Diana es una mujer que llegó a la gran ciudad cuando apenas era una adolescente, tuvo que trabajar en diversos oficios, hasta que conoció a Lucas, el hombre que la llevaría a conocer el mundo de las Damas de compañía...
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La envidia de todas.
NARRADORA.
Mientras Diana, Teodoro y Luciano estaban en su burbuja, muchas de las madres del colegio, estaban que saltaban encima del apuesto hombre que decía ser el padre de ese niño Luciano.
Para ellas, Diana solo era una zorra coqueta, que siempre buscaba engatusar a los hombres con ropas provocativas. Lo cierto es que la mayoría envidia la belleza sensual de la rubia, quien a sus 33 años, sigue siendo una bomba sexy que roba miradas y suspiros. Más de un padre ha querido ligar con ella, tanto solteros como los casados.
Seguramente se metió por el medio de ese matrimonio, metiéndole a ese mocoso. Aunque ven el evidente parecido de padre e hijo, niegan que ambos tengan lazos de sangre, porque siempre han visto a la rubia curvilínea como una trepadora. Solo Camila, la mamá del mejor amiguito de Luciano, conoce toda la historia tras Diana.
- De seguro que se metió en medio de ese matrimonio que se veía tan bello. - decía una de las víboras.
- Es que mírala nada más que ropa usa, parece una mujer de la vida alegre. - decía otra.
- Deberían dejar de ser tan envidiosas, ni siquiera conocen la vida de la mujer como para que la critiquen, deberían más bien amarrar a sus maridos que son como perros rabiosos detrás de un buen trozo de carne. - dijo Camila ya enojada por escuchar tantas gilipolladas.
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Teodoro.
Noto las miradas acusatorias de estas mujeres amargadas, miran a mi rubia loca con envidia notoria. No es para menos, mi mujer es toda una diosa llena de sensualidad y belleza, sé que antes odiaba la ropa que usaba, siempre fueron los celos, sabía que muchos hombres la deseaban como yo mismo lo hacía.
Por culpa de mi gilipollez, la perdí, pero ahora haré todo de la manera correcta. Llamé a Edgar para que comprara el anillo más hermoso que pueda hallar, digno de Diana. Cuando vengamos por nuestro hijo, los pienso llevar a un picnic para pedirle que sea mi esposa, ya no quiero perder más tiempo, perdí 7 años por capullo, sin darme cuenta que me hice a mi mismo daño en su ausencia.
📱- Hola mamá. - saludo a mi madre - ¿Papá está contigo?
📱- Hola hijo, sí, aquí está conmigo, ¿se puede saber a qué se debe el honor de tu llamada? - de verdad que me alejé mucho de mi familia.
📱- Los llamo para darle 3 noticias importantes.
📱- ¿Así? A ver, contarme.
📱- La primera; me divorcié de Constanza. - se escucha una algarabía al otro lado.
📱- Esa si que es una excelente noticia. - lo dicho, que no la molaban nada. - ¿Y las otras dos?
📱- Encontré a la mujer de mi vida...
📱- Espero que me estés hablando de Diana. - mis padres y hermana adoran a Diana.
📱- Si mamá, la encontré aquí en Santander, y la tercera, pero no menos importante; ambos tenemos un hijo que es idéntico a mí a esa edad.
📱- ¡Dios! Somos abuelos. - se hace un silencio al otro lado de la línea - Tú padre, tu hermana y yo, vamos ya mismo para allá.
Me cuelga el móvil sin darme tregua.
Me acerco a Diana que está muy entretenida hablando con una castaña de ojos cafés claros, es una mujer de mirada franca por lo que puedo darme cuenta.
- Mi amor, debemos irnos, - miro a la castaña junto a Diana. - me disculpo, pero me llevo a esta preciosa mujer.
La tomo por la cintura y nos dirijo a la van. Como buen caballero, le abro la puerta del copiloto, todo esto bajo la atenta mirada de las harpías que envidian a mi preciosa rubia loca.
- Iremos a mi hotel, necesito un cambio de ropa, los llevaré a ti y a nuestro hijo a un picnic.
- Luciano se va a poner muy feliz, él ama estar al aire libre. - me dice, regalándome una bonita sonrisa.
- Te ves preciosa sonriendo así.
Llegamos al hotel, entramos tomados de la mano, todos se quedan mirando a la mujer que va tomada de mi mano. Pido la llave electrónica, cuando vamos camino al ascensor, justo aparece la última persona a la que quería ver.
- ¿Es por esta mujer que me has dejado? - mira a Diana de pies a cabeza de manera despectiva. ¿Estás de broma? Si mira nada más que es...
- No te permito que le hables así, - mi enojo comienza a notarse - no tienes moral para hablar de ella, ¿o quieres que te diga la clase de mujer que eres? No te busques que deje de ser el caballero que soy.
La veo ponerse pálida ante mis palabras, no permitiré que nadie tache la reputación de Diana, ella es una mujer digna de admirar.
Hace 7 años me vi con su mejor amiga, quien me contó todo lo que pasó, al punto de dormir en las calles, mientras que yo como todo un capullo, solo me dediqué a juzgarla, sin dedicarme a conocer su historia. También supe que ella fue quien pagó la educación de su hermana, negándose a sí misma la posibilidad de cursar una carrera. Diana es una mujer digna de toda admiración por mi parte. Edgar investigó hace poco, que tiene tres tiendas que costeó con lo que yo le pagué, otra hubiera gastado en un coche nuevo, joyas o cualquier otra majadería, sin embargo, ella pensó a futuro.
- También te aburrirás de él, ¿sabes por qué? Porque este capullo, solo piensa en trabajo. - escupe con veneno.
- Creerme que lo sé, pero cuando está conmigo, eso pasa a segundo plano, porque él ama estar conmigo. - dice sonriendo divertida.
Esa es la Diana que conozco, la que tiene una lengua viperina y que no se deja de nadie.
- Les deseo todo el mal que merecen. - ruedo los ojos ante su estupidez.
- En cambio nosotros te deseamos que todo te vaya bien y que te den por ese coño, duro y rico como a mí me da mi osito. - me acaricia la barba - Andate y te regalas un consolador para que no seas amargada.
Constanza da media vuelta y se marcha echando humos, creo que no le quedarán más ganas de provocar que Diana mueva la lengua en su contra.
Gracias por tan excelente novela.