Richard Ford, el Ceo de Industrias Ford, es un hombre acostumbrado a tener el control, nadie le dice que no, pero todo cambió cuando aquella pelirroja de ojos azules se atravesó en su camino robando una de sus pertenencia y aunque la ha buscado por cielo y tierra para castigar su insolencia, su paradero es todo un enigma. Lo que desconoce Richard, es que será ella quien toque a su puerta en busca de un empleo, luego de eso podrá recuperar el sueño, o tal vez esta vez le roben algo más valioso... su corazón.
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¿Te arriesgas por mí?
...Pov Chanel....
— Creo que es hora de irnos a la oficina. — Comento una vez que acabamos de almorzar.
— Yo preferiría ir a mi casa o simplemente tomar el vehículo y conducir sin rumbo, perdernos por lo que resta del día. — Responde mientras sostiene mi mano entre la suya y con una mirada que promete muchas cosas.
— Suena tentador, pero mi jefe tiene compromisos inaplazables, justamente esta tarde. — Suspira frustrado.
— Tienes razón, pero está noche tendremos una cita y a eso no te puedes negar.
— ¿Es una solicitud o una orden?
— Eso depende ¿Se lo preguntas a tu jefe o a tu novio? — Solo puedo sonreír, jamás imaginé estar en este plan con Richard, y aunque me resulta difícil de asimilar, es algo que me agrada.
Luego de volver a la oficina la tarde transcurre rápidamente entre un par de citas y la organización de algunos documentos.
— Por fin, creí que jamás serían las cinco. — Comenta Richard mientras se acerca a mi escritorio donde me encuentro de pie organizando algunos papeles. Me abraza por la espalda y hace mi cabello a un lado para tener acceso a mi cuello donde empieza a besarme logrando que se erice mi piel.
— Aquí no. — Le digo algo sonrojada contemplando la posibilidad de que Lidia nos pueda ver.
— ¿Entonces donde?, ¿aquí te gusta más? — Dice dejando de besar mi cuello para besar mi hombro derecho. — ¿O tal vez aquí? — Hace que mi cuerpo gire quedando frente a frente, me levanta y me deposita sobre mi escritorio donde empieza a besar mi clavícula, mis manos se apoyan sobre la fina madera dándole mayor acceso a mi pecho, mi respiración empieza a hacerse pesada, sus labios suben por mi cuello, mentón y justo cuando se encuentran con mis labios, la puerta se abre repentinamente. Doy un pequeño salto incorporando mi cuerpo mientras Richard se separa molesto.
— Te he dicho mil veces que debes tocar antes de entrar, ¿es que acaso debo colocar seguro a "mi oficina" para qué lo entiendas de una jodida vez?
— Que susceptibilidad, les juro que no vi las cochinadas que hacían sobre el escritorio. — Dice Larry usando un tono inocente. Yo siento calor en mi rostro a causa de la vergüenza, o tal vez por lo que acaba de pasar, no lo sé, trato de disimular ordenando los documentos que había dejado a un lado, permitiendo que mi cabello oculte mi cara.
— ¿Qué quieres? — Pregunta Richard, un poco más relajado.
— Nada, solo pasaba a saludar, puede que tenga que viajar durante un par de semanas por negocios, y como soy un buen amigo quería que saliéramos a beber un par de copas, pero veo que tienes mejores planes.
— Sí lo dices por mí, no hay problema...
— Podemos vernos mañana temprano, hoy tengo un compromiso con mi novia. — Me interrumpe Richard captando mi atención y logrando que levante mi rostro, si no he podido digerir personalmente el hecho de que estamos en una relación, es mucho más extraño cuando otras personas se enteran.
Larry levanta ambas cejas con una sonrisa divertida.
— Así que lo has atrapado, bueno, eso era evidente, pero no pensé que lo reconocería tan pronto. Eres mi heroína Chanel. — Agrega Larry haciendo una reverencia en mi dirección, creo que a este punto mi rostro va a estallar.
