Su nombre es Mia Velasquez, ella justo a dos amigas había habían viajado a una hermosa isla en el mediterráneo remota, con una cultura impresionante aunque desconocida para muchos, lo más atractivo de ese lugar es que aún existía la monarquía.
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Capítulo 23.
Despertó en la mañana abrazada al cálido cuerpo del hombre de su vida se movió un poco para besarlo y él la estrecho más en sus brazos, la noche que habían pasado, estuvo intensa con todo el asunto de Sebastián, aún la angustia y la incertidumbre estaba latente en el aire, Mia tenía el presentimiento que iba a empeorar, trata de mantener la mente abierta de que ellos podrán solucionarlo juntos pero hay mucho en juego y pueden salir las cosas mal, en especial con los planes de boda que el futuro Rey de Villa Hermosa está a la vuelta de la esquina.
—Buenos días, mi amor—La beso en la frente y en los labios brevemente, Mia trato de darle una sonrisa sincera.
—Buenos días ¿Te sientes mejor?— Apartando un mechón de su cabello castaño para colocarlo detrás de la oreja de ella.
—Si, cuando estoy contigo, me siento feliz—La abrazo, pero se aparto para levantarse de la cama—¿A dónde vas?
—Tengo que ir, a ver como esta nuestra hija—Sonrió—luego regreso.
—Pero no te tardes —Ella negó con la cabeza y salió de la habitación.
Al rato regreso con Julieta en brazos se acostó de nuevo en la cama junto a Sebastián.
—Princesa—Cargo a su hija para llenarla de besos, la niña enseguida comenzó a reír encantada de los mismos de su padre—no se que haría sin ustedes.
—Voy a pedir el desayuno muero de hambre—Llamaron a la cocina en media hora ya habían traído el desayuno, comieron juntos como la familia que querían ser, Sebastián deseaba con todo su corazón que pudiesen estar así todos los días disfrutando de estos momentos con Mia y su bella hija.
Sonó el teléfono de Sebastián era de la casa real.
—Hola, Sebas… Soy yo Coral.
—Hola, Coral ¿Qué paso? ¿Le ocurrió algo al abuelo?— Preguntó preocupado.
—No, él esta bien, te llamaba por que necesito hablar contigo pero debe ser en persona ¿puedes venir?
—No lo creo— Mirando a Mia que jugaba con Julie.
—Vamos no seas así, es importante. No te tomara mucho tiempo además hace tiempo que no hablamos.
—Esta bien Coral, iré dentro de un rato.— Suspiró resignado.
—Gracias, hablamos luego—Colgó.
—Tengo que ir a la casa real, mi hermana quiere hablar conmigo.
—Bueno entonces me quedo aquí, mientras hablas con ella.
—No, tú vienes conmigo.
—Pero Sebastián ahí esta toda tu familia, no quiero crear problemas.—Dijo angustiada.
—No vas a crear ningún problema, quiero que vayas conmigo e igual Julie.
—Como tú quieras, ya te lo advertí, más te vale que sea así o estaré molesta contigo, iré a prepararme.
Se levanto de la cama, se fue al baño, se dio una ducha, también a la bebé. Sebastián también se arreglo al rato bajaban las escaleras, ya una camioneta los esperaba afuera, se fueron directo al palacio al llegar estaba lleno de personas, flores por todos lados, velas, fotos de su abuelo venían a mostrar apoyo a la familia Real.
—Baja el vidrio, Gustavo—le ordeno al chofer, este lo hizo.
—Príncipe tiene el apoyo de nosotros, esperemos que la salud del Rey mejore pronto.— Dijo una anciana tomando la mano del joven príncipe, el cual apretó dándole ánimos.
—Gracias a todos por su muestra de cariño y sus oraciones—dijo Sebastian mientras saludaba a las personas, una señora le entrego un ramo de flores y él sonrió. Luego volvió a subir el vidrio porque los periodistas comenzaron a reunirse cerca de la camioneta, lo ultimo que él quería es que le hicieran preguntas.
Cuando entraron al palacio, recibidos por el mayordomo, Sebastián ayudo a bajar a Mia. Luego pasaron al gran salón, ahí estaba Coral sentada tomando el té.
—Hola Coral— La joven se levanto del sofá, coloco la taza de té en la mesa, se acerco a su hermano y lo abrazo con fuerza.
—Gracias por venir, hola Mia.— Le doy un beso en la mejilla y después se dieron un abrazo, eso sorprendió un poco la joven madre, quizás tenía que acostumbrarse a esas muestras de cariño con su cuñada.
—Hola, Princesa Coral.
—¿Ella es tu hija? —Mirando a la bebé que Mia tiene en los brazos.
—Si así es.
—Es muy bonita— Parecía no darse cuenta del parecido entre padre e hija o simplemente quería ignorarlo, Mia no pudo descifrar su expresión en ese momento, porque Coral estaba sonriendo con cariño a Julie tocando una de sus manitas.
—Gracias—sonrió— Sebastián quisiera ir a la cocina a prepararle el biberón a Julie, así hablas con tu hermana.
