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Solo Deseo Amor

Solo Deseo Amor

Status: Terminada
Genre:Completas / Contratadas / Amor a primera vista / Mujer despreciada
Popularitas:1.7M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Betsi

Luna se entera de la peor manera posible de que el hombre al que ella amaba la estaba engañando, se siente humillada y menospreciada.
¿Qué pasa cuando ese amor es unilateral? ¿Qué se hace cuando descubres que solo te han usado? ¿Se puede volver a confiar en el amor?
Ella solo quería ser amada, él solo deseaba su cuerpo.
La vida les tiene grandes sorpresas preparadas. Los caminos son inciertos, las personas cambiantes. ¿Es posible el amor para ellos? ¿Qué tendrán que hacer para conquistarlo?

NovelToon tiene autorización de Betsi para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Me llamo Melisa

El día era hermoso, el sol estaba en lo alto y sus rayos brindaban calor y confort a todos los seres vivos. Una pareja, que parecía que había sido hecha en los cielos, salía de la mano del más famoso restaurante italiano de la región. Sus sonrisas brillaban en sus rostros. Estaban relajados, se regalaban miradas llenas de amor y comprensión uno al otro. Ella se veía ligeramente sonrojada cuando el pelirrojo se acercaba y le decía algo al oído. Era una visión celestial ver a estas dos figuras deslizarse por la calle dirigiéndose a su auto.

Vito había tenido un ligero cambio de planes. A partir de lo ocurrido con Melisa, creía importante decir su verdad. Los secretos y ocultamientos solo sirven para corroer los cimientos de una relación, logrando destruir la confianza. Él no quiere que eso ocurra, necesita explicar para que ella esté segura de que sus sentimientos son genuinos.

Luna, necesito que hablemos, hay cosas que quiero contarte, pero me gustaría que fuera en un lugar tranquilo, sin que nadie nos moleste ¿Bueno? dijo una vez que el auto había comenzado la marcha. Lo mejor era ir hasta su departamento, ese era un lugar que solo él y Luca conocían, además de su personal de seguridad por supuesto.

Ella estaba tranquila, sabía que era indispensable una charla entre ellos. Ella también tenía cosas que quería decir, necesitaba que él conociera su verdad. Además él podría ayudarla si algún problema se presentara con Cristian. No confiaba para nada en él a pesar de haber firmado los papeles. Lo había pensado mucho y creía que debía buscar otras formas de mantenerse lejos de él. Incluso quizá necesite irse a otro lugar.

El trayecto hacia el departamento fue tranquilo. Vito había tomado la manito de Luna con su gran mano, parecía que una sola de él eran las dos de ella. Eso les causó gracia. La diferencia de tamaño era considerable. Luego de conducir por 20 minutos llegaron al lugar. El edificio era sumamente lujoso, con más de 20 pisos. En la entraba se encontraba el personal de seguridad del mismo. Vito saludó y se encaminaron directo al ascensor, que funcionaba con un código y la huella de Vito. Luna estaba muy sorprendida, nunca había estado en un lugar así, si bien vivía en un departamento muy lindo y bastante lujoso que le dio Cristian, nunca como lo que estaba apreciando ahora.

En el último piso, el 30, las puertas se abrieron dejando ver el espacioso lugar. Junto con las puertas los ojos de Luna se abrieron como platos, era tan hermoso, la decoración le pareció exquisita. No sobraba ni faltaba nada. Los cuadros en las paredes eran de un lado abstractos, mientras que del otro paisajes hermosos. Todos de artistas conocidos. Vito la acompañó hasta el mueble donde ambos se sentaron. Estaba nervioso y quería terminar con eso lo antes posible. Contar su historia era algo que no le gustaba en lo más mínimo. Nadie sabía la verdad de su pasado, un pasado doloroso, que lo ayudo a construir al hombre que hoy es, implacable, despiadado, frio, desconfiado, todo eso y peor. Con ella no, con ella se había convertido en otra persona una que ni él mismo conocía. Era hora de comenzar y lo haría desde el principio.

