El está enamorado de su mejor amiga. Ella está a punto de casarse. El día de su boda tiene un accidente y "muere" un año después el se encuentra con una chica que es idéntica a ella.
¿Será la misma mujer o una prima lejada muy parecida.?
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Amaneces hermosa
...Al día siguiente....
...Cristina....
Amanecí cansada pero feliz. Nada cómo hacer el amor para liberar el estres.
— Buenos días. — Me saludó el. Creó que hoy se despertó primero que yo. Algo no muy raro en el.
— Buenos días amor. — Lo besé cómo es mi costumbre. — Te he dicho que amaneces muy guapo siempre.— Más que un cumplido era una burla. El siempre luce impecable pero ahora está desnudo y con el cabello despeinado. Pero se ve bastante guapo de esté modo. Y no es la primera vez que lo veo así, pero nunca le había dicho.
— No. Pero no soy el único. Tú también amaneces hermosa Cristina. — ¿Cristina.? ¿Porqué no me llama amor cómo lo hago yo.? Cristina es muy temprano para que empieces con reproches.
— Mejor me peinó. No quiero que mi esposo me vea así. — Le dí un beso y me levanté de la cama. Unos momentos después el me abrazó y sentí su elección en mi tra**ro.
— Quiero estar con mi esposa. — Me giré y besé sus labios.
— Nadie te lo impide. — El me giró de nuevo y me puso en cuatro sobre la cama. Ahí me empezó a dar en**stidas fuertes y placenteras.
— Aaa, AAa. — No dejaba de hacer ruidos con mi boca. Y cada vez eran más fuertes. Ojalá que Gema todavía no esté en la cocina, no me gustaría que ella escuché lo que estamos haciendo.
Unos minutos después sentí el orgasmo y Nicolás se retiró de mi.
— Me gustó esté amanecer. — Mencioné de forma pícara.
— A mí también. Podemos repetirlo. — Dijo el y me sentó sobre sus piernas. Un segundo después lo sentí dentro y el placer me inundó. ¿Cuándo me voy a casar de hacer el amor con el.? Creó que nunca.
Los labios de Nicolás se posaron en mis pechos y me hizo sentir sus dientes. Cosa que me provocaba mucho placer, su miembro entrando y saliendo de mi era aún mejor. No me arrepiento de haberme casado.
Pasaron unos minutos y tuve otro delicioso orgasmo.
— Amor tengo que ir a la escuela.
— Lo sé. Vamos a bañarnos. — Me llevó al baño en sus brazos y sin salir de mi. Debajo del agua seguimos haciendo el amor hasta cansarnos. Enserio me da coraje cuidarme. Ya quiero estar embarazada.
...Horas después....
...Mark....
Terminé de hacer mis maletas y bajé al lobby. Pedí que alguien fuera a recogerlas y las llevará a mi auto. Mi padre insistió en que yo debía volver lo antes posible. No me gusta que haya problemas en la empresa por lo que decidí irme hoy mismo.
Andes de irme pasé a comer algo en un restaurante cerca del hotel.
— Buenos días. Aquí tiene la carta. Nuestra sugerencia de hoy es la ... — Dejé de escuchar a la mesera porqué me pareció ver a alguien idéntica a... No. No era posible. Seguro estaba teniendo una especie de alucinación. Volví a ver la carta y después miré en la dirección que había visto anteriormente. Sólo veía la espalda de esa chica, estaba junto a un chico que sólo con verlo puedo decir que es más joven que yo. Lucrecia no saldría con chicos más jóvenes.
— Disculpé señor. ¿Qué va ordenar.? — La mesera Interrumpió mis pensamientos.
— Quiero la especial de la casa. — No había tenido tiempo de ver la carta por lo que fue lo primero que se me ocurrió pedir.
— Claro señor. Con permiso. — Ella se retiró y yo no pude quitarle los ojos de encima a la chica. Pero ella seguía dándome la espalda, por lo que no podía distinguir si se parecía o en verdad fue mi imaginación. Quería acercarme a ella. ¿Pero cómo iba a justificar mi presencia si no se parecía.? Incluso si se parecía. Tal vez pensaría que estoy loco. Lucrecia está muerta. Tengo que entender eso. Ya pasó más de un año.
...Horas antes....
...Cristina....
Nicolás me dejó en la universidad y me dijo que llegaría tarde a la casa. Pero que Richard pasaría por mi.
