En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.
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Capitulo 24
El silencio de la noche me envolvía como un manto pesado, mientras mis pensamientos revoloteaban de un lado a otro, incapaces de encontrar descanso. Desde la conversación con Leah, algo en mi interior no dejaba de retumbar. La idea de que Elian pudiera tener una amante se había colado en mi mente, sembrando dudas y miedos que no sabía cómo enfrentar.
Elian, con su reciente felicidad inexplicable y su constante distancia, había comenzado a parecerme un extraño. ¿Y si realmente había alguien más en su vida? ¿Alguien que le diera la dicha que yo no podía ofrecerle? La idea me dolía más de lo que estaba dispuesta a admitir, como una punzada en el corazón que no cesaba.
Suspiré, apartando las sábanas con impaciencia, tratando de acallar las voces en mi cabeza. Justo cuando estaba a punto de levantarme, un suave golpe resonó en la puerta de mi aposento. Pensé que era Elara, como tantas noches anteriores, así que, sin pensarlo demasiado, susurré: "Adelante."
Para mi sorpresa, la puerta se abrió lentamente, revelando a Kael, quien entró en la habitación con pasos seguros pero discretos, cargando en sus brazos a una pequeña Edén, envuelta en una manta. Mi corazón dio un vuelco al verlos juntos. Kael, con su porte fuerte y protector, parecía un padre llevando a su hija a la cama, y por un instante, una visión de lo que podría haber sido se materializó en mi mente.
Edén, con sus cabellos dorados desordenados y sus ojos somnolientos, me miró con una sonrisa que me derritió por dentro. "Mamá...", murmuró con su vocecita suave, estirando sus bracitos hacia mí.
"Edén", susurré con ternura, acercándome para recibirla en mis brazos. La pequeña se acurrucó en la cama, cerrando los ojos casi de inmediato, mientras yo la cubría con la manta.
Pero mi atención no podía quedarse en la dulce imagen de Edén durmiendo. Antes de que Kael pudiera dar la vuelta para irse, algo me impulsó a actuar. Casi sin pensarlo, me acerqué a él con rapidez y, en un gesto impulsivo, toqué su brazo, deteniéndolo.
Él se giró para mirarme, sus ojos claros brillando bajo la tenue luz de la habitación. Había algo en su mirada, una suavidad que no había visto antes, que hizo que mi respiración se agitara. Nos quedamos así, mirándonos fijamente, como si el mundo a nuestro alrededor hubiera dejado de existir.
"Gracias por traer a Edén", logré decir, mi voz apenas un susurro.
Kael asintió, manteniendo la calma, aunque podía sentir la tensión en el aire. "No hay de qué preocuparse, mi señora. Estoy aquí para servirle."
Sus palabras eran formales, pero su tono, la manera en que me miraba, transmitía algo más. Había una cercanía, una intimidad silenciosa que no podía ignorar. Mi corazón latía con fuerza, una mezcla de confusión y deseo que no podía controlar. Quería decirle algo más, algo que no podía expresar con palabras, pero el momento se desvaneció antes de que pudiera encontrar el valor.
Kael se inclinó ligeramente en una reverencia antes de dar un paso hacia atrás. "Si me disculpa, Princesa, debo retirarme."
Lo vi marcharse, su figura desapareciendo tras la puerta con la misma discreción con la que había llegado. Cuando finalmente me quedé sola en la habitación con la pequeña Edén dormida a mi lado, me di cuenta de que mi mente no dejaba de dar vueltas a lo que acababa de ocurrir.
¿Qué era lo que realmente sentía por Kael? ¿Y por qué, por primera vez en mucho tiempo, no me sentía tan sola en medio de mi vida de lujos y deberes? Pero lo que más me atormentaba era una verdad que no quería admitir: la distancia entre Elian y yo se hacía cada vez más insalvable, y, a pesar de todo, mis pensamientos no dejaban de volver a Kael, como si él fuera la respuesta a un anhelo profundo que ni siquiera sabía que tenía.
La noche se volvía más densa, cargada de pensamientos que no me dejaban en paz. Edén dormía profundamente en mi cama, ajena a la tormenta que rugía en mi interior. Cada rincón de la habitación parecía sofocante, como si las paredes mismas estuvieran conspirando para aplastar lo poco que quedaba de mi cordura. Necesitaba salir, respirar, encontrar una manera de calmar el caos en mi mente.
Sin pensarlo dos veces, me dirigí hacia la puerta, abriéndola con una firmeza que no había sentido en semanas. Kael, siempre atento, se enderezó al instante. No dijo nada, pero su presencia era tan reconfortante como perturbadora. Decidí ignorar la incomodidad en mi pecho, esa mezcla de atracción y culpa que había comenzado a asociar con él.
"Voy a ver a Elian," dije en voz baja, más para mí misma que para Kael. Él no hizo preguntas, simplemente se movió para caminar a mi lado. Sabía que no lo detendría, aunque quisiera. Su presencia, en algún retorcido sentido, me daba la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
El camino hacia los aposentos de Elian se extendía como un túnel interminable. Cada paso resonaba en los pasillos vacíos, aumentando la presión en mi pecho. La necesidad de romper el silencio entre Kael y yo se hacía insoportable, y antes de darme cuenta, las palabras comenzaron a salir.
"Kael," comencé, mi voz apenas un susurro en la quietud de la noche. "¿Qué piensas de... las relaciones? ¿Crees que es posible amar a alguien y, al mismo tiempo, sentir algo por otra persona?" Mi pregunta salió antes de que pudiera detenerme, el eco de mis propios miedos resonando en mi mente.
Kael caminaba a mi lado con su paso firme, su rostro manteniéndose neutral. Pero podía ver la chispa de sorpresa en sus ojos, aunque la ocultó rápidamente. Después de un momento, respondió con una serenidad que me desconcertó.
"Es complicado, mi señora," dijo, su voz baja pero clara. "Las relaciones humanas son un enigma, y los sentimientos pueden ser... confusos. A veces, lo que creemos que es amor puede no serlo. Y lo que ignoramos o tratamos de esconder puede crecer sin que nos demos cuenta."
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.