Nuestro planeta, este hermoso nido donde vivimos parece no querernos aquí. es un planeta feroz, estamos a diario expuestos a todas sus infamias desde lluvia hasta volcanes, el mar que nos refresca nos da oxígeno y alimento y también se eleva, inmisericorde borra ciudades enteras de sus costas, tifones, terremotos. La tierra cuando así le provoca se hunde, se desliza sin importar cuantos de sus hijos queden tapiados Los seres humanos nos hemos abocado a socorrernos los unos a los otros, siempre nos sentimos inclinados a proteger al más débil. Desde tiempos inmemoriales nos hemos organizados para paliar embates de la madre gea. allí donde un accidente natural nos lesione estaremos prestos a ayudarle. en esto basamos nuestra existencia. Ustedes no están solos cuentan con nosotros. Estamos en el mismo barco tratando de mantener el rumbo. Aqui nacimos y moriremos. pero mientras tanto con ilusión y con esperanza parimos hijos, sembramos árboles y forjamos futuro para las nuevas generaciones.
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CAPITULO XII
Llego un mensaje al celular, ya casi nadie la llamaba y no tenían por qué. Termino el
liceo y el curso de Anfitriona. Además, no echo raíces. Salto varios grados en
primaria y dejó atrás sus compañeros en Managua. Lo mismo en el liceo, presentó
materias adelantadas en las salas técnicas del ministerio de educación a fin de
apurar el título de bachiller. No es que le hiciera falta, porque en la
academia la educación no es formal y allí desde los cinco años cuando tradujo
para el abuelo, el texto que le robó a su padre, la reclutó. A pesar de eso la
educación formal le quito mucho tiempo, pero la madre sabía que era la única
forma de interactuar con otros niños y tuviera una vida más o menos normal. Y el
papá la apoyo. Al abuelo no le gusto, era la potestad de ellos, pero a la
insistencia de la niña todas sus vacaciones son con el abuelo sea que el venga
a la quinta Arráez en la provincia andina o viajemos a la villa florida, allá
en Managua.
El celular acusa un mensaje de voz, Solo Ely o Eduardo le mandaron mensaje. Revisó.
- ¿Hola que haces? ¿Como estas? Hace días que no se de ti – su voz ronca\, fuerte –
-Buenas tardes. ¿Estoy bien y usted? -respondió-
-Triste, solo y abandonado. Que te cuesta saludarme de vez en cuando.
-No acostumbro a saludar a nadie, quien quiere saber de mi manda mensaje o me llama
-Hacen ocho días que no se de ti. Si llamo no me pasan.
- ¿Ely no le contó nada? Ayer hablamos. Pero en fin estoy bien. Terminando unos postres y tomando vino con Mariam y Adele.
- ¿Te puedo llamar?
- Me retire hacia las escaleras\, las locas ya estaban borrachas y le hacían burla a
Julián que les quitaba la botella de vino y se escapaba al patio con las dos
locas detrás de él. Jugaban. La venta estaba baja. Le marque:
- Jajajajaj Jajajajaj-Gracias\, primera vez que te oigo reír. ¿cuál es el chiste?
-Mariam,
Adela y Julián están borracho con media botella de vino. Parece increíble.
- Y tú
no tomaste
-Sí,
pero yo estoy haciendo postre y ellos descansando. Tomaron mas
-Qué
bueno van a dormir tranquilos. ¿Qué postres haces?
- Ya
terminé. Hice Lechosa, lechosa con coco y piña, coco, arroz con leche. Higos y
jalea de Mango.
-Has
trabajado duro, me gusta el de toronja, no hiciste. Epa y no trabajaste hoy.
-Termine
el tutorial y solo falta defender el informe. No hice toronja, aún queda.
-Me
invitas un postre, así como el que le brindaste a Rubén con galletas crocantes
y crema.
-Perdona
no puedo. Mañana trabajo todo el día y a las cinco de la tarde salgo para el
convento
- ¿Qué coño te pasa? ¿Qué vas a hacer a esa vaina? ¿dime te vas a volver monja?
Por el amor de Dios, Maggie si te hice tanto daño déjame ayudarte vamos a un
psicólogo o psiquiatra. Déjame ayudarte, te lo debo. No me hagas esto.
