*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
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Capitulo 24— Coraje
—¿Ya casi es medianoche? —decía Noah mientras se secaba el cabello y miraba la hora en el reloj de la pared. La luz tenue del cuarto iluminaba su figura, destacando la preocupación en su rostro. Mañana tenía que ir a trabajar; sería mejor que se fuera a la cama.
Caminó hasta la puerta del baño.
—Oye, Gael, no has tomado tus pastillas desde que regresamos, ¿verdad? Asegúrate de tomarlas luego de bañarte... Te las prepararé.
—¡Valeee! —gritó Gael desde el interior del baño, su voz resonando con un toque de despreocupación que contrastaba con la seriedad de Noah.
Noah se dirigió al pequeño armario donde guardaban las medicinas y, al abrirlo, se sorprendió por la escasa cantidad de pastillas que quedaba.
—Esta es una cantidad sorprendente; no deja de asombrarme —murmuró, sacando las pastillas que necesitaba. Luego, mirando a Gael que salía del baño con el cabello goteando, continuó—: ¿Por qué no me dijiste que te estabas quedando sin pastillas? Sería peligroso si olvidas estas cosas.
Gael se encogió de hombros, una sonrisa burlona asomándose en sus labios.
—Sí que puedes ser severo cuando quieres. Iba a decírtelo, es solo que me emocioné tanto con la salida que se me olvidó.
—¿Y qué tal si se te acaban antes de poder llenarlo de nuevo? ¿Qué tal si te da un ataque cuando eso suceda?
—Ahh... lo siento. —Gael se rascó la nuca, sintiendo la presión del reproche.
—¿O quieres ser readmitido en el hospital? —Noah se acercó y comenzó a secarle el cabello con la toalla que tenía alrededor del cuello—. ¿Y por qué tu cabello está chorreando? Sabes que tengo un secador. Dios mío, si sigues así, pescarás un resfriado si no eres cuidadoso. Parece que el trabajo de un doctor realmente nunca acaba cuando se trata de ti.
Gael soltó una risa y Noah, al verlo, le preguntó con curiosidad:
—¿De qué te ríes?
—Comparado con lo frío que eres normalmente... No pensé que terminaríamos teniendo un pequeño momento como este.
Noah le dio un ligero golpe en la frente con los dedos y sonrió.
—No te pases de listo conmigo. Tu hermana colgará mi cabeza si no te cuido bien. Simplemente no quiero que me metas en problemas.
—Bueno —comenzó a decir Gael con voz seductora—, si realmente quieres hacer bien tu trabajo...
“Mierda, no me digas que estoy siendo acorralado”, pensó Noah mientras observaba que Gael se le acercaba más, sus ojos llenos de un brillo juguetón.
—Podrías simplemente darme una pequeña revisada.
"Por este pequeño corderito... Estoy plenamente consciente de cuánto deseo el cuerpo de la persona que está frente a mí. Esta solo podría ser una trampa para arruinar mi mente y así ganar esa estúpida apuesta, y yo ni siquiera lo notaría. O, después de todo... ¿acaso él también siente o desea lo mismo de mí? Estoy en un punto donde solo quiero decir 'A la mierda con este juego que estamos jugando'. Pero, ¿estás realmente seguro, Gael? Perderías el control de la bola una vez que comience a rodar... y aún sigue siendo muy, muy frágil. En tu estado actual”.
Noah pensaba en todo eso mientras ambos se acercaban tanto que podían sentir sus respiraciones entrelazadas. Entonces, Gael cerró los ojos y Noah, en un momento de impulso, le dio un leve beso en la frente.
—¿Eh?
—Se ha hecho muy tarde; deberíamos ir a la cama. Ya ha pasado tu toque de queda. Dulces sueños.
Gael no dijo nada. Se había quedado completamente en blanco, sintiéndose ligeramente aturdido. Noah se encerró en su habitación y, al dejarse caer sobre la cama, comenzó a liberar sus emociones abrazando su almohada.
—Maldición, mierda, joder, Noah, idiota. ¿Qué te has hecho a ti mismo? Ahhhh... ¡Cómo se supone que podré dormir ahora?
La habitación se sentía cargada de un aire diferente. Las emociones que había reprimido comenzaron a surgir, como un volcán a punto de erupcionar. Noah sabía que la conexión que había sentido con Gael no era un simple juego. Era algo más profundo, algo que lo desarmaba y lo dejaba vulnerable.
Se giró en la cama, mirando al techo, intentando ordenar sus pensamientos. La luz de la luna se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente casi mágico, pero él no podía disfrutarlo. Su mente giraba en torno a lo que había sucedido. La risa, la cercanía ... todo era demasiado.
Se levantó de la cama y caminó hacia la ventana. Miró hacia el exterior, observando cómo la ciudad continuaba su vida nocturna, ajena a su tormenta interna. Las luces de los edificios brillaban, y el murmullo lejano de la gente en las calles le recordaba que había un mundo fuera de su burbuja.
Regresó a la cama, dándose vuelta nuevamente, tratando de encontrar una posición cómoda. Pero el sueño se le escapaba, y los recuerdos del beso en el acuario se repetían en su mente como un eco.
