Mis Tres Vidas

Despierto en los brazos de mi amor Arón, aún duerme voy a la cocina por un vaso de agua y allí está Karla.

- Madrugaste, me dice.

- Recuerdas que mañana vamos a la ciudad Esmeralda, le respondo.

Karla me mira indecisa, al parecer quiere decirme algo y no sabe como hacerlo o no puede. Al final se decide.

- No vayas, promételo. Me súplica.

- ¿ Qué ocurre, sabes que debemos vender nuestros productos, acá hay muchas necesidades? Le explico.

- Déjalo ir solo, no vayas.

- Explica mejor, sabes algo que yo no, le digo.

- No vayas, es por tu bien, no puedo decir nada.

Cuando Karla habla así con tanta seguridad es por algo, por más que deseara ir con mi esposo Arón a la ciudad Esmeralda, si Karla decía que era mejor no ir por algo sería. Resulta que Karla si recordaba todo, lo de las pruebas y lo que había ocurrido en la ciudad cuando quise ir con mi esposo, ese fue el inicio de nuestra tragedia.

Prometí no ir y dejarlo marchar tranquilamente a la ciudad, nuestra separación sería por poco tiempo. Karla al ver que estaba dispuesta a no ir me confesó que marcharía a casa. Vivir con los humanos era mi sueño, no el de ella, por más que mi padre le suplicara que estuviese conmigo ella no lo haría, odiaba demasiado a los humanos.

La dejé ir, era egoísta de mi parte retenerla, más aún cuando pasaba la mayor parte del tiempo con Arón y ella debía estar sola. Al día siguiente Arón marchó también a la ciudad y yo me quedé sola con su abuela en casa. Aproveche el tiempo a solas con ella para profundizar en historias de su pasado y experiencias vividas.

Fueron muchas anécdotas, incluso mencionó la de los elfos, comento que le hubiese gustado conocerlos, aunque dudaba de que fueran reales, yo solo sonreía. Luego ella siguió en los quehaceres y yo fui al bosque a por algunas hierbas. Iba a ejercer servicios de médico en el pueblo.

Esto iba a general ingresos extras, ya que deseaba reunir una buena cantidad para entre otras cosas viajar y conocer el mundo con Arón. De vez en cuando pensaba en mi padre y mi mucho que lo extrañaba, pero estaba dispuesta a vivir separada por un buen tiempo hasta que él comprendiera que deseaba esto.

La abuela de Arón corrió la voz de que yo producía medicina para curar varios males. En un inicio fueron pocos los que se atrevieron a comprar la medicina. Algunas personas enfermas con catarro que luego de ingerir el líquido mejoraban rápidamente, claro había un ingrediente secreto en cada frasco, una gota de mi sangre.

Poco a poco se corrió la voz en tres días tenía un gran pedido y comenzaba a dar frutos. Faltaban dos días para el regreso de Arón y tenía ahorrado cincuenta esmeraldas ya. Si el negocio seguía así pronto podríamos despreocuparnos de como llegar a fin de mes.

La abuela de Arón estaba muy asombrada conmigo, incluso bebió un frasco para la artritis y mejoró rápidamente, dando fé de que era muy efectivo lo que preparaba. Yo solo deseaba darle la noticia de mi éxito, incluso tenía planeado abrir un pequeño puesto en el poblado,ya que nuestro hogar estaba algo distante.