"No soy un vampiro común cariño, porque yo, escuchalo bien, NO me enamoro"
-Claus Collins.
***
Claus Collins es misterioso, calculador, frío, controlador, tremendamente sexy pero sobre todo arrogante y en ninguno de sus planes estaba enamorarse.
Tenía una misión y no era la primera misión que le encomendaban, confiaban en él y podía conseguirlo todo con solo chasquear sus dedos.
¿Podrás entender el porque nunca enamorarse? eso solo lo sabrás si miras un poco dentro de esos ojos color zafiro capaz de embelesar pero también de matar.
Por el contrario Marianna Grey curiosa de aquel chico extraño que decidió hablarle en aquella fiesta, se propone averiguar por qué aquellos ojos color zafiro gritaban peligro.
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Capítulo 23
Se acercó a mí y yo retrocedí, frunció el ceño y se siguió acercando, yo retrocedí y toque con mi espalda la pared, se apoyó en la pared con ambos brazos, sus ojos de repente cambiaron de color y me miraban con mayor detenimiento mi cuerpo.
— Qué haces aquí — susurre por su cercanía.
— Por qué no me escribiste a mi en vez de a Nolan — me dijo acercando su rostro más al mio.
—Tu eres bipolar, me estabas ignorando — le dije mirando al suelo, el acerco sus dedos fríos a mi mentón, lo alzó y me miro con detenimiento mi rostro, se acerco a mi y me beso.
El beso fue lento y con cuidado, como si no quisiera hacerme daño, realmente me gustaba, me gustaba y mucho, sus manos pasaron de la pared a mi cintura atrayéndome hacia él, mis manos seguían en la toalla con miedo a que se me cayera, el beso se fue intensificando más y más, me arriesgue y coloque mis manos en su nuca, el camino conmigo hasta sentir en mis muslos la cama, se subió conmigo al tiempo sin despegar sus labios de los míos, se separó un segundo de mi para quitar su camisa, lo mire, volvió a besarme con desesperación.
En cada beso que me daba sentía su molestia, sus ganas de reclamarme, de decirme que le pertenecía, este chico realmente había destruido mi muros y se proclamaba ganador, lo quería, lo quería con locura y se lo quise expresar mediante el beso.
Sus manos se mantenían en mi cintura, yo por el contrario tocaba toda su espalda, queriendo más cercanía, le jale el cabello buscando más de él, el gruño contra mis labios y apretó mi cintura, gemí de placer, podía sentir mi feminidad palpitar.
—Shhh no queremos que tu hermano te escuche — me dijo susurrando, yo asentí llena de placer y jadeando.
Seguia besándome con ansias, con furia, se sentía como si los dos estuviésemos en una burbuja, que no existiera más nadie, no podía creer que me estaba enamorando poco a poco de él, pude sentir como una lágrima recorría mi mejilla, Claus se dio cuenta y se separo de mi.
—¿Estas bien?— me preguntó, yo asentí, pero el no me creyó, se separó de mí y se sentó en la cama, yo lo imite y agarre con fuerza la toalla, gracias a Dios no se había caído por los movimientos de nosotros dos.
—No te voy a obligar a nada que no quieras ¿Lo sabes no?— dijo mirando mi rostro como buscando que me tenía tan triste, acercó su mano y limpio mi lágrima, cerré los ojos por instinto, tenía tantas ganas de llorar en este momento.
—Por hoy no vamos a hacer nada más— me dijo seriamente, se acercó a mí y me abrazo, su piel se sentía tan fría pero ten cálida a la vez, me deje llevar por mis emociones y me permití llorar en sus brazos, el me consolaba dándome pequeñas caricias en mi espalda.
—Te quiero — le dije sin pensarlo, sentí su mano dejar de acariciarme, sus músculos se tensaron, no quise levantar mi rostro de su hombro, no quería mirarle el rostro, solo quería hundirme en su piel y seguir llorando.
Me separo de él, me tomo el rostro con sus manos y me beso la frente, se levanto y tomo su camisa, se la coloco, algo en él había cambiado, se que me había escuchado, pero no decía nada, todos sus movimientos eran calmados, controlados, me miro analizando mi rostro, se acercó una vez más y con sus manos limpio mis lágrimas.
—Me tengo que ir, mañana te esperamos en la casa junto a tu hermano — fue lo único que dijo antes de desaparecer por la ventana.
Me reprendía mentalmente, como fui tan estúpida de decir eso, realmente lo espante, suspire, me volví a acostar en la cama, las lágrimas aún salían, tengo mucho miedo, ahora era cazada por lobos, a mi hermano lo hirieron sus propias raíces, me estaba enamorando de un vampiro y mi vida está yendo en declive, suspiré, no quería llorar más pero no podía, sentía una tristeza grande, no quería que se fuera, quería que se quedará conmigo, no quería quedarme sola, cerré los ojos y no supe cuando pero me quede dormida.
Me desperté por el ruido de la música, tome mi celular y vi que eran las siete de la noche, me levanté de la cama y me cambie, fui al baño a lavarme la cara, tenía los ojos hinchados, tome maquillaje y los oculte, salí de mi cuarto y fui a la de Miguel, cuando la abrí, el estaba acostado en su cama escuchando música a todo volumen, me senté en su cama y lo abrace, el me devolvió el abrazo.
—Miguel el fin de semana nos quedaremos con los Collins — le dije mirando al suelo.
—¿Pasa algo? — me preguntó preocupado, alzo mi rostro y lo analizo.
—Debemos a aprender a defendernos, es hora que guardes las diferencias — dije muy seriamente.
—Esta bien lo haré por ti, ¿Qué le diremos a Antonio? — preguntó Miguel aún analizando mi rostro.
—Que dormiremos donde Sandra — le dije un poco preocupada.
—¿Ella sabe? — me pregunto confundido.
—No, no quiero que ella se involucre, tampoco Sam, pero me preocupa que Austin sea su novio — le dije dolida.
—Espera, ¿Sam sale con Austin ? — me pregunto abriendo los ojos, se levanto de la cama y se tomo la cabeza con sus manos.
—Debemos alejarla de él — me dijo muy asustado, sabía que Miguel estaba enamorado de Sam desde muy pequeño.
—Es lo que haremos, no dejaremos que le pase nada malo, así sea que la amarremos y no lo vea más — le dije transmitiendole seguridad.
—Te quiero Mar — me dijo abrazándome, le devolví el abrazo, realmente lo necesitaba mucho a él.
Me levanté de la cama y lo bese en la frente, bajamos y pedimos una pizza, comimos riéndonos y pasándola muy bien, realmente la estábamos pasando muy bien, terminamos y le guardamos a papá en el microondas, nos fuimos a dormir, realmente fue una noche diferente durante mucho tiempo, me acosté feliz, me sentía diferente.