—Esta bien, luego voy contigo.
Mia salió del salón, dejando a los hermanos solos, ambos tomaron asiento en el gran sofá.
—¿Qué querías hablar conmigo Coral?
—¿Por qué no me dijiste que tenías una hija, Sebastián?
—¿Qué? —Sorprendido que le supiera—¿Cómo sabes eso?
—El abuelo nos dijo esta mañana cuando lo visitamos en el hospital. Pensé que confiabas en mí pero ya veo que no es así.
—Era una situación muy complicada, Coral.
—Si claro complicada. Pero no me dijiste nada. Mamá esta destrozada, mi tía es un manojo de nervios no se que vamos hacer ahora. Cuando Helen se entere de toda la verdad.
—Yo se la diré, no quiero que nadie más lo haga.
—De paso tienes el descaro de traerla aquí, no quiero ser grosera con ella pero deberías llevártela. Si mamá las ve, seguro se va a poner histérica.
—Tendrá que acostumbrarse a ver a Mia aquí en el palacio.
—¿Por qué lo dices?
—Me casare con ella. Tan pronto el abuelo, firme el decreto que elimina las leyes de la familia Real.
—¿Lo dices en serio?— Con cara de sorpresa— Así la amaras. Si ella es tu felicidad te apoyare hermano—sonrió con sinceridad.
—Gracias, Coral— Abrazándola—Si ella es la persona que me hace feliz y mi hija es mi mundo.
—Soy tu tía por quinta vez. Me gustaría que nuestro hermano Neil estuviera aquí.
—A mi también.
Sebastián llego a la cocina, Mia estaba hablando con una de las domesticas. Todo el mundo se quedo paralizados y sorprendidos de ver al príncipe en la cocina.
—¿Alteza que hace aquí?— Le preguntó el mayordomo aún sin salir de su asombro, ningún miembro de la familia nunca había entrado a esa área, verlo ahí había sido una gran sorpresa para todos.
— Vine por la señorita Mia y su hermosa hija.
Mia se volteo, se acerco a Sebastián.
—Necesito hablar contigo en privado, por favor acompañe a mi estudio.
—Claro, vamos— Sebastián la tomo delicadamente del brazo, salieron hacia los pasillos para subir al segundo piso.
—¿Qué sucede? Sebastián, te veo preocupado.
—Es que…
—Matthew mi amor- Una mujer cabello negro, delgada, ojos verdes realmente hermosa corrió a los brazos del Príncipe, llenándolo de besos en los labios.
-Helen- Dijo él, sorprendido de ver a su prometida allí enseguida se aparta de ella lo más rápido que pudo cómo si fuese lava, abrió los ojos horrorizado que estuviese ahí tan pronto antes de que su abuelo decidiera romper con ese matrimonio arreglado —¿Qué haces aquí?
—Llegue hace unos minutos quería darte una sorpresa—lo abrazo sonriendo emocionada después de tanto tiempo sin verlo.
Para Mia era la situación mas incomoda de su vida, ver a Helen besaba y abrazaba a Sebastián con aquel amor es obvio que ella si lo quería en realidad, por suerte Julie estaba en la cocina con Stephy.
—Quiero hablar contigo a solas-mirando a Mia— Puedes retirarte hacer tus deberes.
¿Qué diablos? Pensé que ella era una sirvienta. Antes de responderle, Sebastián se adelanto.
—Ella no es una sirvienta, Helen— La corrigió enojado.
—Lo siento—Una disculpa forzada.— Entonces ¿Quien es ella? ¿Por qué estabas hablando acá a solas? Acaso no sabes que estás comprometido conmigo. — Odiaba que Helen hablara como si ella no estuviese presente.
—Tranquilo príncipe Sebastián, iré a la cocina—Luchando con las ganas de insultarla y se fue de allí enojada.
—Mia, ven aquí—iba detrás de ella pero Helen lo detuvo.
— Sebastián recuerda que soy yo tu prometida, se vería mal que salgas corriendo detrás de otra mujer.
—De que querías hablarme.— Dijo con mucho fastidio, solo quería ir tras Mia y arreglar los malentendidos lo último que quería es que todo se pusiera nuevamente tenso entre ellos y ahora más con la llegada de Helen, no pintaba bien.
—Me entere lo del Rey, lo siento mucho era buen hombre.
—Es, Helen, es… Aún esta con vida—Irritado.
—Cálmate querido, fue un error de palabras—Alzando las manos en son de paz—Pero, ven vamos a sentarnos—Lo tomo de la mano, se sentaron en el sofá—Te he extrañado tanto no tienes idea por eso regrese antes de lo previsto ¿no te alegra?—Sonriendo envolviendo sus brazos alrededor de los hombros de Sebastián, quien lo luchaba con el impulso de poner los ojos en blanco, de verdad ya no soportaba esta farsa.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Mia esta en la cocina enojada, aquella mujer le hizo hervir la sangre, Se sentó junto a la niñera que le estaba dando puré de frutas a Julie.
—¿Estas así por la llegada de la princesa Helen?
—Si, de paso tuvo la desfechaste de pensar que soy una sirvienta.
