En una sociedad donde los alfas dominan en todos los aspectos, dos poderosas familias están en una lucha constante por el control económico y político de la nación. Sus herederos, Leonhard y Viktor, son ambos alfas reconocidos, cada uno con su propio imperio y legado, decididos a mantener sus territorios y el honor de su linaje intacto. Sin embargo, un repentino acuerdo entre ambas familias los obliga a un matrimonio de conveniencia, poniendo a prueba sus límites, ambiciones y emociones.
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Capítulo 2: El Lado Salvaje
La música retumbaba en la gran sala de la residencia Ivanov, una mansión que emanaba lujo y poder en cada rincón. El lugar estaba repleto de la élite de la ciudad: empresarios, celebridades, políticos y todos aquellos que querían estar cerca de los Ivanov. La familia organizaba esta celebración anual, un evento exclusivo que era tan esperado por los negocios que se gestaban en sus pasillos como por el espectáculo en sí mismo.
Entre la multitud destacaba Viktor Ivanov, el menor de los herederos y la estrella indiscutible de la noche. Con un traje de diseño oscuro y el cabello peinado de manera despreocupada, Viktor se movía con la seguridad de alguien que sabe que todos los ojos están sobre él. Era un alfa fuerte y carismático, alguien que no se inmutaba ante las miradas ni los comentarios que generaba a su paso.
—Señor Ivanov, ¿podríamos hacerle una pregunta rápida para la revista? —una reportera se apresuró a acercarse a él, sosteniendo su grabadora con manos ansiosas.
—¿Una pregunta rápida? Depende de cuán rápida sea —respondió Viktor, con una sonrisa irónica, haciendo un ademán de que estaba dispuesto a escuchar.
La reportera pareció tomar aliento, tratando de resumir su pregunta mientras el resto de los invitados los miraban con curiosidad. —Se rumorea que la familia Ivanov planea una expansión agresiva en el sector tecnológico, ¿nos podría dar algún detalle?
Viktor soltó una breve risa. —Solo diré que los Ivanov siempre tienen grandes planes. Ahora, si me disculpan, debo atender a mis invitados.
Sin esperar una respuesta, Viktor se alejó, ignorando los murmullos a su alrededor. Le gustaba controlar la atención de la prensa, pero solo cuando le convenía. Esta noche, sus pensamientos estaban en otro lugar. El evento de caridad de la próxima semana, donde finalmente se encontraría cara a cara con Leonhard Blackwood, rondaba en su mente.
A pesar de que Viktor disfrutaba de su vida despreocupada y de su estilo de liderazgo impulsivo, no podía ignorar la amenaza que representaba Blackwood Innovations. Desde que su familia decidió adentrarse en el mercado de inteligencia artificial, Viktor había anticipado que tarde o temprano se encontraría en conflicto con Leonhard. Conocía su reputación: un hombre calculador y frío, conocido por su habilidad de controlar a quienes le rodeaban con una autoridad indiscutible.
“Debe ser terriblemente aburrido vivir así”, pensó Viktor mientras tomaba una copa de vino y miraba a la multitud desde la terraza. Sin embargo, debía admitir que había algo intrigante en la forma en que Leonhard se manejaba. Viktor estaba acostumbrado a alfas que trataban de desafiarlo, pero Leonhard era diferente. No se trataba solo de poder; parecía moverse con una especie de precisión mecánica, como si cada palabra y cada gesto estuvieran calculados de antemano.
—¿Pensando en tu próximo rival, Viktor? —una voz familiar lo sacó de sus pensamientos. Era su hermana mayor, Anastasia, una figura igualmente imponente, aunque su estilo de liderazgo era mucho más diplomático.
—Solo me aseguro de estar preparado. No querría que la familia Blackwood piense que no somos dignos competidores —respondió él, esbozando una sonrisa sarcástica.
—Entonces asegúrate de que tus estrategias sean igual de eficaces que tu actitud —replicó Anastasia con una sonrisa burlona, pero detrás de su comentario había un toque de seriedad. Ella era consciente de la importancia de ese proyecto, y aunque confiaba en Viktor, sabía que su temperamento podría llevarlo a cometer errores.
—No te preocupes, hermana. Sé lo que hago —replicó Viktor con confianza, aunque no podía negar que había una emoción especial en su pecho cada vez que pensaba en su enfrentamiento con Leonhard. Era una mezcla de anticipación y algo más, algo que no lograba identificar del todo.
Esa misma noche, mientras el evento avanzaba, Viktor continuaba siendo el centro de atención, conversando con inversionistas y socios potenciales, siempre manteniendo una sonrisa encantadora y un comentario ingenioso. Sin embargo, su mente regresaba una y otra vez al desafío que representaba Leonhard. Sabía que el evento de caridad sería su primera oportunidad real de enfrentarlo, de provocarlo, y estaba decidido a no desaprovecharla.
La prensa había captado las tensiones entre los Ivanov y los Blackwood, y no dudaban en especular sobre la rivalidad entre Viktor y Leonhard. Para Viktor, esto no solo era un tema de negocios; era una cuestión de orgullo, una oportunidad de demostrar que podía competir con el hombre que muchos consideraban intocable. Su impulsividad era una herramienta poderosa, pero también sabía que tendría que ser estratégico si quería imponerse en un terreno donde Leonhard era experto.
Más tarde, cuando la fiesta estaba a punto de terminar, Viktor se retiró a uno de los balcones, buscando un momento de tranquilidad. Con una vista panorámica de la ciudad iluminada a sus pies, se apoyó en la barandilla y suspiró. La ciudad, con sus luces y su ruido, le daba una sensación de poder, pero esa noche, Viktor sentía que su verdadera rivalidad estaba por comenzar.
Una parte de él reconocía que su rival no era alguien común. Viktor había visto a muchos caer ante los Blackwood y su influencia implacable. No obstante, también sentía una extraña emoción, un impulso por ver de qué estaba hecho ese hombre que había conquistado el respeto y el temor de tantos. ¿Qué tan distinto sería enfrentarlo en persona, mirar a los ojos de Leonhard y ver si realmente tenía el control absoluto que todos decían?
La anticipación crecía en su pecho, y con una sonrisa que nadie podía ver, Viktor decidió que esta sería una batalla que ambos recordarían.
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...Viktor...
...Impulsivo, risueño, atrevido y burlón. Es una persona muy orgullosa. Le encanta sacar de quicio a algunas personas. Bipolar de nacimiento....
gracias por compartir
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te deseo muchos éxitos más
No será Ivanov?