Después de un devastador adiós, la vida de Lucía cambia drásticamente. En su nuevo trabajo como asistente en una prestigiosa empresa, descubre que su jefe es el imponente y enigmático CEO, Alejandro Ferrer. Desde el primer día, Alejandro se muestra distante y frío, pero detrás de esa fachada se esconde un hombre marcado por traiciones y engaños del pasado.
A medida que Lucía se sumerge en el mundo corporativo, se enfrenta a desafíos y rivalidades, descubriendo que la oficina es un campo de batalla donde la venganza y la ambición están a la orden del día. Pero lo que Lucía no sabe es que Alejandro ha puesto sus ojos en ella. Pese a que Lucía no siente lo mismo, Alejandro está decidido a luchar por su amor, desafiando las sombras de su pasado y enfrentando cualquier obstáculo que se interponga en su camino.
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Capítulo 24: La Traición Silenciosa
Después de semanas de tensión y temor, la Torre Ferrer volvió a un estado de aparente normalidad. Las operaciones continuaban a pleno ritmo, y la amenaza de Dimitri Ivanov parecía haberse desvanecido. Sin embargo, Lucía no podía evitar sentir que algo oscuro seguía acechando en las sombras. La calma que había llegado tras la captura de Sofía Herrera era engañosa, como la quietud antes de una tormenta.
Lucía trató de concentrarse en sus responsabilidades diarias, supervisando cada aspecto del crecimiento de la empresa, pero no podía ignorar el presentimiento que se había instalado en su mente. ¿Realmente estaban a salvo?
Una mañana, mientras se preparaba para una importante reunión con nuevos inversores internacionales, Natalia llegó a su oficina con una expresión que Lucía no había visto antes en ella: duda. Natalia, siempre firme y decidida, parecía titubear.
“Lucía, necesito hablar contigo,” dijo Natalia, cerrando la puerta detrás de ella. “Hay algo que descubrí en las últimas investigaciones. Algo que no quise creer al principio, pero que no puedo ignorar.”
Lucía sintió que su estómago se revolvía. Sabía que Natalia no traía malas noticias a la ligera. “¿Qué encontraste?”
Natalia dejó un sobre sobre el escritorio de Lucía y se cruzó de brazos, su mirada fija en el suelo. “Empecé a revisar más profundamente las transacciones y comunicaciones de Sofía, buscando algún cabo suelto. Y lo que encontré me sorprendió. Hay alguien más dentro de la empresa que ha estado colaborando con ella, alguien muy cercano a ti.”
Lucía abrió el sobre con manos temblorosas y comenzó a leer los documentos en su interior. A medida que avanzaba, el shock y la incredulidad crecían dentro de ella. Las pruebas eran irrefutables: Alejandro, el hombre en quien más confiaba, el amor de su vida, había estado en contacto con Sofía. Los registros mostraban transacciones secretas y mensajes codificados entre ellos, que databan de meses antes de que la amenaza de Dimitri resurgiera.
“No puede ser,” murmuró Lucía, negando con la cabeza. “Alejandro nunca haría esto. No él.”
Natalia se acercó y le puso una mano en el hombro, tratando de confortarla. “Sé que es difícil de creer, pero los hechos están aquí. No sabemos hasta qué punto está involucrado, pero las pruebas indican que ha estado en contacto con ella desde hace tiempo.”
Lucía sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Alejandro, su compañero en todo esto, su apoyo incondicional, estaba traicionándola desde las sombras. La pregunta era: ¿por qué?
Decidida a obtener respuestas, Lucía confrontó a Alejandro esa misma noche. Esperó hasta que llegaron a casa, cuando estaban solos y el silencio de la noche los envolvía. No podía seguir viviendo con la incertidumbre.
“Necesito hablar contigo,” dijo Lucía, su voz firme pero temblorosa. Alejandro la miró, notando la seriedad en su rostro.
“¿Qué pasa?” preguntó, acercándose a ella.
Lucía sacó los documentos que Natalia le había dado y se los entregó. “Explícame esto. ¿Por qué has estado en contacto con Sofía? ¿Por qué has estado colaborando con ella?”
Alejandro tomó los papeles y, al ver lo que contenían, su rostro palideció. El silencio entre ellos se hizo pesado, cargado de emociones no dichas. Finalmente, Alejandro suspiró profundamente y se sentó en el sofá, con la cabeza entre las manos.
“Lucía… No es lo que piensas,” comenzó a decir, su voz baja y llena de arrepentimiento. “Sí, he estado en contacto con Sofía, pero no como tú crees. Todo comenzó cuando ella me buscó hace meses, antes de que Dimitri resurgiera. Dijo que tenía información que podía ayudarnos a proteger la empresa, que Dimitri estaba planeando algo grande y que ella podía ser nuestra aliada desde dentro.”
Lucía lo escuchó en silencio, su corazón latiendo con fuerza. “¿Por qué no me lo dijiste?”
Alejandro levantó la mirada, sus ojos llenos de culpa. “Pensé que estaba protegiéndote. No quería que te preocuparas más de lo necesario. Sabía que ya tenías suficiente en qué pensar con la amenaza de Dimitri. Creí que si manejaba esto por mi cuenta, podría neutralizar a Sofía antes de que fuera demasiado tarde. Pero cometí un error. Confié en ella, y ahora nos ha traicionado a ambos.”
Lucía lo miró, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. ¿Podía realmente creer en sus palabras? ¿Era Alejandro víctima de la manipulación de Sofía, o había algo más profundo en juego?
“¿Y qué piensas hacer ahora?” preguntó Lucía, con un tono que mezclaba la desesperación y la esperanza.
Alejandro se levantó y se acercó a ella, tomando sus manos entre las suyas. “Voy a arreglar esto, Lucía. Te lo prometo. Haré lo que sea necesario para proteger la empresa y a ti. Sé que he cometido errores, pero estoy dispuesto a enfrentar las consecuencias y a demostrarte que puedes confiar en mí.”
Lucía lo miró a los ojos, buscando algún indicio de verdad en sus palabras. Finalmente, asintió lentamente. “Está bien, Alejandro. Te daré el beneficio de la duda, pero si descubrimos que hay algo más, no habrá segundas oportunidades.”
Alejandro asintió con gravedad. Sabía que estaba caminando sobre una línea muy fina, y que cualquier error podría ser el último.
A medida que los días pasaban, Lucía y Alejandro trabajaron juntos para fortalecer la seguridad de la Torre Ferrer y desmantelar cualquier rastro de la red de Sofía. Natalia continuó investigando, asegurándose de que no quedaran cabos sueltos. Sin embargo, la sombra de la traición seguía presente entre Lucía y Alejandro, creando una distancia emocional que ambos luchaban por superar.
El camino hacia la redención era incierto, y Lucía sabía que el futuro de la Torre Ferrer dependía de cada decisión que tomaran en esos días críticos. Con el pasado amenazando con arrastrarlos hacia el abismo, ambos sabían que tendrían que luchar no solo contra sus enemigos externos, sino también contra las dudas y miedos que surgían en su interior.