"Y si alguna vez te lastimé, sabes que también me lastimé a mí mismo. No estoy tratando de ser cualquier tipo de hombre, solo intento ser alguien a quien puedas amar, confiar y comprender."
©AuraScript
NovelToon tiene autorización de @AuraScript para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Aprobación
Desperté temprano esa mañana, con la mente algo nublada por la noche anterior. Me dirigí a la cocina y preparé café, mis movimientos automáticos mientras pensaba en Terry. Su comportamiento me confundía. Algunos días apenas me dirigía la palabra, una sombra silenciosa en la casa. Otros días, como ayer, parecía querer todo de mí, sus ojos llenos de una intensidad casi aterradora. ¿Por qué yo? ¿Qué había en mí que lo hacía buscarme en esos momentos?
Bajé la taza de café y me dirigí al sofá donde Terry todavía dormía. A pesar de todo, sentía una extraña necesidad de cuidarlo, de asegurarme de que estuviera bien. Había algo en él, una vulnerabilidad oculta que me hacía querer protegerlo, aunque sabía que era peligroso dejarme llevar por ese impulso.
—Terry,— llamé suavemente, sacudiendo su hombro. —Despierta.—
Terry abrió los ojos lentamente, parpadeando contra la luz. —¿Qué hora es?— murmuró, su voz ronca por el sueño.
—Es temprano,— respondí. —Pero necesitas tomar tus supresores y comer algo.—
Se incorporó con esfuerzo, y le ofrecí la taza de café que había preparado para él. —Gracias,— dijo, tomando un sorbo y luego mirándome fijamente. —¿Por qué te molestas tanto?—
Suspiré, frotándome la nuca. —No lo sé,— admití. —Supongo que me preocupo por ti.—
Terry me observó por un momento, su expresión ilegible. —No necesitas hacerlo,— dijo finalmente. —Soy perfectamente capaz de cuidar de mí mismo.—
—Sí, claro,— respondí sarcásticamente. —Por eso ayer estabas tan mal.—
Terry se encogió de hombros, su mirada volviendo a ser la de siempre: fría, distante, casi inhumana. —Fue un momento de debilidad,— dijo con desdén. —No volverá a pasar.—
—Siempre dices eso,— murmuré, más para mí mismo que para él.
Me levanté y comencé a preparar algo de desayuno. Sentía su mirada en mi espalda, esa mirada que a veces me parecía vacía y otras veces intensamente enfocada. ¿Qué quería realmente de mí? No podía entenderlo. Había momentos en los que parecía necesitarme desesperadamente y otros en los que me trataba como si fuera un estorbo.
—¿Qué vas a hacer hoy?— preguntó Terry, su tono indiferente.
—Quedarme aquí, parece,— respondí. —Alguien tiene que asegurarse de que tomes tus medicinas y comas.—
—No soy un niño,— replicó Terry, su voz tan mecánica como siempre.
—Lo sé,— respondí, intentando mantener mi calma. —Pero así es como te comportas a veces.—
Nos miramos en silencio por un momento, la tensión palpable entre nosotros. Finalmente, Terry rompió el contacto visual y volvió a mirar su café. —Haz lo que quieras,— murmuró.
La mañana pasó lentamente. Me aseguré de que Terry tomara sus supresores y comiera algo, aunque su actitud se volvió más distante con cada hora que pasaba. Sentía que cada vez que intentaba acercarme, él levantaba una barrera, haciéndome sentir como si estuviera tratando de conectar con una estatua.
En algún momento del día, me senté a su lado en el sofá, tratando de iniciar una conversación. —¿Cómo te sientes ahora?— pregunté.
—Mejor,— respondió, su voz monótona.
—Bien,— dije, intentando no sonar demasiado complaciente. —Si necesitas algo, solo dímelo.—
—No necesito nada de ti,— dijo Terry, su tono cortante. —Deberías irte a trabajar o lo que sea que hagas.—
Me quedé mirándolo, sintiendo una mezcla de frustración y confusión. —¿Por qué eres así?— pregunté, incapaz de contenerme.
Terry me miró, su expresión vacía. —¿Así cómo?—
—Un día me buscas y al siguiente actúas como si no me soportaras,— dije, mi voz más alta de lo que pretendía. —¿Qué quieres realmente de mí?—
Terry se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijos en los míos. Finalmente, habló, su voz baja y controlada. —No quiero nada de ti,— dijo. —Eres tú quien sigue aquí.—
Sentí un nudo en el estómago. —No estoy intentando ser un héroe,— respondí, mi voz tensa. —Solo quiero entenderte.—
—No hay nada que entender,— dijo Terry, levantándose del sofá.