—¿Qué? ¿En serio?
—Estaba apunto de insultarla pero sebastián la corrigió.
—La princesa Helen cree que todos están debajo de sus pies, es una niña mimada.
—Si ya me di cuenta, me estoy muriendo de los celos que Sebastián este solo con ella.
—Pero no te preocupes, él la pondrá en su lugar, me imagino que le dira que el compromiso esta cancelado.
—No lo sé, eso espero, aunque primero su abuelo debe formalmente romper el convenio que hay entre las dos naciones, no es tan sencillo. —Suspira con frustración.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
Helen continuo hablando de todo lo que hizo en Grecia, Sebastián estaba que se dormía. Solo quería decirle que lo suyo había terminado para empezar una nueva vida con Mia, podía seguir esperando por su abuelo, tampoco quería ser malo con la joven princesa que está obviamente emocionada con su compromiso, al principio a él le gustaba Helen no le desagradaba ser su prometido en algún punto, al final al cabo solo era por conveniencia y eso iba a beneficiar a su pueblo que es lo más importante para él, tampoco quería decepcionar a su familia en el proceso, ya que tienen su fe en él.
—Ya deja de hablar por un momento, Helen. —Ya no aguantaba más así que tenía que callarla.
Ella lo miro extrañada.
—¿Qué pasa, mi amor?—Tocando su mano.
—Yo tengo que hablar seriamente contigo, es sobre nuestro compromiso.
—Si, estoy tan emocionada, ya mi mamá esta arreglando todo para la boda, no puedo creer que falte menos de dos meses, nos convertiremos en Reyes—sonriendo.
—Respecto a eso, yo no puedo…
En ese instante pareció, La mamá de Sebastián, Helen corrió abrazarla.
—Futura suegra, me alegro verla.
–A mi también, mi niña—miro a Sebastián estaba molesta, había llegado justo a tiempo de que su hijo dijese alguna tontería—¿Cuándo llegaste?
—Hace unos minutos, quería darle una sorpresa a mi prometido. Sabes antes de que tu llegaras estábamos hablando de la boda, Sebastián tenía algo importante que decirme ¿Qué era?
Lucia lo miro con advertencia.
—Luego hablamos de eso, si me disculpan tengo que ir al hospital a visitar a mi abuelo.
—¿Puedo ir contigo, Sebastián? Me encantaría visitarlo.
—Si, hijo. Llévala, así el abuelo les da la bendición una vez mas su compromiso.
—Si es buena idea.
—Esta bien, vamos. — Dice malhumorado.
—Hijo cuando regreses me gustaría hablar contigo—sabía perfectamente que se refería.
Ni siquiera se pudo despedir de Mia, que lo mas seguro se enojaría.
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—No puedo creer que Sebastián se haya ido al hospital con Helen, no me dijo nada, apenas aparece ella se olvida de mí.— Hace una mueca de desgrado y enojo de solo imaginarlos juntos.
—Estas exagerando, Mia — Ledijo Stephy, mientras colocaba a Julie en la cuna.
—No estoy exagerando, hubiese visto como lo besaba y Sebastián no hizo nada para quitársela de encima, sabes iré a tomar aire fresco, si sigo aquí explotare de los celos.
Stephy soltó una risita, y Mia salió a los jardines, hacia un poco de frio pero no le importo siguió caminando hasta que sintió unos pasos y se volteo era una mujer de media estatura cabello castaño, ojos azules penetrantes enseguida le encontró parecido a Sebastián.
—Así que tu eres la mujer que engatuso a mi hijo ¿Cierto?
La madre de Sebastián, miro con rabia a Mia. Lo pudo sentir en sus ojos fijamente puesto en ellos.
—Pues yo no engatuse a su hijo, ambos estamos muy enamorados.
—Si, claro—Replico riéndose de forma burlona, aunque sus ojos azules estaban enrojecidos y su cuerpo se ponía cada vez más tenso—Mi hijo no pudo enamorarse de una muerta de hambre que de paso que tiene el descaro de hacerle creer que tiene una hija.
—No me ofende señora—Dice enojada—Además su nieta tiene mucho parecido a su padre.
—No te creo nada, solo eres una caza fortuna, le voy a exigir a mi hijo que le haga una prueba de ADN a esa niña. —La ira y desprecio salían de su boca al pronunciar tales palabras contra Mia.
“Esa niña” maldijo dentro de si, estaba harta que a su hija se refirieran así.
—Es una pena que usted dude, creo que a Julieta le gustaría conocer a su abuela.
—Esa niña no es mi nieta—Agarrando del brazo con fuerza a Mia.—Cuánto quieres para alejarte de nosotros?
Mia está completamente indignada de que esta familia la trate como una oportunista, cuando ella hizo todo lo posible para olvidar a Sebastián y continuar con su vida junto a su vida pero es imposible olvidarse del amor de tu vida, ahora está aquí en el castilloo aguantando las ganas de bofetear a la madre de su novio, que le esta ofreciendo dinero para que se largue de su vida ¿Acaso había algo peor que esto?