...***************...
— Después de examinar a fondo la radiografía y los resultados de la biopsia. — Noah miró a León con seriedad— He decidido programarte para la cirugía. Hemos determinado que tu cuerpo está en una condición lo suficientemente estable como para someterte a la operación. En el mejor de los casos, puede que la llevemos a cabo mañana mismo.
León asintió, aunque la preocupación era evidente en su mirada. A su lado, Juan, su pareja, le dio un ligero apretón de mano.
—Ves, es solo una pequeña operación —dijo Juan con una sonrisa alentadora—. No hay nada de qué preocuparse. Después de todo, cuando te recuperes, realmente podremos viajar como lo planeamos.
Noah se dedicó a rellenar algunos datos en el expediente de León, sintiendo que la tensión en el aire se iba disipando poco a poco.
—Enfermero, por favor, reserva la sala de operaciones para mañana.
—Sí, doctor —respondió el enfermero, con una actitud profesional.
—Y también necesitaré que la familia del paciente rellene algunos documentos adicionales.
—Voy, me encargaré de esos documentos muy rápido —dijo Juan, dándole un beso en la mejilla a León—. Regresaré en un momento, cariño.
—Vale —respondió León, intentando sonreír.
El enfermero agarró la carpeta que Noah le había entregado y salió de la habitación junto con Juan. Noah, que había estado observando, se dio cuenta de que ambos llevaban anillos de casados.
—Eso fue bastante grato. ¿Cuánto llevan de casados? —preguntó Noah, con una sonrisa.
—Ja, ja, no tanto tiempo en realidad... Recién nos hemos casado la semana pasada —respondió León, notando la sorpresa en el rostro de Noah. —¿Y tú, doctor? ¿Tienes algún “señorito” especial en tu vida? —preguntó León, con una mirada curiosa.
Noah parpadeó varias veces ante la pregunta, sintiéndose un tanto incómodo.
—Ehh... Jajaja... ¿es tan obvio?
—No exactamente... Solo estaba tanteando el agua con esa pregunta. Aunque sí tenía una corazonada. Desprendes ese tipo de aura. Puede que lo hayas notado, pero simplemente decidiste no preguntar... sobre cuán acostumbrado se ve mi dedo anular al usar una alianza de boda.
León tomó un respiro profundo, como si estuviera preparando su siguiente confesión.
—Una vez fui un cobarde, doctor. Escogí esconderme detrás de la cortina de lo tradicional y las normas sociales. Me casé con una mujer que no amaba por el bien de mi familia... y terminé dándole la espalda a la persona que más me importaba. Fui un tonto. Doce años perdidos... Hasta que me las arreglé para reunir el coraje de hacer lo que mi corazón realmente deseaba. Él estaba allí para mí en ese entonces y, cuando todo terminó... él siempre estuvo a mi lado. Solo en ese momento entendí que puede que el amor no sea tan complicado después de todo. Solo necesitaba un poco de coraje.
Noah escuchó atentamente, sintiendo una conexión inexplicable con las palabras de León. “Todo lo que necesitas es coraje”, pensó.
...****************...
Más tarde, Noah tenía la carpeta de Gael en sus manos y observaba fijamente su foto. Justo cuando estaba a punto de sumergirse en sus pensamientos, un enfermero se acercó.
—Disculpe —dijo el enfermero—, tengo el cuadro de historia médica del paciente de la sala de mañana.
—Gracias. Puedes dejarlo en la mesa —respondió Noah, distraído.
El enfermero dejó la carpeta en la mesa, pero antes de retirarse, abrazó a Noah por la espalda. Fue solo cuando escuchó su voz cerca que Noah supo quién era.
—Noah... —susurró Dylan—, te extraño... realmente te extraño tanto.
Noah se volvió bruscamente, apartándolo con un gesto de la mano.
—¿Qué demonios estás haciendo? ¿Acaso quieres que nos vean? No puedes hacer esto, Dylan. Ya tienes un prometido.
Dylan ignoró sus palabras y volvió a abrazarlo.
—Te amo, Noah... Sin importar cuánto lo intente, simplemente no puedo olvidarte. Está bien si no me amas... Solo quiero que me abraces como antes... o incluso si es solo por sexo... Por favor... solo quiero que todo sea como antes...
—Escucha lo que dices. Estás comprometido. Sabes que no me meto con infieles.
—Cortaré con Misael.
—Olvídalo. Este es tu problema y no quiero ser parte de ello. En primer lugar, no hubo nada especial entre nosotros.
Noah tomó los papeles y pasó junto a Dylan, tratando de ignorar la rabia que sentía.
—Espera, Noah —dijo Dylan, sujetándolo del brazo. Pero su acción hizo que las carpetas y papeles que Noah tenía en la mano cayeran al suelo, esparciéndose.
—Lo siento, yo... huh? —Dylan se quedó mirando fijamente la foto de Gael, y sintió que algo dentro de su cabeza hacía clic—. Oh... ya veo cómo es ahora... él debe ser la razón...
Noah sintió una punzada de incomodidad al ver la revelación en el rostro de Dylan.