*Actualizaré diariamente*
Noah, es un cirujano cardíaco, que vive su vida sin preocupaciones, tomando el sexo como una herramienta para disfrutar en lugar de una muestra de afecto. Es entonces que conoce a alguien que le hace cambiar su forma de ver el amor y la vida.
*Atención, está es una historia "Yaoi" ”Ga1s" si no te gusta este género, por favor, no sigas adelante y no hagas comentarios agresivos sobre este género, gracias ❤️
NovelToon tiene autorización de Crystal Suárez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 20— Hogar
Gael y su hermana se encontraban en la pequeña cocina del apartamento, sentados a la mesa. La luz cálida de la lámpara sobre la mesa creaba un ambiente acogedor, pero Gael no podía evitar sentirse abatido. Mientras comía, su mirada se mantenía fija en su plato, apenas probando los alimentos. Esther, por otro lado, estaba ocupada regañándolo con preocupación.
—¡Vamos, Gael! Come de una vez. No tienes que estar tan deprimido todo el tiempo. Aún necesitas tomar tu medicina —dijo Esther, su voz llena de exasperación pero con un tono cariñoso.
Gael suspiró y levantó la mirada, viendo a su hermana con un aire de abatimiento.
—Es que... —empezó a decir, pero se detuvo, sin saber cómo continuar. Finalmente, se decidió a formular la pregunta que lo había estado inquietando. —Esther, ¿crees que alguna vez seré capaz de tener intimidad con alguien?
Esther, que estaba en medio de masticar un bocado de comida, se atragantó y empezó a toser. Rápidamente tomó un sorbo de agua para calmarse, su rostro enrojecido por la sorpresa.
—¿Qué... por qué me preguntas eso a mí? —respondió, su voz mezclada con inquietud y desconcierto.
Gael se volvió para mirarla, su expresión un reflejo de la vulnerabilidad que sentía.
—Bueno, ¿por qué no? Es una pregunta normal, ¿no? ¿Por qué estás tan sorprendida?
Esther, aún un poco sacudida, se levantó de la mesa, su mente aparentemente corriendo a mil por hora. Pensó en Meche, esa amiga de Gael que habia estado interesada en su hermano, la hizo pensar de inmediato que ella podría haber influenciado en la pregunta.
—Lo sabía... Esa idiota de Meche realmente iba detrás de ti. Ella te está metiendo ideas, ¿verdad? Iré a hablar con ella ahora mismo, ha ido demasiado lejos.
Gael se levantó rápidamente, deteniéndola con un agarre en la manga de su camisa. Su expresión era una mezcla de desesperación y súplica.
—Espera, no... Esther, cálmate. No es así, Meche no tiene nada que ver con esto, te lo prometo.
Esther se calmó gradualmente, reconociendo la sinceridad en la voz de su hermano. Se volvió y volvió a sentarse, sus pensamientos aún procesando la conversación.
—Es solo que... —comenzó Gael, con un tono de voz bajo—. Con un cuerpo como el mío... Si tuviera a alguien en mi vida, probablemente terminaría teniendo intimidad con esa persona en algún momento. Pero estamos hablando de mí, el chico con respiración sibilante, el que no sabe si puede hacer algo más que respirar. Aunque, incluso si pudiera... probablemente sería arriesgado. ¿Quién querría construir una familia con alguien como yo? Yo no soy un chico normal como los demás.
El silencio llenó la habitación mientras Gael hablaba, sus palabras colgando en el aire. Esther lo miró, su mente procesando las palabras de su hermano. No estaba acostumbrada a escuchar a Gael hablar tan abiertamente sobre sus sentimientos, y por un momento, se quedó bloqueada. Finalmente, tomó una profunda respiración y intentó ofrecerle un poco de ánimo.
—Oye, vamos, no digas eso. Por supuesto que tendrás una familia. Definitivamente serás capaz de hacer muchas más cosas que eso. Y después de que te hagas el trasplante de corazón, podrás hacer lo que quieras. Podrás salir con alguien o incluso empezar una familia, si así lo deseas. Confía en mí, estaremos juntos para siempre, siempre serás mi hermanito sin importar qué. —Esther hizo una pausa, intentando encontrar las palabras adecuadas para animar a Gael. Su tono de voz se volvió más suave y esperanzador.——Pero, aún creo que es demasiado pronto para que estés pensando en eso. Además, no te preocupes por la intimidad en este momento. Debes concentrarte en tu salud y en recuperarte. Si en algún momento decides que quieres hablar de esto con más detalle, solo dime. Estoy aquí para ti, para lo que necesites.
