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¿Mujer, Indefensa? |Duología Venganza #1

¿Mujer, Indefensa? |Duología Venganza #1

Status: En proceso
Genre:Matrimonio contratado / Pérdida de memoria / Equilibrio De Poder / Autosuperación / Matrimonio arreglado / Venganza de la Esposa
Popularitas:3.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Maria Solis

Una mujer despierta luego de estar en coma algunos días.

Sin recuerdos...

Sin saber quien es...

Edad y nombre no es algo que figura en sus recuerdos, ya que parece, los ha perdido todos.

Sin embargo, un hombre aparece delante de ella para recordarle que se llama Alma Rizzo, y que ambos, están casados desde hace cuatro años.
Él le promete ayudarla a recordar todo su pasado para poder encaminar su vida de nuevo.
Algo que a Alma, le parece irreal.
Sobre todo porque cuanto más aprende de si misma, más le aterra descubrir que tal vez no es la mujer que esperaba ser.
Ahora, componer su vida será su misión...
Cosa que no será sencilla cuando se tiene limitado los recuerdos y no sabes si convives con amigos o enemigos.

NovelToon tiene autorización de Maria Solis para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 13

—Que raro. Creí que tenía todo... Bueno, puedo ir al supermercado por los ingredientes.

—No hará falta nana, iré yo.

Alma, agradecía infinitamente haber elegido un postre del que sabia que no había nada para prepararlo.

—Oh no mi niña, yo...

Habiendo terminado de desayunar, la oji negra se levantó de su silla.

—Sin peros, ¿entendido? Si no salgo me moriré de aburrimiento. Iré en taxi y regresaré en uno. ¿De acuerdo?

—¿No deseas que te acompañe? Podemos elegir juntas lo ingredientes.

Alma, le sonrió a su nana y la tomó de las manos.

—Quiero hacer algo para Valentín yo sola y sin ayuda. Así el esfuerzo habrá valido la pena. ¿No lo cree así?

La anciana suspiró.

—Bien, pero no tardes que si él vuelve me regañara por dejarte ir sola.

Con un beso en la mejilla, la señora Rizzo se despido de su nana y al salir de la privada, no fue problema buscar un taxi.

—Buenos días, quiero que me lleve a Alcatraz.

—¿Alguna dirección en especial?

—No, solo llevarme al municipio.

—Enseguida.

El viaje no llevo mucho tiempo, ella había pensado en ir directamente a la casa pero por si las dudas de que un paparazzi la siguiera era mejor caminar y asegurarse de que no fuera así.

Cuando bajo, suspiro al sentir el aroma a café que venía de una cafetería pequeña.

Miró el papel que tenía en manos y se dedicó a buscar la calle que le llevaría a aquella casa.

Luego de media hora, doblaba esquinas y cruzaba calles evitando caer en pánico al no ubicarse bien en aquel lugar.

—Parece que... ¡Ay!

Alma, termino cayendo de sentón al suelo cuando su cuerpo impacto con otro.

—¡Oh! Cuanto lo siento pero que torpe... —alzando la mirada, se encontró con una joven mirarla desde su altura —Pero que torpe, discúlpeme... —se inclinó hacia ella y le tendió la mano —Déjeme le ayudo.

La señora Rizzo le tomó la mano y se levantó con dificultad.

—Ay, ¿le duele la espalda? Puedo llevarla al hospital si gusta. —se ofreció la joven

—Tranquila. Estoy bien, lo prometo.

—¿Cómo se llama?

—Alma.

—Oh, señora Alma le pido unas disculpas iba corriendo y no vi que dobló la esquina.

—Tranquila, yo tampoco iba pendiente de mi camino.

La joven sonrió con alivio.

—Si puedo hacer algo por usted, no dude en pedirlo.

—Bueno, si, hay algo. Estoy buscando está casa pero no la encuentro.

La joven tomó la hoja y leyó antes de asentir.

—No está muy lejos, siempre ando aquí de visita, así que puedo decirle que al final de la calle encontrará la casa.

—Muchas gracias querida.

—Oh, llámeme... —la joven callo cuando su celular empezó a sonar —Diablos... —siseo —Fue un gusto señora Alma, me tengo que ir. Lindo día...

La joven se despidió con la mano y se alejo de ella.

Alma miró su hoja una vez más antes de seguir adelante como la joven le había indicado.

En efecto, no le había mentido ya que al final de la calle, se encontraba la casa que había ido a buscar.

—Tú puedes... —se animo mientras tomaba aire

Subiendo las escaleras de la gran casa, y con el corazón al mil por segundo, tocó con firmeza la puerta roja.

Esperó mientras se retorcía las manos. Ahora que lo pensaba no había armado una excusa para estar ahí, simplemente fue por impulso. ¿Qué debía decir al llegar a una casa donde tal vez no fuese bienvenida?

Cuando la puerta se abrió, la oji negra pego un salto del susto.

