Luca y Dimitri han estado colaborando durante años, formando un lazo inquebrantable entre las dos mafias. Pero cuando una nueva amenaza surge de una facción rival que podría destruirlos a ambos, se ven obligados a tomar medidas extremas para fortalecer su alianza: un matrimonio entre Luca y Anya. Luca no está interesado en casarse con la "niña malcriada" que siempre le ha causado molestias, pero Dimitri insiste en que es la única manera de unir las familias y evitar el desastre.
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Capítulo 18: Corazones en Guerra
Anya entró con la seguridad de una reina, aunque su corazón latía con fuerza en su pecho. Su mirada se encontró con la de Luca, pero no se dejó intimidar por el peso de su escrutinio. Ambos sabían que esta conversación no era solo sobre ellos, sino sobre el futuro de todo lo que representaban.
Luca se levantó lentamente de su escritorio, con las manos en los bolsillos. Sus ojos oscuros estaban llenos de esa mezcla de frustración y deseo que Anya había llegado a reconocer. El aire entre ellos parecía cargado, como si fuera una tormenta a punto de estallar.
—Cosa vuoi, Anya? — preguntó Luca, con un tono más suave de lo que esperaba. ("¿Qué quieres, Anya?")
Ella lo miró fijamente, sin titubear. — Voglio sapere dove stiamo andando. ("Quiero saber hacia dónde vamos.")
Luca soltó un suspiro, apartando la vista por un momento. Sabía que esta conversación era inevitable, pero no estaba listo para enfrentarla. Non posso farlo, pensó. ("No puedo hacerlo.") No podía permitir que sus emociones lo dominaran, no cuando había tanto en juego.
— Ancora una volta, non è così semplice... — empezó a decir, pero Anya lo interrumpió. ("Una vez más, no es tan simple...")
— Sì, lo è! — exclamó ella, su voz quebrándose ligeramente. ("¡Sí, lo es!") — Lo haces más difícil de lo que debe ser. No puedes seguir huyendo de lo que está justo delante de ti. Luca, no estoy pidiendo que olvides todo, que dejes de ser quien eres... pero no puedo seguir viviendo así. No puedo seguir siendo solo una figura de adorno en tu vida.
Luca la observó, sintiendo cómo cada palabra de Anya se clavaba en lo más profundo de él. Quería decirle que la entendía, que él también estaba atrapado en esta red de emociones contradictorias, pero no podía permitirse ceder. No cuando su mundo estaba construido sobre el control, la fuerza y la previsión.
— Ты ошибаешься... — murmuró en ruso, casi para sí mismo. ("Te equivocas...") No podía permitirse sentir algo por ella, y mucho menos dejar que ella tomara el control de su vida. Pero Anya estaba ahí, enfrentándolo, y sabía que no se rendiría tan fácilmente.
— ¿Qué dijiste? — Anya lo miró fijamente, sabiendo que él había hablado en ruso. Era algo que Luca hacía solo cuando estaba profundamente perdido en sus pensamientos, cuando intentaba mantener una barrera emocional. Pero ya no podía esconderse detrás de los idiomas.
Luca dio un paso hacia ella, sus ojos ardiendo con una mezcla de ira y deseo. — Dije que te equivocas. Non posso permettermi di amarti. ("No puedo permitirme amarte.") Porque si lo hago, todo lo que hemos construido, todo lo que he luchado por mantener, podría desmoronarse. Tú eres... eres una distracción peligrosa, Anya.
Anya dio un paso más cerca de él, su voz ahora apenas un susurro. — Я не опасность, Лука. Я - твоя сила. ("No soy un peligro, Luca. Soy tu fuerza.")
Las palabras de Anya, pronunciadas en ruso, lo sorprendieron. No esperaba que ella lo confrontara de esa manera, con tanta intensidad y con un dominio que nunca antes había visto. De repente, todo lo que él creía tener bajo control se desmoronaba ante sus ojos.
— Anya... — dijo él, su voz quebrada. Pero antes de que pudiera terminar, ella colocó una mano en su pecho, sintiendo el latido acelerado de su corazón.
— Luca, ya no somos dos personas jugando un juego de poder. No quiero seguir luchando contra ti. Quiero estar a tu lado, pero si no puedes verme como lo que realmente soy, entonces tal vez sea hora de que me aleje de ti... y de todo esto.
El silencio que siguió fue sofocante. Las palabras de Anya resonaron en la mente de Luca, golpeándolo con una intensidad que no podía ignorar. Él había construido su vida alrededor de la idea de que las emociones eran una debilidad, algo que debía mantener al margen. Pero Anya lo desarmaba, y por primera vez en mucho tiempo, Luca se sintió vulnerable.
Finalmente, Luca tomó una decisión. Dio un paso hacia Anya, tomando su mano con una delicadeza inusual en él.
— Io non so cosa fare, Anya, — murmuró, su voz llena de una sinceridad que raramente dejaba ver. ("No sé qué hacer, Anya.")
Anya lo miró a los ojos, sintiendo el conflicto en su interior, pero también algo más. Sabía que este momento sería crucial para ambos.
Amor de Madre y fiereza de una Reina. Es una barbaridad./Rose//Rose//Rose/
Guauuuu. Palabras llenas de amor y una pasión a punto de estallar.