— ¿Gracias? — Pregunto tímida sin saber que otra cosa decir.
— Nos vemos mañana para desayunar juntos en el club, ¿te parece? — Richard le habla a Larry.
— Por supuesto. — Contesta Larry acercándose a la puerta para salir. — Eh, Chanel, tenemos que salir juntos a celebrar, prometo llevar compañía para no ser el mal tercio.
— Seguro. — Sonrío en su dirección. — Él sale y cierra la puerta.
— ¿En qué íbamos? — Pregunta Richard acercándose peligrosamente.
— En qué es hora de irnos. — Tomo mi cartera y camino hacia la puerta, Richard sonríe de lado mientras niega con la cabeza.
— Mi querida Chanel, no sabes como ansío pasarte la cuenta de cobro.
Juntos salimos de la oficina, mientras él me lleva de la mano.
— Hasta mañana Lidia. — Se despide Richard mientras yo solo le dedico una sonrisa.
— Hasta mañana señor. — Responde ella mientras su mirada se posa sobre la mía con un discreto signo de interrogación y yo vuelvo a sonreír.
Tomamos el ascensor hasta el parqueadero.
— ¿A dónde iremos? — Pregunto una vez que subimos al auto. — ¿Puedes llevarme antes al apartamento? Me gustaría tomar una ducha y cambiarme de ropa.
— Sí vamos allá tendremos que ducharnos juntos y eso arruinaría mis planes.
— No seas tonto, hablo en serio. — Hablo rodando los ojos.
— Yo también. No te preocupes, donde iremos podrás tomar ese baño. — No puedo negar qué me siento nerviosa, pues cada una de sus palabras lleva algo implícito. Solo puedo observarlo conducir, mientras toma mi mano y ocasionalmente me mira, mientras mi vista se alterna entre su hermoso e imponente perfil y el paisaje. — Hemos llegado. — avisa cuando estaciona en la playa. — No sabía dónde más podía llevarte, una vez mencionaste que te gusta el mar y pues…
— Es perfecto. — Él sonríe y Suspira aliviado.
— Que bueno que te agrade. — Desciende del auto y abre la puerta para mí. — Espera.— Se inclina y me quita los tacones. — No creo que sea conveniente caminar con esto sobre la arena.
— Tienes razón. — Una vez termina me ayuda a bajar, se quita sus zapatos y los deja dentro del auto junto a los míos.
— Ahora estamos igual. — Menciona mientras cierra el auto para posteriormente tomar mi mano. Caminamos sobre la arena con el agua mojando nuestros pies mientras observamos los últimos rayos de la puesta de sol.
— Hermoso. — Menciono observando el mar.
— Gracias, no es la primera vez que me lo dicen.
— Jajajajaja me refería al mar.
— Sí, también lo es. Pero aún el azul del mar no se compara con lo mágico de tus ojos.
— ¿Estás seguro de esto? — Pregunto mientras giro mi rostro para mirarlo.
— Jamás he estado más seguro de querer algo en mi vida, y por "esto" como tú lo llamas estoy dispuesto a luchar, ¿y tú? ¿Te arriesgas por mí?
— Pensaba en decir que no, pero luego de ver lo que estoy viendo ni en un millón de años lo haría, ¡gracias! — Me coloco en puntillas y dejo un corto beso en sus labios antes de correr hacia dónde observo el toldo rodeado por velas donde nos espera la cena. Al llegar giro mi cuerpo hacia dónde Richard quien camina en mi dirección con ambas manos en los bolsillos y la sonrisa más hermosa que le había visto antes.
(Imagen tomada de la red)
...Nota Autora:...
Mis queridas amigas, sé que les dije que trataría de traer una maratón, pero he tenido una serie de compromisos, así que trabaje durante el fin de semana para traerles cuatro capítulos que espero disfruten al máximo, esto es muestra de mi gratitud y compromiso hacia ustedes, las quiero un montón.