Al principio, tu presencia en mi vida era solo un pasatiempo, un mero entretenimiento que llenaba mis horas vacías. No te veía más que como un juguete, sin profundidad ni importancia; eras solo una distracción temporal. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por liberarte de mis garras, siempre te sentías atrapado, como un pájaro que añora el cielo abierto y el vuelo libre. Esa lucha constante por tu libertad reflejaba un anhelo profundo en tu ser. A medida que pasaba el tiempo, comencé a darme cuenta de que tu valor iba más allá de mi entretenimiento, y que había una complejidad en ti que merecía ser explorada y entendida.
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Ya te enseñaré quien manda
El hombre frente a mí me miraba de arriba abajo como intentando escanearme para saber quién era, aunque de alguna manera parecía conocerme.
-¿Dónde está Reny? ¿y qué haces tu aquí? – mi voz sonaba como un rugido y es que no aceptaba que ningún hombre pudiera estar cerca de ella, había un algo en mí que quería apartarla del mundo y que fuera solo para mi
-Dime quién eres primero – sin pensarlo dos veces empujé al tipejo ese y entré a la casa, nadie va a decirme que hacer
-Mark ¿Quién es? ¿ya llego la pizza que pedimos? – escuche a Reny preguntar desde la cocina
Fui hasta donde estaba y pude ver su asombro al verme allí, de inmediato la vi cruzar los brazos y ponerse totalmente seria, el tipejo se acercó corriendo hacia ella colocándose entre los dos.
-Quítate, no he venido a hablar contigo – lo miré directo a los ojos, haciendo que sonara como una amenaza
-No voy a dejar a Reny sola contigo – el hombre comenzaba a exasperarme
-¿Qué rayos haces aquí? – habló por fin Reny y definitivamente no se alegraba de verme
-La pregunta real es ¿Quién es él y qué hace aquí? – una inmensa ola de celos me cubría en ese momento y era algo que no me gustaba
-No es de tu incumbencia, esta es mi casa y aquí traigo a quien quiera -el corderito ha sacado las garras y está defendiendo al imbécil este
Por alguna extraña razón me gustaba verla enojada, se veía más hermosa y su desafío me gustaba, lo que no me gustaba para nada era que estuviera a solas con otro hombre que no fuera yo.
-Claro que sí es de mi incumbencia, todo lo que tenga que ver contigo me interesa ya horita mismo le vas a decir a ese tipejo que se vaya, no lo quiero cerca de ti – la vi mirarme como si me hubiera crecido una segunda cabeza
-Eso no va a suceder y el que se va a ir de esta casa vas a ser tú, ya que nadie te invitó, él es mi amigo a diferencia tuya que no tengo ni idea de que somos – no puedo creer que me esté echando de su casa por este imbécil
-¿Estas prefiriendo a ese niñato antes que a mí? – las palabras salieron sin que me diera cuenta
Intenté acercarme a ella, pero el niñato me lo impidió.
-Creo que ella acaba de tomar una decisión y deberías respetarla – respiré profundo y me mostré lo más calmado posible
-Ella puede hablar por sí misma, no necesita alguien que hable por ella – el duelo de miradas entre el niñato y yo era difícil
-Por favor Víctor, vete ya hablaremos después cuando esté más tranquilo – la vi fijamente por varios segundos antes de contestar
-Esta bien, por ahora te haré caso, ya nos veremos corderito, te estaré esperando en casa – hablé lo más tranquilo que pude
-No me esperes hoy, me quedaré aquí esta noche – su voz apenas se escuchaba
Mi mirada iba entre él y ella.
-Vendrás hoy a casa y hablaremos de esto, no me hagas venir a buscarte – no estaba dispuesto a que se quedara en este lugar tan horrible y menos con ese tipo
-Tú no tienes ningún derecho… - comenzó a decir
-No me hagas venir a buscarte, es solo lo que te digo, te quiero en casa a las ocho y no te quiero cerca de este tipo – me di la vuelta y salí de ese lugar que ella llama casa
-Quiero saber hasta cuantas veces respira el hombre que está adentro – le dije a la persona que estaba vigilando a Reny
-…Y lo quiero para ayer – quería saber qué relación tenía con ella porque lo defendía de esa manera
La ira me consumía y tenia que emanarla de alguna manera, así que decidí ir a pecado, necesitaba un buen trago que me ayudara a soltar la rabia acumulada, por lo que llamé a Abel para que nos viéramos allí, pronto habría unas entregas y aprovecharía para coordinar algunos asuntos con él.
Llegué y me fui directamente al área VIP, pedí un escoses seco, necesitaba pensar bien en lo que iba a hacer, mis sentimientos eran una total locura, pensaba en Reny más de lo que quería aceptar y no era bueno para ninguno de los dos, me conocía bien para saber que pronto me aburriría de ella y la dejaría como a tantas otras.
Para mi era el cuento de una acabar, no existía mujer que me gustara por más de dos meses, todas sucumbían ante mi y dejaban de atraerme.
-¡Guao! Esa cara es de problemas amorosos y eres la ultima persona que pensé en ver así – se burló Abel en cuanto me vio
-No seas idiota, mi único problema es como deshacernos de Máximo y entregar lo que tenemos pendiente lo más pronto posible – comenté antes de tomarme otro vaso de wisky de un solo trago
-A mi no me engañas, podrás mentirte a ti mismo, pero a mi no y si no me quieres contar lo que te sucede lo respetaré – eso me agradaba de Abel, no me presionaba para hablar de lo que no quería
Así que simplemente cambió el tema y comenzamos a hablar de negocios, lo que hizo que olvidara por un rato a Reny.
Vi el reloj, ya iban a ser las ocho, le escribí a Reny que iba a casa y que esperaba que estuviera allí, casi de inmediato llegó un mensaje en respuesta en el que decía que no volvería esta noche, sentía que la rabia me estaba consumiendo, debía atender quien mandaba aquí y no era precisamente ella.
Cuando ya me iba vi a Rafaela llegar con un grupo de amigas, de inmediato se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme, al principio la rechacé, ella siguió besándome y no se si fueron los tragos, pero por alguna razón la atraje hacia mí, correspondí cada uno de sus besos, algo dentro de mi quería vengarse de lo que me había echo Reni hacia unas horas y la mujer sentada en mis piernas era la mejor opción.
Me sentía dividido en dos, una parte de mi quería ir a buscar a Reny, pero la otra quería que ella supiera que era yo quien mandaba y que ella solo seria otra en pasar por mi cama y en ese momento, no pensé en otra cosa sino en pasar la noche con Rafaela.