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Estaba comiendo lo poco que había encontrado en el contenedor de basura. Mi estómago rugía del hambre hacía ya tres días que no había comido nada. Y para mi dolor, no había mucho con lo que poder satisfacerme. Estaba tan cansado de mi vida, tenía tan solo 8 años, pero ya no quería vivir. Desde que tengo memoria he vivido en la calle, no sé nada de mi, de mi procedencia. Los que me engendraron me odiaron lo suficiente como para dejarme tirado. Una mujer me cuido un tiempo, siendo un bebé o eso me dijeron luego. Después hubo otra, luego un hombre, pero tenía 4 años cuando ya no había nadie. Vagaba de un lugar a otro hasta que encontré una casa a medio demoler. Ahí pude refugiarme de la lluvia. De la basura sacaba todo lo que podía servirme. Nadie me ayudaba, ni me miraban, era un niño solo en medio de la ciudad y parecía ser completamente invisible.

Había una escuela cerca, me gustaba ir a ver a los niños que si eran visibles entrar y salir de ella. Sus uniformes, sus bolsos y sus libros. Eran abrazados por sus madres o padres o por lo menos recibidos por sus nanas. Parecía que eran felices, y cómo no serlo ellos sí eran vistos por el resto de los seres humanos. Yo no existía, si decidía tirarme al rio nadie se daría cuenta, nadie me extrañaría. Ya llevaba mucho tiempo viviendo de esta manera. Un día me encontré un libro, ese fue mi mayor tesoro, veía las imágenes y las palabras. No entendía al principio, pero comencé a prestar atención a las personas, lo que decían, por ejemplo había un cartel en un almacén, y una mujer leía los productos que se publicitaban. Comencé a relacionar las palabras con las letras escritas, lo hacía todo el tiempo, prestaba atención por pequeño que fuera lo que se decía o leía. Un día me di cuenta de que había podido leer un cartel que recién había sido colgado. ¡Estaba aprendiendo a leer! La lectura amplió mi mundo, ya no necesitaba de los otros porque podía leer lo que mi tesoro tenía para mi.

Busqué más libros tirados en las salidas de las escuelas, o librerías o incluso papeles, periódicos o registros de oficina. Toda esa riqueza invaluable para mi, pero que para los otros era basura. Devoraba todo, lo incorporaba y lo aprendía. Los números no fueron una dificultad, una vez que los había conocido. Tal es así que al llegar a los 8 años yo podía leer, escribir y hacer cuentas. No tenía cuadernos ni lápices, escribía con un palo en la arena que quedaba al descubierto de los pisos rotos del lugar donde vivía.

Ese día llovía copiosamente, los truenos y relámpagos iluminaban el cielo. Ya no les tenía miedo, de niño sí, pero ya no lo era, había crecido muy rápido. No hablaba mucho ¿Con quién hacerlo? A veces lo hacía solo para no perder la costumbre. Estaba comiendo un pedazo de pan, lo único que había logrado encontrar cuando escucho un terrible estruendo. Salgo asustado para poder saber que había ocurrido y me encuentro con un panorama aterrador. Dos autos estaban destrozados, dentro de uno, entre los hierros retorcidos había una joven mujer que parecía muy mal herida. Me acerqué para ver si podía ayudarla. Mientras que del otro auto baja una mujer muy bien vestida, muy hermosa, pero que tenía una mirada fría y desdeñosa. Cuando posó sus ojos en mi sus labios se curvaron convirtiéndose en una sonrisa maléfica. Tuve temor, pero caminé a paso ligero hasta la otra mujer. Traté desesperado de ayudarla, de abrir la puerta, pero mis fuerzas eran escasas y estaba todo destruido, no se podía abrir. La chica me miró, y me sonrió, parecía un ángel y pronto lo sería. Quiso decir algo pero en un suspiro la vida la abandonó y ahí quedó su intento.

