Una integrante de inteligencia nacional muere por causas ajenas a ella. Piensa que hasta ahí acabo su vida, pero cuando cierra los ojos por última vez en su vida actual... los vuelve a abrir en un mundo diferente siendo está una chica que tendrá que enfrentarse a todos aquellos que quieren usarla para subir de estatus. ¿Encontrará el amor? ¿Qué es lo que hará?.
Acompáñame a descubrirlo.
Una ex agente reencarnada, un general frío como el hielo y muchas piedras en el camino para llegar a un mismo objetivo.
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La vida sigue.
Al llegar al campamento, Lale pidió que atendieran a los soldados de inmediato. Ella necesitaba que curaran las heridas que esos malditos les habían causado, también decidió enviar los cuerpos de aquellos que murieron a la capital, para que sus familias les dieran un entierro digno. Después de eso se confinó en su tienda por unas cuantas horas, no era una persona que llorara, pues en su antigua vida jamás lo hizo, ni siquiera cuando la hacían sufrir en torturas por quererle sacar información, pero por primera vez sintió ganas de sacar ese dolor que la muerte de sus hombres le había causado, a pesar de lo sucedido la vida seguía y tenía que continuar con el entrenamiento de aquellos que aún seguían con vida para que algo como lo que sucedió no volviera a pasar, entonces decidió salir, poner la mejor cara y avanzar.
—¡Bueno soldados!, se dieron cuenta de lo que pasó, sin embargo nosotros debemos continuar en lo que nos quedamos si no queremos que vuelva a suceder algo parecido, deben de dar el doscientos por ciento de todo lo que tengan. Sus entrenamientos seguirán todos los días y veremos si al final son capaces de derrotarme— dijo Lale, aún con la voz ronca.
—Sí señora— se escuchó a una sola voz.
Entonces Lale, continúo entrenando a esos hombres e incluso incluyó a los magos en el entrenamiento más intenso que ellos se pudieron haber imaginado, desde que se levantaban hasta que se iban a descansar no paraban en ningún momento de entrenar, incluso cuando estaban comiendo ella llegaba con una sorpresa, pero ciertamente los soldados habían aprendido a desarrollar sus habilidades muchísimo mejor y el atacarlos se había hecho más difícil.
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Por su parte el príncipe llegó a la mansión del Conde Tomás, ya antes le había llegado la carta que su padre le envió, así que sabía por lo que estaba pasando el gobernante de aquellas tierras. Al llegar se dispuso a organizar todo para tenderle una trampa a aquellos bandidos que habían estado causando estragos en ese territorio.
—Conde Tomás, mi nombre es Sandro, soy un Duque y también guardia personal de su alteza el príncipe heredero Blair, estamos en plena campaña para el próximo nombramiento de su alteza, sin embargo nos encontramos con muchos problemas al entrar a sus tierras y es por eso que hemos venido con la intención de ayudarlo ya que usted no se dignó en pedir ayuda al imperio— dijo el Duque un tanto molesto.
—Bienvenidos sean, duque Sandro y su alteza. Es cierto que no pedí ayuda al imperio porque tontamente creí que yo podría contra esos bandidos y creí poder defender mis tierras, pero fue todo lo contrario, nada de lo que pensé pasó. Y eso causó muchas pérdidas, supongo que en este momento mi gente me estará repudiando creyendo que tienen al peor de los gobernantes y no se equivocan, fui un tonto y después un cobarde, lo siento mucho les he fallado— dijo el Conde inclinándose y al final poniéndose de rodillas.
—Conde Tomás, lo importante es que usted reconoce sus errores y ese tipo de gente no la encontramos en cualquier parte así que no se sienta mal, pero para la próxima evite problemas y si es necesario pida ayuda al imperio que para eso estamos, de esa manera podremos mantener a la gente a salvo. Ahora levántese, tenemos que ver la forma de acabar con esos bandidos— mencionó el príncipe amablemente.
—Le agradezco mucho su alteza, de verdad no merezco sus palabras y le prometo que a partir de este momento siempre tendré la mente más abierta y no seré anticuado pensando que pedir ayuda es una forma de humillarse— habló el conde.
Los tres hombres junto a algunos secretarios y capitanes se juntaron para ver la mejor manera de derrocar a los bandidos que ciertamente eran demasiados.
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Del otro lado del imperio, Lale ya había recibido la espada que el príncipe le había mandado y con ella llegó una nota que decía: “Me paso el día pensando en ti y en las noches al ver la imagen de tu rostro no puedo dormir, aunque sea por este medio quisiera disculparme por las veces que te ofendí, quizás no me puedas perdonar, pero no lo voy a dejar de intentar. Mandé hacer esta espada justamente para ti ya que solamente es para los mejores y tú lo eres, espero que te sirva y por favor cuídate, espero verte pronto”.
Al terminar de leer la nota, por una parte estaba desconcertada y al mismo tiempo rompió en unas carcajadas que pudieron escucharse por todo el campamento, Lale no estaba acostumbrada a que alguien le escribiera ese tipo de cosas y solamente pudo causarle risa, simplemente no era una persona que le gustara lo cursi y aún no alcanza a imaginar quién es esa persona que le envió tal regalo. A pesar de todo era un regalo muy hermoso y ese sí se lo iba a quedar porque le daría un buen uso y fue hecha especialmente para ella, quien quiera que se la haya dado debería de estar feliz porque es un regalo que de verdad le gustó y será aprovechado al máximo.
mi admiración total escritora, me he leído todo el libro en una tarde
papi la general me violó jajajajajja