Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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12
Me tuvo más de una hora sentada a su lado y cuando me pidió bailar fue que se atrevió a hablarme y encima en tono amenazante, si no hay duda es un idiota.
Primero quiero saber que hiciste para que mi abuela saliera de la depresión y segundo quiero advertirte lo que podría pasarte si te atreves a traicionar a mi familia que por lo visto te acogió como un miembro más- me dijo dirigiendo los pasos de baile, pero son dejar de mirarme. Creo que si hubiese sido un dibujo animado mi boca habría llegado al piso de lo mucho que se abrió.
¿Te atreves a amenazarme?- le respondí.
Puedes tomarlo como amenaza o como sugerencia o quizás como una simple advertencia- me dijo el muy estúpido, acaso realmente ¿creía que era una especie de dios? Cada palabra que salía de su boca me hervía la sangre, cada mirada cargada de odio me daban ganas de darle vuelta la cara de un sopapo, sacaba de mí los peores instintos y me estaba amenazando abiertamente mientras bailábamos.
Creo que te has equivocado de persona- le dije apartando la mirada para poder bajar la ira que corría por mis venas.
Tutte le donne sono uguali. So esattamente cosa stanno cercando e tu non fai eccezione (todas las mujeres son iguales. Yo sé perfectamente lo que buscan y tú no eres la excepción)- me dijo creyendo que no entendería.
Non dovresti paragonarmi alle puttane con cui sei stato, non sono uguale a nessuno (no deberías compararme con las zorras que hayas estado, yo no soy igual a nadie)- le conteste y me solté de su agarre.
Pero antes de que pudiese regresar a la mesa, me tomo del brazo y me giro para quedar frente a frente con él y me beso. Un beso sumamente agresivo, supongo que habría pensado que lo iba a permitir. Pero en cuanto estampó su boca con la mía, lo separé de golpe y le di una fuerte cachetada. Para mi mala suerte la música se paró de golpe y todos los invitados estaban viéndonos.
No creas que por ser quien eres tienes derecho a ponerme una mano encima- le grite hasta que me di cuenta del error que había cometido.
Pegue media vuelta y me dirigí adonde se encontraba sentada Amelia junto con Nataly bajo la mirada y los susurros de todos los presentes.
Abuela lo lamento muchísimo en verdad, pero me retiro, voy a tu cuarto a cambiarme- le dije mientras ella posaba suavemente sus manos en mi rostro.
Mi pequeña no debes irte, te hiciste respetar y no me interesa que haya sido mi propio nieto, se necesita mucho más por lo que te hizo- me consolaba a pesar de que acababa de hacer un papelón en su propia fiesta.
Si deseas irte no podemos detenerte, pero no creo que debas sentirte en falta con nosotras tú no has hecho nada malo, hija- me dijo Nataly abrazándome.
Lo lamento mucho en serio- besé a cada una de ellas y me dirigí a cambiarme.
En el camino a las escaleras, varias mujeres murmuraba lo suficientemente alto como para que las escuchara.
Se atrevió a golpear a Fabritzio- decía una que me señalaba.
No va a vivir para contarlo- le respondía otra.
¿Te imaginas lo que sería sentir su boca de esa manera? Esta debe ser una tarda que se cree mucho siendo poca cosa- contestaba otra.
Hablaban como si me conocieran, solo por ser inferior a ellas no les daba derecho a rebajarme como persona. Podría haberme detenido en ese mismo momento y hacerles frente, pero eso solo hubiese hecho que las mujeres que si me defendían quedarán mal paradas y no podía pagarles de esa manera todo lo bueno que habían hecho por mí.
¿Señorita se encuentra bien?- me dijo Cristián cuando lo cruce en las escaleras.
Si todo está bien, ya me retiro- le dije sin mirarlo, él en varias ocasiones había sido muy cortes conmigo, quizás el único de los hombres de seguridad de la casa que me dirigía la palabra.
No parece que todo esté bien cuando de tus ojos caen lágrimas- me contesto, con un tono de tristeza quizás o de burla. la verdad es que estaba demasiado en mi mundo como para saber cuál de los dos era.
Tu jefe es un imbécil si cree que soy igual que esas mujeres que se le tiran en el camino, no tenía derecho a besarme no a amenazarme- le grite mientras seguía subiendo los escalones. La verdad ni escuche lo que me dijo. No me interesaba yo solamente quería cambiarme e irme.
Y así lo hice, no tarde nada en ponerme la ropa con la que había ido a la mañana, guarde prolijamente el vestido y todos los accesorios en la caja y deje la corona en el tocador que estaba en el baño de Amelia. Realmente me sentía mal de alejarme de ella en este día tan especial, pero no podía permitir que me faltarán el respeto de esa manera.
Baje cuidadosamente las escaleras, solo los de seguridad lo notaron, fui al garaje, agarre mi moto y me dispuse a irme a mi casa. Ya la verdad era que no quería estar más allí, ni siquiera sabía como me presentaría a trabajar al día siguiente.
Estaba llegando a la puerta de entrada cuando el grito de Sofía me hizo detenerme. Voltee a verla y venía corriendo hacia mí.
Espera por favor, no te vayas así- me dijo mientras jadeaba cansada de tanto correr - mi tío a veces puede ser medio tonto, pero es buena persona-
la alce para poder abrazarla y ella enredó sus piernas alrededor de mi cintura, escondió su cabeza en mi cuello y podía sentir como lloraba desconsoladamente.
¿qué ocurre princesa?- le dije mientras acariciaba sus cabellos -¿por qué lloras?-
No quiero que te vayas y no vuelvas a venir, eres una gran amiga para mí, yo te quiero mucho como si fueses parte de mi familia y mi tío arruino todo- me decía entre llantos.
Niña tonta, ¿realmente crees que por ese simple acto, dejaría de venir a estar con ustedes?- le pregunté
¿Prometes no abandonarnos? Me dijo dejándome ver sus hermosos ojitos llenos de lágrimas.
pues claro que no, tontita- la sostuve con una sola mano y con la otra cerre el puño y extendí mi dedo meñique - extiende tu dedito
y haremos una promesa-
ella lo hizo sin dudar, enredamos nuestros dedos.
Ninguna de las dos romperá esta promesa, siempre estaremos juntas- le dije mientras ella empezaba a reír -no quiero verte llorar jamás por temas tan triviales como este-
Lo prometo- me dijo regalándome una hermosa sonrisa.
La bajé y le pedí que volviera a la fiesta, para asegurarme de que no fuera a los jardines, le dije a uno de los de seguridad que la acompañaba de nuevo adentro de la mansión. Tome mi moto, la encendí y me fui.
Nunca note que todo el camino a mi casa lo hice con un auto negro siguiéndome, pero bueno supongo que estaba más concentrada en otra cosa.