No lloré, no sentí nada. Mi vida no valía nada para nadie por lo que veía normal que la vida de nadie tuviera algún tipo de valor.

La otra mujer me miró por unos cuantos segundos, tenía el teléfono en la mano, estaba llamando al 911. No sabía que iba a pasar ahora, ya no tenía nada que hacer ahí, me di la vuelta para retirarme cuando sentí que una mano tomaba mi brazo.

Vamos, te vas a vivir conmigo, por lo que veo no tienes a nadie. Mi nombre es Melisa Su expresión era tan indiferente como la mía, no tenía nada que perder por lo que sin más la seguí.

Nos hicimos a un costado, esperando, no sé qué hasta que vimos las luces de policías, bomberos y las ambulancias. También arribaron unas camionetas negras, al verlas ella se alegró. Un hombre se acercó, hablaron un momento, ambos me miraron y continuaron con su charla. Luego tomó mi manó y nos encaminamos a una de las camionetas, nos subimos y esta arrancó. Fue la primera vez que subí a un auto, me sentía incómodo, estaba sucio y mojado. Todo adentro estaba muy limpio. El viaje duró bastante, no se cuanto. Llegamos a una casa muy grande, parecía un palacio, como los de los cuentos. Nos bajamos del vehículo y entramos. Ella comenzó a gritar, se había transformado.

¡Nana!...¡Nana! llamaba frenéticamente, cuando apareció una mujer mayor, un poco alta, llevaba un bonito vestido suelto, su cara era muy amable báñalo y cámbialo, fijate si sabe hablar, y haz una lista con las cosas que pueda necesitar. Prepara un cuarto en el área de servicio solo ordenó y salió del lugar.

Yo estaba mudo, no lo podía creer, estaba en una casa calentita, me iba a dar un baño y a poner ropa limpia. No sabía cuánto podía durar esto pero lo iba a disfrutar.

La señora me llevo por unos pasillos, largos e interminables. Entramos a una habitación bonita pintada de blanco, con una cama hermosa y una mesa de dormir al lado. Estaba enamorado de ese lugar. Fuimos al baño, ella abrió el agua, la tocó para verificar el calor y entonces me miró.

¿Cuál es tu nombre?, el mío es Irina, me podes decir nana Irina me tranquilizaba esa manera que tenía de hablarme.

Yo no sé, no tengo nombre, nadie me dijo como me llamo estaba muy apenado, nunca me pregunte como sería mi nombre ni me puse a pensar en uno. En ese momento solo miraba al piso, intentando cubrir mi vergüenza.

¿Me dejas que te de uno yo? Sería un placer para mi me la quedé mirando con la boca abierta, no sabía que decir. Solo pude asentir.

Vito, como se llamaba mi pequeño hijo ¿Te gusta?   ¿Qué si me gustaba? Me encantaba, le respondí con una enorme sonrisa, pero una sombra pasó por mi mente.

¿No se va a enojar tu hijo porque me llame como él?

Mi pequeño ya no está, se fue al cielo hace algunos años, cuando era un niño como tu Unas lágrimas bajaban por sus mejillas, y por las mías también. Era la primera vez en la vida que yo estaba frente a una mujer que me hablaba con tanto cariño. Mi corazón se calentó en esa habitación.

Quité mi ropa, que estaba toda rota, y me metí en la bañera. Sentí mucha vergüenza pero dejé que nana Irina me bañara, simplemente yo no sabía hacerlo. Mi pelo estaba largo y muy sucio, parecía una pelota de grasa y mugre. Nana tuvo que buscar unas tijeras para cortar todo, lo hizo de la forma más prolija que pudo. Refregó con una esponja todo mi cuerpo, tenía muchas partes que tenían costras negras de mugre. Era un espectáculo espantoso de ver para cualquiera, estaba seguro de que quien me mirara iba a vomitar por como estaba mi cuerpo y el mal olor que tenía, pero nana no, ello me limpió y baño con mucho amor.

