Ella, era la hija de un general, una guerrera talentosa, pero su prima le tendió una trampa para asesinarla y así tomar su lugar como una princesa heredera, ahora, a reencarnado en la princesa que fue puesta en su lugar y su prima acabo aun como una concubina más, pero aun siendo la princesa, las concubinas abusaron de ella, ahora que está en ese cuerpo, esta lista para su venganza.
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quiero ir
El tiempo pasaba rápidamente, desde que el general se marchó a las fronteras habían pasado cinco meses ya, la situación al parecer no era nada favorable, en esta ocasión, un mensajero llegó, pidiendo que Kazuo y un grupo de soldados fuesen a la frontera para ayudar al general, Lili que supo de ello, por medio de Kaede, fue enseguida a informarle a Saya, rápidamente se dirigió hacía donde Kazuo preparaba su caballo.
- hermano Kazuo, déjeme ir con usted.
- ¿pero que dice? Es un lugar peligroso, aunque seas fuerte, no es un lugar para que una chica vaya.
- en este momento no importa si hoy hombre o mujer, el país esta en peligro, no puedo quedarme de brazos cruzados. Si no quiere llevarme bien, iré ahora mismo a hablar con la emperatriz.
- estoy seguro que ella estará de acuerdo conmigo. Me marcho, cuídate, hermana Saya.
- hermano Kazuo...
Le duele su partida, porque sabe que en las fronteras todo es peligroso. Se apartó para dejarlo partir junto con sus soldados, así que sin dudarlo, tomo su caballo, Lili que estaba cerca, se preocupo.
- ¿a donde va, princesa? No estará pensando...
- no, Lili, voy a ver a la emperatriz, avisale al hermano Shin, volveré más tarde.
Sin más, tiro de las riendas para hacer correr al caballo, el príncipe que regresaba en su carruaje, después de haber ido a recoger a Aya, la ve pasar, lo que le parece molesto, porque esta aprovechando para salir cuando no esta. Enseguida le ordeno al cochero que diera la vuelta para seguirla, aunque era difícil llevando el carruaje, por lo rápido que iba, Aya se quejaba del movimiento tan brusco, pero si el príncipe iba a castigar a esa princesa, puede soportarlo, todo sea por vengarse de la humillación que le hizo pasar.
Apenas llego al palacio dejo al caballo con uno de los guardias y corrió hasta el palacio de la emperatriz, las sirvientas que custodiaban la entrada poco pudieron hacer para detenerla.
- emperatriz, perdone mi atrevimiento.
Se arrodillo ante la mujer, inclinandose hasta quedar cerca del piso.
- ¿que sucede? ¿Por qué vienes tan alterada?
- emperatriz por favor, permítame ir a la frontera para ayudar al general. Se que solo soy una mujer, pero prefiero morir en el campo de batalla que no hacer nada por mi país.
La emperatriz se quedo impactada por la petición de la princesa, pero verla tan decidida, le hizo recordar que no importa cuanto se niegue, la joven va insistir.
- niña, prometí a tu madre tenerte a salvo ¿como puedo dejarte ir a un lugar tan peligroso?
- por favor majestad, estoy segura que mi madre, estaría triste por esta petición tan egoísta, pero no puedo detenerme, quiero ir y pelear por mi país.
- ¿que dices? Mi esposa no irá a un campo de batalla, menos rodeada de hombres!
El príncipe había llegado a tiempo, para escuchar aquello y también paso aunque se lo tratarán de impedir.
- emperatriz, que una mujer casada quiera ir a un campo de batalla es realmente indignante.
Aya no dudo en hablar, no piensa desabrochar la oportunidad de hacer que la emperatriz se enoje con la princesa.
- ¿quien les ha dado el derecho de entrar y hablar ante mi?
- p-pero emperatriz, la princesa es mi esposa, tengo todo derecho de negarme, además no puede tomar decisiones sin mi consentimiento.
Es realmente asqueroso escuchar hablar a ese príncipe, no entiende que vio la Saya real en él, pero por ahora, solo callara, quiere saber que hará la emperatriz en este caso.
- tercer príncipe, este es un asunto que nos concierne a la princesa y a mi, lo invito a retirarse y llevese a su concubina tan bulgar, no la quiero en mi presencia o me veré en la necesidad de castigarlos por irrumpir en mi palacio.
- p- pero emperatriz, la princesa...
- cállate! Una concubina no tiene derecho a opinar en nada. Guardias, saquenla de aquí.
Los guardias entraron para arrastrar a Aya fuera, mientras que el príncipe solo se quedo ahí inclinado ante la emperatriz.
- tercer príncipe, usted no tiene ningún derecho ante la princesa. Retirese también, ya le informaré a tu madre la falta de disciplina que ha tenido contigo.
Eso ya no pudo protestar, cuando su madre sepa de esto, estará furiosa, ya que es humillante para ella, cuando la emperatriz le reclama su carencia de educación hacia su hijo. Ya que se retira, la emperatriz nuevamente regresa al tema.
- princesa, déjeme pensar sobre esta situación, no puedo solo dejarla ir a un campo de batalla.
- confío en su buen juicio majestad.
- ve y descansa, mañana te haré saber mi decisión.