Ella solo quiere terminar sus estudios y cubrir todas las deudas de su padre.
Él la desea y hará hasta lo imposible por tenerla.
Un contrato, una historia y rosas amarillas que marcaran el principio de un nuevo capitulo para ambos.
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Sorpresa
- ¡Hija! Fueron las pocas sílabas que Edward dejo escapar cuando atendió y se encontró con la hermosa sonrisa
de Alma.
Ambos ingresaron a la modesta casa, abrazados como si no quisieran soltarse por mucho tiempo.
- ¿Cómo estás? ¿Ese hombre te ha hecho daño?\, los interrogantes salían de la boca del hombre mayor que
parecía ahogarse de la desesperación, mientras sus manos sostenían el rostro de su joven hija.
-Papá estoy bien, increíblemente Lion es un hombre amable y comprensivo. La joven adornó las palabras para
llevar tranquilidad a los ojos tristes frente a ella.
-Lo lamento mucho bebé, no soy un buen padre, no estarías en esta situación de no ser por mí.
Las manos de Alma acariciaban la mejilla de su padre limpiando las lágrimas que caían como si no
fueran a parar nunca.
-No digas eso, has sido un padre maravilloso para mí, solo nos tocaron tiempos difíciles.
-Alma, mi dulce Alma siempre justificando los actos aberrantes de este viejo. Lo lamento
La joven sonrió.
-Ya basta de lágrimas, hoy quiero cocinar con mi padre como en los viejos tiempos.
-Princesa te quedarás mucho tiempo, y tu esposo no se enojará.
-Tranquilo, Lion sabe que hoy voy a disfrutar de la compañía del hombre que más amo, Edward asintió y tomo
de la mano de su joven hija para salir a comprar los alimentos necesarios para cocinar.
No, no, no papá- Alma hizo un puchero molesta al ver como los condimentos eran arrojados a la olla.
¡¡Que!! Vamos hija igual saldrá sabroso. Ed. sonrió y con la pala de madera giraba los alimentos.
-No es lo mismo y tú lo sabes.
-Extrañaba esto- Los ojos de Ed se llenaron de lágrimas.
-No papá no llores, ahora vendré seguido ¿sí?
-Mm. Ed asintió y limpio sus lágrimas.
-Cielo debo contarte algo – tomo de las manos a su hija y la llevo hasta la sala para sentarse uno junto al
otro.
-¿Qué paso? El corazón de Alma se agitó, y sus manos comenzaron a sudar frío.
-Tranquila, no es nada malo, ¿creo?
-Papa habla de una vez. El tono de la joven estaba envuelto en una mezcla entre temor y enojo.
-Vincent vino a verme.
-¡¡Que!!- Vincent el asistente de Lion, ¿Qué te hizo? ¿Qué te dijo?. Voy a matar a Lion, Alma se
puso de pie molesta tratando de tomar su teléfono, pero Ed se lo arrebato.
-Tranquila nena, tranquila, solo vino a ofrecerme trabajo de gerente en uno de las pequeñas sucursales, es como volver a un viejo amor, pero no sabía si aceptar, siento que ya demasiado daño hice como para seguir aprovechándome. Ed bajo la mirada la vergüenza y el dolor lo invadió.
-Papá tú amabas trabajar y si esta es una oportunidad tómala, Lion no es un mal hombre me trata bien, y me
respeta. Alma no quería entristecer más al hombre de hombros caídos frente a ella, él había perdido todo y si tal vez aquel hombre duro que ella llamaba esposo podía devolverle algo de la dignidad que perdió, sin duda estaría en deuda para siempre con él-
Ambos se abrazaron, dejando atrás los tiempos difíciles.
Por la tarde un fuerte abrazo fue la promesa de una próxima visita y la joven retorno a su nuevo hogar.
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-Buenas noches, señor.
-Buenas noches- los ojos del hombre recorren la habitación en busca de la figura femenina que tendría
que estar de pie esperándolo. Sus cejas se fruncen y cara se torna rígida.
- ¿Dónde demonios esta mi esposa?
-Señor la Señora...
-¡¡Es que acaso no entiende una estúpida regla!!, ¡tan solo debe estar cuando llego a la casa!
-Señor permítame... El mayordomo quería hablar, pero Lion camino como una fiera frente a él.
-Maldición es tan difícil seguir una orden. Lion arrojo el maletín en el suelo, el sonido de golpe hace
eco en la enorme sala.
-Buenas noches- la dulce voz de Alma se hace presente, los ojos de Lion que estaban clavados al suelo se
dirigen violentamente a la mujer parada en el umbral de la puerta que da al comedor.
- ¡¿Te es tan difícil esperar a tu esposo? Grito Lion\, mordiendo sus labios.
-No es… lo… es eso solo… Alma levantó la voz para ser escuchada.
- ¿Aún no te puedes acostumbras a tus deberes? ¿Es que no tienes claro quién eres en esta casa? -Esto
sucede por confiar en ti, pero escucha bien … Lion camino hasta la mujer que lo observaba aturdida- De ahora en más harás lo que te diga, y si mi orden es que estés parada frente a la maldita puerta, tendrás que estar frente a la maldita puerta.
Alma llevó sus manos hasta su cuello para soltar las cintas que sostenían el delantal de cocina, lo abollo
entres sus manos y lo arrojo al rostro de Lion.
-¡Oye! Grito Lion.
-¡No soy un perro para esperarte en la puerta moviendo la cola, ¡¡Perdí el apetito!
Alma empujó el hombro de Lion y camino hasta la habitación
-Alma ¿A dónde demonios crees que vas? ¡Alma! La voz de Lion sonó en toda la habitación, su reparación
agitada elevaba su pecho y su rostro se ha enfurecido, apretó sus puños para descubrir
que aún sostenía la una tela suave, lo observo sin entender y voltea para pedir
explicaciones al mayordomo que estaba detrás de esté en completo silencio-
- ¿Esto que rayos es?
-Señor, es lo que intente informar, la señora estaba preparando con el personal la cena, para
sorprenderlo.
