El poderoso y despiadado CEO Daemon Rivadeneira, obligado por su familia, lanza un concurso para encontrar una esposa.
Muchas jóvenes de todo el país se suman a esta competencia. Quién ganará el corazón de nuestro despiadado CEO?
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Capítulo 22
Después de haberse cambiado de ropa, Nicole subió a la cubierta del yate. Ahí escuchó a Daemon muy molesto.
- Esto no será tolerado en este lugar. No estoy interesado en personas que tratan de dañar a otros, así que espero que esto sea un escarmiento para todas ustedes. - dijo Daemon casi gritando.
Nadie lo había visto tan furioso hasta ese momento. Nicole volteó a ver los rostros de la chicas. Era de terror. Una incluso estaba hasta llorando.
El yate llegó a el muelle y el primero en bajar fue Daemon. Lo siguieron las demás mujeres. Nicole se acercó a Rocío.
- Qué sucedió ? - preguntó Nicole.
- Daemon está muy enojado por lo que te hizo Carolina de tirarte a la alberca. La ha expulsado frente a todas. - dijo Rocío aún en shock.
- No puedo creerlo. Pero si no ha sido para tanto. - dijo Nicole.
- Lo sé, pero Daemon no pensó lo mismo. Te cuida bastante. Eso molesta mucho a las otras. Creo que ya está más que claro, tú ganarás. - dijo Rocío decepcionada.
- Por favor Rocío, no desistas. Eres muy hermosa, tan sólo estamos en la tercera semana en el concurso, aún no se sabe que pasará en los siguientes meses. - Nicole le intentaba dar ánimos a su amiga.
- Es verdad, aún estoy aquí. Pero quiero serte honesta, si no soy yo, en verdad me gustaría que tú ganaras. - dijo Rocío.
- Gracias Rocío. Yo digo lo mismo. - Nicole le dedicó una sonrisa.
Ambas amigas continuaron su camino hacia la mansión. Cada una se fue a cambiar de ropa a su habitación.Cuando Nicole se cambió de ropa, se sentó un rato en la cama.
Nicole ya no sabía ni que pensar. Por un lado veía lo frío y despiadado que Daemon era con todos. Por el otro estaba como la trataba a ella, como si en verdad la quisiera. Pero en medio de todo está a el contrato que habían hecho, y eso incluía no desarrollar sentimientos entre ellos.
"Maldición", pensó Nicole, por más que lo negara, ella sabía que tenía sentimientos surgiendo por Daemon. Esto no puede continuar, deberá alejarse de él antes de salir lastimada. Bien sabía lo que era amar y no ser correspondida por más de cinco años.
La única forma de hacerlo es que Daemon encuentre a la mujer ideal en el concurso y al final decida casarse con ella.
Bajó las escaleras para cenar. Mary y Anne estaban cenando también.
- Buenas noches.- dijo Nicole.
- Serán buenas para tí, ya debes estar contenta con lo que hiciste. - dijo Mary enojada.
- Por favor Mary, tranquilízate. - dijo Anne.
- Mary de qué hablas?, yo no hice nada. - dijo Nicole.
- Casualmente Daemon estuvo un momento contigo y después subió muy molesto a expulsar a Caro y casi me expulsa a mi también por defenderla. - dijo Mary, ahora Nicole entendía por qué estaba llorando.
- Lo siento, yo no sabía que Daemon iba a hacer eso. Mientras estuvimos abajo nunca hablamos de ustedes. - se defendió Nicole.
- No te hagas la mosquita muerta, pero esto no se quedará así. Ya perdí el apetito, vámonos Anne. - se levantó Mary y salió hecha una furia del comedor.
Anne solo hizo una cara de pena y salió detrás de Mary.
Nicole se sentía fatal. Estar en esa casa, no era nada fácil vivir. Sus compañeras la odiaban. Estaba incomunicada y no sabía nada de su hermano, ni de sus amigos. Daemon le estaba gustando más de lo que ella quería y al final terminaría de nuevo con el corazón roto.
Y todo por dinero. Por salvar el hogar que les había dado sus padres. Realmente valdría la pena ? Y apenas iban sólo 3 semanas ahí. Cuánto más tenía que soportar?
Después del enfrentamiento con Mary, a Nicole también se le quitó el hambre y subió a su habitación y se quedó dormida.
Ahí estuvo un buen tiempo, hasta que alguien tocó a su puerta. Era la mucama que le dió una carta. Nicole comenzó a leerla.
"Nicole.
Te has olvidado de nuestra cita a las 10? No tardes te sigo esperando.
Daemon. "
En realidad Nicole si se había olvidado que Daemon le había pedido hablar con ella. Vió su reloj y eran las 10:30. De inmediato se levantó de la cama y fue al espejo. Tenía todo el pelo enmarañado por haberse dormido. Con el cepillo de peinó lo más que pudo y salió corriendo hacia el muelle.
Cuando llegó, vió a Daemon haciendo una llamada telefónica, se veía muy molesto.
📱- Yo soy el CEO del canal y si digo que eso no sucederá, puedes irlo olvidando. - dijo Daemon furioso a la persona que estaba al otro lado de la línea. De pronto cortó la llamada.
- Lo siento, me quedé dormida. - dijo Nicole a Daemon en cuanto colgó la llamada.
Daemon cambió la expresión de su rostro, de estar molesto a un rostro inespresivo.
- Ven Nicole, sucede algo? Te ves contrariada. - preguntó Daemon.
- Ya sabes, no les caigo bien a las chicas. Creo que lo mejor es que dejes de mostrar tanto interés hacia mi esta semana. - dijo ella.
- Por qué ? Alguien te hizo algo? - Daemon empezó a verse molesto de nuevo.
- No, no directamente, pero es incómodo pasar y sentir las miradas de odio. Ellas realmente quieren que les des una oportunidad, y tú deberías hacerlo.- confesó Nicole.
- No creí que esto te hiciera tan infeliz. No te preocupes, voy a arreglarlo para ti. - dijo Daemon y tomó las manos de Nicole.
Nicole se veía tan deprimida, que Daemon dudó en hablarle realmente de lo que le quería decir. Se veía tan triste que ella probablemente querría irse a casa. Decidió no presionarla más.
- No tenemos que hacer lo del beso mañana si no estás lista. Podemos dejarlo para la siguiente semana. - dijo Daemon.
- De verdad? Muchas gracias Daemon. - el rostro de Nicole se iluminó al escuchar esas palabras.
A Daemon le dió una punzada en el corazón al ver a Nicole tan feliz por no tener que besarlo.
- Muy bien, ve a dormir, yo tendré que hacer cambios a nuestra cita. Que descanses. - dijo él con amargura.
- Buenas noches Daemon. Y gracias. - Nicole se despidió de el con un beso en la mejilla y se fue contenta a su habitación.
Daemon tocó con su mano el lugar donde ella le había dado el beso. Por primera vez en su vida, trataría de hacer algo para que ella esté cómoda, en lugar de hacer lo que al él le conviene.
Al final también se dirigió a su habitación a dormir.