Una Blanca Nieves Trasvistiéndose en la Guerra
En el sombrío y misterioso reino de Eldoria, una joven llamada Lucía lucha por sobrevivir en las calles sucias y oscuras. Con su cabello negro como la noche, piel pálida como la nieve y ojos grises como un lobo, Lucía ha aprendido a valerse por sí misma desde que sus padres la abandonaron antes de morir.
El día de su decimoquinto cumpleaños, el reino se ve sacudido por una guerra entre los siete príncipes sucesores del trono, cada uno con una personalidad única y distintiva. Los príncipes, conocidos como Grím, Jovial, Sabio, Tímido, Bromista, Soñador e Hipocondríaco, luchan por reclamar su derecho a gobernar Eldoria.
Ante la noticia de que todos los hombres deben alistarse para la guerra, Lucía ve una oportunidad para cambiar su destino. Decidida a escapar de la miseria, se corta el cabello y se disfraza de hombre, adoptando el nombre de Lucio. Con una blusa café y un pantalón viejo amarillo, se presenta en el campamento de reclutamiento
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capitulo 20
Capítulo 20: El Regreso al Campamento
Al llegar al campamento, Lucía fue recibida con abrazos y lágrimas de alegría. El sol se ponía, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados, mientras el sonido de las risas y los llantos de felicidad llenaba el aire. El Capitán Roderick la abrazó con fuerza, sus ojos brillando con emoción.
—¡Lucía! Estuvimos días y noches buscándote. Tengo una sorpresa para ti —dijo el capitán, con una sonrisa que reflejaba tanto alivio como orgullo.
Lucía, sorprendida, preguntó:
—¿Qué sorpresa?
Roderick hizo una pausa, su voz temblando ligeramente por la emoción.
—Te adopté —respondió—. Lo hice para darte un apellido noble y para poder protegerte mejor si te encontraban.
Lucía, conmovida, sintió un nudo en la garganta. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras respondía:
—Gracias, Capitán. No sé cómo agradecerte esto.
Roderick asintió, sus ojos también brillando con lágrimas no derramadas, y continuó:
—La guerra ha terminado. Nuestro príncipe ha ganado, y de los siete príncipes, cuatro han sobrevivido. Además, tengo una noticia real: hay una octava princesa que te está buscando. Es la hermana de la antigua reina, llamada Felizia Primera. Ella es tu tía, pero nadie lo sabía. Está en desacuerdo con su otra hermana, la actual reina malvada, y muchos guardias la están buscando.
Lucía se quedó sin palabras, procesando toda la información. Sus amigos, que ahora eran caballeros reales, la rodearon, felices de verla a salvo. Uno de ellos, con una sonrisa amplia, le dijo:
—No puedo creer todo lo que has pasado, Lucía. Eres increíble.
Más tarde, en el palacio de la reina malvada, ella llamó al cazador.
—Han pasado tres años y aún no la has encontrado —gritó la reina, su voz resonando con furia en las paredes del palacio.
El cazador, nervioso, respondió:
—Tal vez ella murió.
La reina, furiosa, lo envió de nuevo, esta vez con un ejército de caballeros rojos y blancos. Buscaron a Lucía de pueblo en pueblo, decididos a encontrarla.
Mientras tanto, Lucía decidió visitar al Árbol Madre y contarle todo lo que había sucedido. Al llegar, el entorno mágico del Árbol Madre la envolvió. Las hojas susurraban suavemente y una luz cálida emanaba del tronco antiguo.
—Cuéntame, Lucía, ¿qué ha sido de Urelet? —preguntó el Árbol Madre, su voz resonando con sabiduría y calidez.
Lucía, con tristeza, respondió:
—Vivió siendo el dragón más obstinado. Me enseñó todo lo que sabía y me dio su bendición antes de morir.
El Árbol Madre asintió y dijo:
—Me contaron unos pequeños espíritus que hiciste nuevos amigos.
Lucía sonrió y dijo:
—Sí, déjame presentártelos.
Presentó a todas las hadas y al faerir. El Árbol Madre, al ver que la sangre de elfo en Lucía se había vuelto pura, la transformó en una elfa total. Sin embargo, al hacer esto, las tres sangres en su cuerpo se combinaron, creando un nuevo tipo de elfo llamado elfo asura. Lucía sintió una energía poderosa recorriendo su cuerpo, sus orejas creciendo y su conexión con la naturaleza intensificándose.
—Ahora eres una elfa asura, Lucía. Tu poder ha aumentado y tu conexión con la naturaleza es más fuerte que nunca —dijo el Árbol Madre.
Lucía, con lágrimas de gratitud, respondió:
—Gracias, Árbol Madre. Prometo usar este poder para proteger a los inocentes y luchar contra la maldad.
Al despedirse del Árbol Madre, Lucía se sintió más fuerte y segura que nunca. Regresó al campamento, donde todos quedaron asombrados por su transformación. Les contó su aventura desde que escapó del cazador, dejando a todos impresionados por su valentía y crecimiento.
—Gracias a todos por su apoyo. Ahora estoy lista para enfrentar cualquier desafío que venga —respondió Lucía, con determinación en sus ojos.
Lucía sabía que la batalla contra la reina malvada aún no había terminado, pero con sus nuevos poderes y el apoyo de sus amigos, estaba lista para enfrentar cualquier obstáculo que se presentara en su camino.