Una mujer de mediana edad apareció del otro lado.

—Diga.

—Ah... Yo... Buenos días, me gustaría hablar con la dueña de la casa.

La mujer alzó una ceja, pero fue todo el gesto que hizo porque no sonrió pero tampoco le dedico una mueca.

—Esperé aquí. —dijo mientras cerraba la puerta de nuevo

Alma miró a su alrededor, para cerciorarse qué no la hayan seguido.

La mujer abrió la puerta por segunda vez, pero está vez con más amplitud.

—Adelante, mi señora la recibirá en su despacho.

—Claro.

Alma, entro a la casa. Decorada con elegancia, era modesta pero no era algo del otro mundo.

La mujer que podría ser la ama de llaves, lidero la marcha hacia una habitación del lado derecho de la sala de estar.

Con gestos calculados, le abrió la puerta y le miró con neutralidad.

—Adelante.

—G-gracias.

Lo primero que vio al entrar, fue como las paredes estaban tapizadas de libros y el crispar de la chimenea que hacía toda la habitación más calida y acogedora.

—Asombroso...

—Tiempo sin verla, señora Silva.

Alma, se estremeció y con un rápido movimiento giro sobre sus talones hacia la mujer que estaba en el extremo opuesto de la habitación. ¿Cómo no la había visto? Habría jurado que no estaba cuando entro.

—Aunque no está donde debería... —la mujer le sonrió y alzó una ceja.

—Oh, no... Me confunde con otra persona, me llamo Alma Rizzo.

—Si usted insiste. —sonrió ampliamente la mujer de bellos ojos azules y piel de porcelana —Le debo unas disculpas por confundirla señora Rizzo, hace tiempo que no nos vemos.

La peli negra dio un paso a ella de manera inconsciente.

—¿Me conoce?

La anfitriona de la casa asintió.

—Bueno, no mucho porque no somos íntimas amigas pero hemos hecho uno que otro negocio juntas.

—Entiendo... Bueno, yo... Le seré sincera. He perdido mis recuerdos...

—Es de lo único que se habla en todo el país. —la mujer rodeo su escritorio para quedar frente a este y recostarse en el borde —Pero quiero creer que no está aquí porque se ha acordado de mi. ¿O si? En todo caso, sería alargador.

Alma, negó con la cabeza.

—No, no la recuerdo... Sin embargo, antes de perder la memoria encripte un documento importante y solo el dueño de esta casa puede ayudarme a liberarlo.

La mujer se cruzó de brazos, meditando en la información que le ha dado la señora Rizzo

—Pues temo que no se de lo que habla, ya que yo hace años que no tengo contacto con usted.

—Pero es la dueña de esta casa, ¿no?

—Hasta hace dos meses, si —la mujer asintió —La compre hace poco.

—Oh... ¿Y sabe quien es el antiguo dueño?

—No, yo compré la casa por medio de una agencia de bienes raíces así que los datos de antiguo dueño deben tenerlo ellos ya que no me los proporcionaron.

—Entiendo... —esa declaración desánimo a la peli negra

—Si gusta, puede hablar con esa agencia y pedirles información.

—¿Qué agencia le vendió la casa?

—King. —sonrió la mujer con inocencia. Pero cuando la oji negra palidecio, la mujer alzo las cejas con diversión —Puedo pedir una cita con ellos para usted.

—¡No! —exclamó y recomponiendose, carraspeo —No hará falta... —suspiró —Ya podré averiguarlo de otra manera.

La nueva dueña de aquella casa, ladeo la cabeza, mirando con interés a la mujer.

—Si gusta, puedo pedir yo la información y dársela cuando tenga algo concreto.

Alma la miró con asombro.

—¿Haría eso?

—Claro, como actual dueña creo que puedo pedir información sin levantar sospecha y puedo decirle lo que averigüe cuando tenga toda la información necesaria. ¿Le parece? Después de todo, somos socias.

—¡Me parece perfecto! Muchas gracias... Eh...

—Oh, pero que torpe soy... —sonrió la mujer con elegancia —No tiene recuerdos y yo abusando de su memoria... —se auto riño mientras se alejaba de la mesa y caminaba hacia la señora Rizzo.

Alma, se paralizó en su lugar. Verla caminar hacia ella era hipnotizante y por alguna razón, intimidante.

Cuando la mujer estuvo delante de ella, le tendió la mano con gracia.

—Me presento de nuevo señora Rizzo, soy Anastasia... —sonrió, mostrando sus dientes blancos —Anastasia Conde.

El cuerpo de la oji negra se estremeció ante ese nombre.

—Un... Un gusto. —soltó con dificultad mientras levantaba el brazo y le devolvía el saludo a la pelirroja —Anastasia.

La mujer sonrió.

1
Maria Cristina Roldan Rodam
ahí hay algo raro no habrán intentado matarla
Yasmira Español
Malo
Yasmira Español
Normal
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
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