Al finalizar parecía otra persona, mis ojos no podían creer cómo me veía. Nunca tuve espejos, pero veía mi reflejo en las vidrieras de los comercios. Ahora no podía reconocerme. ¡Mi cabello es rojo!, pensé que era de otro color, marrón o negro quizá, La ropa que me puso era muy bonita, unos pantalones largos de mezclilla, una polera mangas largas, con un abrigado suéter de algodón y unas zapatillas muy bonitas de color negro. No tenía ni idea de donde había salido la ropa pero me encantaba. Estaba viviendo un sueño que no quería que terminara jamás.

Era ropa de mi niño, la guarde porque sabía que algún día alguien muy especial la iba a necesitar, y no me equivoqué. Te queda perfecta. Te ves muy guapo Vito rompí en llanto, uno desconsolado. Nunca había llorado así, no me permitía ser débil, porque si lo era algo malo podía pasarme. En la jungla solo sobrevive el más fuertes y yo tenía que serlo si quería vivir.

Nana me abrazó, me tranquilizó y me llevó a comer. Otra cosa que jamás había hecho, sentarme en una mesa. Me acababa de dar cuenta de que yo era como un pequeño animalito desprotegido. No sabía como comportarme en ese lugar. Me senté en la mesa, dentro de la cocina y me comí todo lo que se me puso enfrente. Era mucho, todo riquísimo. La primera comida que comía en mi vida. No eran sobras, no era de la basura. Era mía, toda mía.

Vito, ahora vas a vivir en esta casa, la habitación en la que estabas va a ser la tuya. Ya mañana la señora Melisa va a hablar contigo. Tu solo relájate y descansa. Te prometo que todo va a estar bien, solo tienes que confiar en mi ¿Bueno? me dijo con su mirada dulce, tratando de convencerme. Yo le devolví la mirada con una sonrisa para dejarla tranquila, pero la verdad es que no confiaba en ella, nunca confié en nadie y no pensaba empezar ahora. Pero eso no significaba que no iba a aprovechar esta oportunidad. Lo único que tenía que hacer era estar alerta, si algo se ponía feo me iba y problema solucionado.

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Gloria Gómez
la trama es buena, lástima la ortografía, es muy desagradable leer
Gloria Gómez
ceremonia
Rubiela Rada
me encanta la novela y q triste la historia de vito
Darquiz Bonilla
vestidos
Darquiz Bonilla
enorme ceremonias vestifos
Mirna Vargas Olortegui
hasta ahora muy bien la novela,con pequeñas faltas ortográficas que puede ir puliendo al no estar segura de las verdaderas letras con que se escribe, eso puliendo será completa el título de escritora, un pequeño consejo ,no hacer muy larga poniendo muchos capitulos de maldad que éso nos hace fuera de lo real..siga adelante!!
Monica Liliana Broudiscou
genial historia, muy preciosa, felicitaciones 👏👏👏👏😍
Monica Liliana Broudiscou
Bueno
Monica Liliana Broudiscou
Normal
Cintia Taboada
Gracias hermosa historia aunq m quede con ganas d saber si era niño o niña
Yuridia Burciaga siqueiros
Bueno
Yuridia Burciaga siqueiros
Malo
Cecilia Pinto
Excelente
Jacqueline Rivero
me encantó 💕 😍 ♥️ 💖
Surgelis del Carmen Serra
Excelente
Surgelis del Carmen Serra
como puedes decir que perdonar a alguien puede ser malo, al contrario perdonar es algo que nos hace sentir en paz y vivir con tranquilidad.
necesitas buscar a Dios
Martha Irra
Me encantó muy bonita felicidades
Surgelis del Carmen Serra
muy buena, excelente. solo que vaso se escribe así, pero muy nueva novela la felicito
Esther Miranda
Ella nunca le dijo q vio a su papá, craso error
Irene Foronda
excelente novela me encantó 💕 👏 👌
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