Lo vi alejarse, su figura delgada y frágil pareciendo aún más pequeña en la luz del día. Me quedé ahí, sintiéndome impotente y confundido. ¿Qué estaba haciendo con mi vida? ¿Por qué me importaba tanto alguien que claramente no quería mi ayuda?
Pasé el resto del día en un estado de incertidumbre, cuidando de Terry y tratando de encontrar algún sentido en sus acciones. A pesar de su frialdad y su actitud distante, no podía simplemente darle la espalda. Había algo en él que me mantenía atado, una complejidad que no podía ignorar.
La noche había caído sobre la casa, y el silencio se extendía como una manta pesada. Me quedé sentado en el sofá, observando a Terry mientras se movía por la sala con su habitual indiferencia. Sentía una mezcla de tristeza y frustración, como un peso en el pecho que no podía sacudirme. Terry no me trataba bien, no de la manera en que esperaba, pero aun así, no podía alejarme.
—¿Por qué te quedas ahí mirándome?— preguntó Terry de repente, sin siquiera voltear a verme. Su voz era plana, sin rastro de curiosidad o incomodidad.
Me levanté un poco, sintiendo el impulso de acercarme. —Solo... solo quería que fuéramos amigos,— dije, tratando de mantener mi tono casual, aunque sentía una extraña necesidad de su aprobación.
Terry se detuvo y me miró, una expresión de confusión cruzando brevemente su rostro. —¿No somos ya amigos?— preguntó, su tono igual de vacío.
La pregunta me tomó por sorpresa. Nunca había considerado que Terry pudiera verme como un amigo. —Supongo que sí,— respondí, sin saber qué más decir.
Terry asintió, como si confirmara algo para sí mismo. —Bien,— dijo simplemente, y continuó con lo que estaba haciendo.
Había algo en la forma en que reaccionaba a mis intentos de cercanía que me desconcertaba. Cada vez que le demostraba bondad o cuidado, parecía confuso, como si no supiera cómo manejarlo. Pero no se negaba. Simplemente aceptaba mi presencia con esa indiferencia que a veces me desesperaba.
—Gracias por cuidarme,— dijo Terry de repente, rompiendo el silencio. Su voz era tan vacía como siempre, sin emoción, sin luz en sus ojos. Pero esas palabras, aunque vacías, me hicieron sentir una extraña satisfacción.
—No tienes que agradecerme,— respondí, tratando de sonar despreocupado. —Es lo que hacen los amigos, ¿no?—
Terry no respondió. Solo me miró por un momento antes de volver a su actividad, dejándome solo con mis pensamientos.
Pasé el resto de la noche en un estado de introspección, intentando entender mis propias emociones. Aunque no quería admitirlo. Me preocupaba por él, quería su aprobación, su compañía, incluso cuando su actitud me hacía sentir como que no tenía sentido.
Había algo en su frialdad, en su indiferencia, que me llamaba de una manera que no podía explicar, no era gusto, era curiosidad por saber que es lo que había en su cabeza.
Finalmente, me levanté y me acerqué a él. —Terry,— dije suavemente, intentando captar su atención.
Él levantó la vista, sus ojos vacíos encontrándose con los míos. —¿Qué pasa?— preguntó, su tono tan desapegado como siempre.
—Solo... quería asegurarme de que estés bien,— dije, sintiendo la necesidad de justificar mi presencia.
Terry asintió lentamente. —Estoy bien,— dijo, aunque sus palabras no tenían peso alguno. —Gracias.—
Me senté a su lado, sintiendo una extraña satisfacción al estar cerca de él, aunque su actitud me desconcertara. La relación que teníamos era compleja y extraña.
Me di cuenta de que, a pesar de todo, me sentía satisfecho cuidando de Terry. Había algo en esa dinámica que, aunque confusa y frustrante, me daba un propósito. Y aunque sabía que Terry nunca cambiaría, no podía evitar desear una conexión más profunda, algo que quizás nunca obtendría, una amistad con alguien después de ese largo coma.
Pero por ahora, estar cerca de él era suficiente. Sentía que, de alguna manera, había logrado romper una pequeña barrera en su indiferencia, aunque solo fuera temporalmente. Y eso, para mí, era un pequeño triunfo.
w(°o°)w impactada, vida difícil la de Terry :(
pero al final si la encontré, los milagros existen 🙏🏾😭
te trataba como una cucaracha con kk y tú todavía eres dependiente a el
patético