Entré a clases y mi compañera Idalia se sentó junto a mi.
— Hola. — Me saludó.
— Hola.
— ¿Vamos a tomar algo hoy.?
— ¿A tomar.?
— Si. O me vas a decir que no tomas. — ¿Se vería muy raro que una universitaria no tomé.?
— La verdad no. — Respondí con la verdad. Por mi débil corazón me perdí de hacer muchas cosas..
— Deberías probar. Es divertido.
— Gracias pero creó que pasó.
— Qué aburrida. — Prefiero que piense que soy aburrida a hacer algo que no quiero hacer. Se que es normal tomar pero el doctor me dijo que debía tener cuidado con mi alimentación, también con el ejercicio extremo. Si supiera cómo me la pasó con Nicolás me regaña. — La vida es corta. Deberías disfrutarla.
— Yo la disfrutó. — Y mucho. Todas las mañanas hago el amor con el hombre que amó. A eso llamó disfrutar.
— Pareciera que no.
— Señorita Idalia haga silencio. — Pidió el profesor. Ninguna de nosotras se había percatado de su presencia.
— Disculpé. — Dijo ella y las dos guardamos silencio el restó de la clase.
Al salir ví a Jeremy en la puerta.
— Hola preciosa. — Me dió un beso en la mejilla.
— Hola.
— ¿Estás lista.? — Preguntó con un entusiasmo que yo no entendí..
— ¿Para que.?
— ¿Cómo que para qué.? ¿Me debes una comida.? ¿No recuerdas.?
— Si lo recuerdo. Pero creó que será otro día.
— ¿Otro día.? Eso dijiste ayer. Hoy tienes que venir conmigo. — Tomó mi mano. Acción a la que me sentí incómoda y la retiré. — Disculpa. — Creó que exageré.
— No hay problema. Voy a dejar unas cosas en mi casillero y te alcanzó en el estacionamiento de afuera.
— Bueno. — El salió y yo fuí a mi casillero.
— ¿No eres casada.? — Idalia me pegó un susto al hablarme de tan cerca.
— Lo soy. — ¿Porqué me preguntaba eso.?
— ¿Sí eres casada porque vas a salir con Jeremy.?
— ¿Tiene algo de malo.? — Es decir. Sólo voy a comer.
— Eres o te haces.
— No te entiendo.
— Yo me entiendo. Tú ve a dónde sea que vas. — Se marchó. Ese comentario estuvo fuera de lugar. Le reste importancia a lo que había dicho y salí, Richard aún no había llegado por mi. Le mandé un mensaje a Nicolás pidiéndole que no lo enviará. Le dije que yo tomaría un taxi.
— ¿Vamos.? — Jeremy abrió la puerta para mí.
— Claro. — Subí al auto y me llevó a un restaurante muy bonito. Los vidrios eran transparentes y la vista a la ciudad se veía espectacular. Sobre todo porqué el sol entraba por la ventana y su brillo iluminaba todo.
— ¿Te gusta el lugar.?
— Si. Tienes buen gusto. — Es la segunda vez que cómo en i'm lugar tan bonito.
— No imaginas cuánto.
— Supongo que la comida también es buena.— Viendo la apariencia del lugar no es difícil pensar que no.
— Si que lo es. — Una mesera nos trajo la carta y la ví por unos minutos luego ordené. La comida era buena pero no tanto cómo la de la señora Gema.— ¿Te gusta.?
— Es muy rica.
...Mark....
Terminé mi comida y estaba listo para irme. Pedí la cuenta y la mesera pronto me la trajo. Pagué me levanté. Al hacerlo la chica que estaba en la mesa de enfrente se levantó también. Se giró y mis piernas se quedaron inmóviles. Era idéntica a Lucrecia. Sus ojos, sus labios, su cuerpo, todo era exactamente igual.
Intenté caminar hacía ella pero no logré dar un sólo paso. Mi cuerpo estaba totalmente inmóvil. Ella salió con el chico muy sonriente y yo por fin pude caminar hacía ella. Mis pasos eran agigantados pero no logré alcanzarla. Ella tomó un taxi y no me dió tiempo ir por mi auto para seguirla. Pero si de algo estaba seguro era de que la iba encontrar. Me constará lo que me constará tenía que volver a ver a esa chica.
Seguro Nicolás me ayudaría si le cuento a quien se parece. Mi padre tendrá que esperar. No me iré de México si no vuelvo a verla.