-Vaya usted si está en ese estado, le recuerdo no tiene ninguna responsabilidad por
mí, y si temía por un embarazo, ya menstrue dígale a Ely que me reviso.
Olvídese, ya no tienes nada de qué preocuparte. Eres libre. Por mí no te
preocupes ya tengo mi camino hecho.
-Pero no es normal que una muchacha este más de tres semanas encerrada en su casa
trabajando y los fines de semana se vaya de retiro espiritual a un convento,
por Dios Maggie tienes que vivir tu vida. Voy para tu casa. Hablemos.
-No, no quiero verte- El estómago se le lleno de mariposas, perdió la energía. Se
paralizó, Sintió miedo. apagó el teléfono. Aventó el delantal al perchero, se
metió una gorra y se fue a la calle, aun no es tan tarde, allí deben estar
jugando la pandilla. le dio rabia. Va a sudar ese coctel de emociones, controló
las ganas de llorar.
- ¿Que se habrá creído ese loco?
Oliendo a canela, a papelón, a clavos dulces Salió sigilosa a la calle, el cielo estaba
cargado de agua, la media luna pálida se asomaba, la noche estaba fresca, se oía
la algarabía en la cancha y se llegó hasta allá. La miraron extrañados. Hacía
tiempo que no jugaba con ellos. Pero igual la aceptaron haciendo hurras y llamándole.
-Vente conmigo Maggie -gritaba Eloy, el mejor en básquets, campeón del barrio y con un
otres contra tres aceptó el desafío cuando a duras penas contuve la sacada de
Leonardo que la desafiaba.
-Te voy a castigar - la amenazó - después que te entrene me abandonaste por un
título de camarera. Aguanta la pela.
-Mi actuación es tu trabajo, prepárate para ser evaluado.
-Aceptaba su reto y agarrando distancia encestó y se volvieron locos, era una caimanada.
Atletas de la calle sin normas ni reglas, solo Valia la fuerza y la astucia,
entrenó con ellos mucho tiempo y es como andar en bicicleta, no se olvida. De
refilón vio el carro negro estacionado, la tenían acorralada los muchachos
cuando logró pasar el balón a Eloy que volvió a encestar y juntos chocaron las
manos. Les costo alcanzarlos y los dejaron en la cancha derrotados. Se sentó en
el piso agotada y consciente de la amenaza. Se aterró cuando vio que la puerta
del carro se abría, se paró de un salto y todos la imitaron. Leonardo vio su cara
y Eduardo vio su miedo, hizo señal que se retiraba. Monto en el carro y se
quedó mirando cuando la patota toda se enfilaba a la fonda por la promesa de
una cena gratis.
-Me debes una – se Le recostó Leonardo, mientras el carro negro por un lado los pasaba
-dime manita, ¿te está acosando el tipo ese? Temblaste, te intimido. ¿Estás
enamorada o tienes miedo?
-No sé, realmente estoy confundida- se sinceró- a veces me da miedo, pero me gusta
ese miedo. ¿Estoy loca?
-De remate mi amada, te diste cuenta que esta grande, que tú tienes quince años y
él debe estar rondando los cuarenta, que no es un hombre común, es adinerado; ese
debe comer carajitas como tú en el desayuno. Los muchachos no se dieron cuenta,
pero cuenta con todos nosotros Maggie como siempre no estás sola. Sí a mi
hermanita la enamora un tipo así, me asustaría mucho. Lo peor es que ustedes
las muchachas se ciegan y no aceptan ayuda. Pero tú no eres cualquier muchacha,
eso lo sabemos todos y te cuidamos.
-Lo tendré en cuenta, gracias, Leonardo. Vamos a comer arepas
dulces, yo las hago.
-No señorita, solo tomaremos jugos gratis y los perros calientes nosotros los pagamos
- verdad muchachos
Y al unisonó gritaban: claro.
-Estas trotando todos los días? ¿A qué hora?
-A las cinco y media de la mañana, menos los fines de semana que me voy al convento
-Mañana nos unimos a trotar contigo.
- ¿Verdad muchachos que mañana a las cinco y
media trotamos con Maggie?
-claaaaro - Gritó la patota. Y me abrace a
leonardo y hubo un abrazo grupal, Comieron jodieron y se marcharon.