Alexander es un joven príncipe, que debido a sus responsabilidades está obligado a contraer matrimonio a sus veintiún años.
Para su buena suerte, o no. En su Reino existe una regla que le da la posibilidad de tener un mes para sí mismo, un mes en el cual él dejará de ser quien es para convertirse en una persona común.
Ahora bien, ¿Qué pasará durante ese mes? ¿La vida de Alexander cambiará a causa de lo que está por vivir?
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Planes descabellados y lealtades inquebrantables
Capítulo 4:
La luz del mediodía entraba a raudales por las amplias ventanas del salón de juegos del palacio, el lugar donde Lucas y Ethan se habían refugiado mientras Alexander asistía a una interminable reunión con el Consejo Real. En la mesa de billar, Lucas hacía girar uno de los tacos con gran habilidad, con una sonrisa que sugería que tramaba algo. Ethan, sentado en un sillón cercano con refresco en la mano lo observaba con una mezcla de curiosidad y resignación.
— Dime, Ethan— empezó Lucas mientras alineaba un tiro y este alzó la mirada— ¿te has puesto a pensar en lo absurdo y loco que es todo esto?
— ¿Qué cosa exactamente?— preguntó Ethan.
— Esto de casarse con alguien que ni siquiera conoces, solo porque naciste en una familia específica y tienes obligaciones— respondió Lucas refiriendose a la situación de su amigo.
— Lo he pensado, pero a diferencia de ti, sé que es inútil debatirlo. Alexander lo sabe también, por eso pedir ese tiempo especial. Supongo qué porque siente qué será lo único qué pueda controlar por primera vez en su vida— Ethan dio un sorbo a su té y levantó una ceja al ver que Lucas no dejaba de sonreír.
— ¿Y si te digo que he estado pensando en una solución? Una forma de evitar que Alex tenga que casarse.
Ethan dejó la taza sobre la mesita, ya anticipando lo que venía.
— Me temo preguntarlo, pero adelante. Sorpréndeme.
Lucas dio un golpe certero con el taco, enviando dos bolas a las troneras antes de apoyarse contra la mesa.
— Es simple: secuestramos a Alex. Lo llevamos a una isla desierta durante un año, lo suficiente como para que la boda tenga que ser cancelada y la novia encuentro otro esposo. Luego, cuando Alex vuelva, podrá decir que estaba explorando nuevas tierras para el reino. Todos quedarán impresionados con su espíritu aventurero, y nadie podrá culparlo o reclamarle nada.
Ethan soltó una carcajada tan fuerte que casi derrama su bebida.
— Eso es… ¿cómo decirlo?— comenzó Ethan llevando su mano libre a la barbilla en señal de que estaba pensando sus siguientes palabras— Eso es increíblemente ridículo, Lucas. Ni siquiera sé por dónde empezar con todo lo que está mal en ese plan.
Lucas fingió indignación.
— ¿Ridículo? ¿Cómo que ridículo?— espetó— ¡Es una idea brillante!. Imagina la libertad. Alex podría pescar, construir cabañas, vivir como un hombre común.
— Primero que nada— respondió Ethan, conteniendo la risa— Alexander no sabría ni cómo encender una fogata, eso no se lo enseñan en las clases de etiqueta. Y segundo, ¿te imaginas lo que haría la reina si descubriera que su único hijo y heredero ha desaparecido? Y después descubre que todo fue una farsa. Probablemente nos colgarían a los tres.
— ¿Pero, no crees que vale la pena intentarlo?—preguntó Lucas, guiñando un ojo.
Ethan se llevó una mano al rostro, aún sonriendo.
— Por supuesto que no— dijo intentando hacerlo entrar en razón— Mira, sé que no te gusta seguir las reglas, pero hay límites, incluso para ti. Alex no puede simplemente desaparecer y ya.
— Bueno, pues piensa en esto: ¿ si fingimos que está gravemente enfermo? Nadie puede obligarlo a casarse si está en su lecho de muerte— sugirió— podemos mantenerlo enfermo un buen tiempo y cuando la boda se suspenda ¡Zas! Ocurre un milagro y Alex se cura.
— ¿Y cuál sería tu plan para después de que se cure milagrosamente justo después de que se aplaze la boda?— replicó Ethan, divertido.
Lucas se dejó caer en un sillón cercano, exhalando un largo suspiro dramático.
— Sabes, Ethan, eres demasiado práctico. Deberías soñar más. ¡Ser más flexible!
— Y tú deberías ser un poco más realista, amigo. Lo último que Alex necesita es que meterse en problemas que no podrá manejar. Él ya tiene suficiente con lo que enfrenta todos los días.
El comentario apagó momentáneamente la chispa de diversión en los ojos de Lucas.
— Lo sé— dijo, su tono más serio— Solo que… odio verlo así. Siempre ha sido el que carga con todo, mientras nosotros tenemos libertad para hacer lo que queramos. A veces siento que no es justo.
Ethan asintió lentamente.
— Por eso estamos aquí, Lucas. Porque él confía en nosotros para recordarle que no está solo. Y aunque no podamos cambiar su destino, podemos asegurarnos de que ese mes especial sea lo mejor que le haya pasado.
La seriedad en la voz de Ethan hizo que Lucas se enderezara. Un brillo travieso volvió a iluminar su rostro.
— Entonces, ¿eso significa que estás dentro para las locuras que planeemos durante ese mes?
— ¡Definitivamente!— respondió Ethan, sonriendo— Pero sin secuestros ni enfermedades fingidas.
Ambos rieron, y la tensión en el aire se disipó, aunque ambos sabían que lo que le esperaba a su amigo era algo que ningún de los dos quería para ellos mismos.
Cuando Alexander apareció una hora después, visiblemente agotado por la reunión, los dos lo recibieron con sonrisas y una propuesta para una partida de cartas.
Alexander sabía que el peso de su vida no era algo que pudiera compartir completamente con nadie, pero en momentos como ese, en compañía de Ethan y Lucas, sentía que podía soportarlo un poco más.
. veremos!!
Pobre Charlotte, enamorada de Ethan y tener que guardar su sentimientos
Eso sí super la historia me encanta