Gael asintió, sintiendo un ligero alivio al escuchar las palabras de su hermana. Aunque aún tenía muchas preguntas y preocupaciones, las palabras de Esther le dieron un poco de esperanza.
—Gracias, Esther —dijo, su voz llena de gratitud—. Es solo que a veces me siento tan limitado y no sé si alguna vez podré tener una vida normal.
Esther sonrió con ternura y se inclinó para tomar la mano de Gael.
—Tienes que tener fe en que las cosas mejorarán. El trasplante es solo un paso más en tu camino hacia la recuperación. Y después de eso, tendrás muchas oportunidades para vivir una vida plena. Solo asegúrate de no ponerte demasiado presión. Lo más importante es que te cuides y te concentres en tu recuperación.
Gael se sentó en silencio, dejando que las palabras de su hermana se asentaran en su mente. La conversación había sido difícil, pero también había sido un recordatorio de cuánto significaba Esther para él y del apoyo incondicional que le ofrecía.
Mientras continuaban comiendo, la atmósfera en la cocina se volvió un poco más relajada. Aunque los temas difíciles seguían presentes, la conversación se desvió hacia asuntos más ligeros, y Esther hizo todo lo posible por mantener el ánimo alto.
El tiempo pasó lentamente, y Gael se dio cuenta de que, a pesar de sus preocupaciones, tenía una hermana que estaba dispuesta a estar a su lado en cada paso del camino. Aunque el futuro seguía siendo incierto, las palabras de Esther le dieron un rayo de esperanza en medio de la tormenta que sentía dentro de sí mismo.
****************
Noah había demorado más de lo previsto en salir del hospital. A pesar de la orden de la doctora Ana Contreras de descansar, la ansiedad y el miedo a perder el control lo habían mantenido ocupado en el trabajo hasta el último minuto. Sin embargo, al final se había rendido y, ahora, se encontraba frente a la puerta de su apartamento.
El miedo lo invadía. No era solo el temor a enfrentarse a Gael, sino también el miedo a su propia capacidad de mantener la calma y no decir algo que pudiera herirlo. Había estado pensando en todo lo que había sucedido, en los sentimientos que había reprimido y en las palabras que podría decir sin querer.
Tomó una respiración profunda antes de girar la llave en la cerradura. La puerta se abrió con un suave crujido, y Noah se quedó allí, paralizado por un momento. La luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas, iluminando el interior del apartamento con un tono cálido y acogedor. Al cruzar el umbral, Noah sintió una oleada de familiaridad y calma, aunque el nudo en su estómago no desapareció.
Al mirar hacia el interior, Noah se sorprendió al ver a Gael de pie en el umbral del salón, con una sonrisa radiante en su rostro. La imagen de Gael, con la luz del atardecer bañándolo, era casi etérea. La sonrisa de Gael era sincera y llena de una calidez que Noah no había experimentado en mucho tiempo. Su presencia, en lugar de intensificar su ansiedad, parecía disiparla un poco.
—¡Bienvenido a casa! —dijo Gael, su voz llena de entusiasmo y cariño. La calidez en sus palabras contrastaba con el frío de la noche que había dejado afuera.
Noah se quedó sin palabras por un momento, su mente atónita ante la simpleza y la autenticidad de la bienvenida de Gael. Era como si todo el peso que había estado cargando durante los últimos días se hubiera aliviado al ver la sonrisa de Gael. Su corazón dio un vuelco al darse cuenta de cuánto le había faltado esa conexión, ese recibimiento.
—Gracias —respondió Noah, su voz casi un susurro mientras cruzaba el umbral. Se quitó los zapatos y colgó el abrigo en el perchero cerca de la puerta, sintiendo cómo el ambiente del apartamento lo envolvía con una sensación de calma.