. Si piensan en divorcio desde un principio para que se casan en una iglesia
Beatriz
Si como no. Va a gastar pólvora en gallinazo. Le va a salir el tiro por la culata. La maldad se regresa y golpea fuerte
Beatriz
Beatriz Morales ,si exactamente estaba pensando en eso. Al principio al parecer eran hermanos por parte del padre y ahora resulta que son de padre y madre. Autora,acaso se le chispotio? O hay un gran secreto familiar. Otra cosa,con semejante accidente solo se ganó una fractura? El accidente de Alejandro fue casi igual y el casi muere y quedó “lisiado “. Aunque al parecer está fingiendo por una buena razon
Anael Suárez
será el ex. ... de Isabel
ay que jugarreta le depara el destino
Anael Suárez
autora hubieras puesto una foto del vestido para que sea mejor ilustrado en nuestro pensamiento 😘
Anael Suárez
jajaja no puede haber mayor ardición que participar y colaborar de los preparativos de tu ex prometido
Anael Suárez
una vez perdido ,perdido queda y con la terquedad que representa Alejandro ya no puedes hacer nada para borrar lo bandida que fue Gisell
Anael Suárez
Hola buen relato y observación se dice que estudia medicina no que ya la terminó
Akleon
No se entiende tu redacción, hago esfuerzo por no perder el hilo pero cuesta. Carmen no es la hermana de Giselle , es la madre.
Carmen Mena
Gracias autora por compartir su trabajo, me encanta la conexión que tienen Isabel y Alejandro.
Geovanny Berrio Marsiglia
Esto es una historia ficticia novela osea se puede graduar a los 5 años.
Puede volar como superman, puede hablar con los animales. Por que a todo le ponen algunas lectora tantas quejaderas qué mala costumbre.
Josefina Azamar Olivera
me gusta excelente comienzo
Marita Geno
suena un poco loco que 4 años sin verse sobrevivan pero si es amor verdadero lo hace jiji
Marita Geno
que acaso el no pudo viajar ni una sola vez para verla o ella a el
Marita Geno
me encanta esta pareja como fueron desarrollando sus sentimientos
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