Evelyn Davis se dio cuenta de que desperdicio su vida viviendo para obtener el amor de Maximiliano Brown sin importar cuánto dolor y sufrimiento le causó, se dio cuenta de que el amor no valía la pena y que era mejor amarse a si misma, así que decidió divorciarse y ahora dedicarse a si misma disfrutando de los placeres de la vida...
Pero se vera envuelta con un sexy y dulce alfa dominante que la arrastrara al verdadero placer....
Volverá Evelyn a enamorarse?... Será feliz esta vez?...
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capitulo 23:
Evelyn decidió tomar el consejo de Emily, darse una oportunidad con Alexander, pues al fin y al cabo no perdía nada con intentarlo, además por lo que ha inractuado con Alexander se ha dado cuenta de que es un buen hombre.
y sobre todo que en ningún momento mostró malas intenciones hacía Evelyn cómo lo han echo la mayoría de los alfas con lo que se ha encontrado hasta ahora.
Evelyn llamo a Alexander y quedaron en tener una cita para hablar de temas personales.
Evelyn quería un sitio tranquilo y donde estén solos para poder hablar cómodamente con Alexander.
así que quedaron en verse en un muelle turístico a la orilla del mar, es un lugar tranquilo ya que para esta temporada los barcos no llegan ha ese muelle.
Alexander estaba muy nervioso, hoy es el día de la cita y no sabe que ponerse para ir bien presentado, por alguna razón siente que su futuro con Evelyn depende de esa cita, aunque está en lo cierto.
— ale que me pongo?... será que a mí pequeña rosa le gustará más si voy en un traje blanco o uno negro?... pero si no le gusta ninguno, que te parece este?—
—calmate hermano, sabes que eres uno de los hombres más codiciados en el mundo más por tu apariencia que por tu dinero verdad?, tranquilo te verás bien con cualquier cosa, solo actúa natural como siempre... no finjas ser algo que no eres— dijo Alejandra quien estaba sentada en la cama de la habitación de Alexander mientras esté hacia un desastre en el armario, ella se puso de pie para dirigirse hacia él y poner sus manos sobre sus mejillas mirándolo a los ojos.
—mirame... si ella se enamora de ti, si tú la conquistas, que sea tal y como eres... si ella no es conforme con eso, sinceramente no creo que te merezca.... hermanito, ve con calma, no quiero volver a verte sufrir...— dijo Alejandra para luego darle un cálido abrazo a su hermano.
Alexander se conmovió con las palabras de su hermana pues sabe que son sinceras, ella siempre ha estado con él y lo ha apoyado en todo, así como también está hay para aconsejarlo y regañarlo si es necesario, ella es su mejor amiga y confidente.
—gracias ale... no te preocupes, sé que puede sonar absurdo pero sé que ella es la correcta... desde el momento en que la ví lo pude sentir, la necesidad de estar con ella, de hacerla mía... creo que ya estoy perdido con ella ale...— dijo Alexander correspondiendo al abrazo.
Alejandra soltó un largo suspiro y se di por vencida —mas te vale no equivocarte está vez.... te aseguro que no saldrá bien librada si hace sufrir a mi lindo hermanito...— dijo ella acariciando la cabeza de Alexander despeinadolo en el acto.
—no me trates como un niño, recuerda que tenemos la misma edad— se quejó el.
—jajaja te recuerdo que soy mayor que tú—
—eso es solo por unos segundos!—
—si si, lo que digas, ya me tengo que ir, suerte en tu cita hermanito...— dijo Alejandra agitando su mano y saliendo de la habitación.
poco después de que Alejandra se marchara, Alexander recibio una llamada de su secretaria Madison.
—ya lo preparaste todo?— pregunto el.
—asi es, ya todo está listo tal y como usted lo ordeno.— respondió ella.
—gracias Madison— dijo el para luego colgar.
—bien ya que todo está listo... creo que ya es hora de que me vaya... no quiero llegar tarde a mi primera cita con mi pequeña rosa...—
Alexander al final se decidió por un traje negro con su estilo habitual pero un poco más elegante, se terminó de preparar y salió de la habitación para dirigirse al encuentro.
por otro lado Evelyn ya había terminado de prepararse, ella se puso un hermoso y elegante vestido de color azul por encima del nivel de sus rodillas y un escote ligero al frente resaltando su pecho y otro escote en V en su espalda, bastante atrevido por cierto.
Evelyn se encontraba frente al espejo dándose unos últimos retoques.
—creo que ya estoy lista...— Evelyn se puso de pie y salió de su habitación y cabe destacar que aunque se vea tan tranquila en realidad se está muriendo de los nervios por dentro, ella también siente que su futuro en el amor depende de esta cita.
Evelyn bajo al primer piso y allí la esperaba Alan listo para salir y llevarla a su encuentro.
—como me veo?...— pregunto Evelyn.
—te ves hermosa Evelyn, ese tipo de verdad es afortunado...— dijo Alan con una amable sonrisa en su rostro.
Evelyn se vergonzo un poco por su palabras, realmente no espera que le respondiera.
— ya es hora de irnos— dijo Evelyn desviando su mirada y caminando rápidamente a la puerta para luego salir.
Alan soltó una pequeña carcajada por lo linda que era Evelyn y luego se apresuró a seguirla.
así Alan llevo a Evelyn al lugar del encuentro, un muelle a la orilla del mar.
al llegar Evelyn, Alan salió del carro para abrir la puerta a Evelyn y que está saliera.
Evelyn le agradeció y le dijo que podía irse, si llega a necesitarlo lo llamara. Alan se marchó y dejando a Evelyn y está se dirigió al lugar donde quedaron encontrarse.
al llegar allí se encuentra con Madison, la secretaria de Alexander y está le pide que la siga, que Alexander la estaba esperando. Evelyn un poco incrédula acepto y la siguió; Madison guió a Evelyn hacia donde se veía un puente de madera donde estaba arrimado un yate.
al llegar Evelyn sintió como su corazón latía como loco alli al ver aquella romántica y conmovedora escena, no lo podía creer, Evelyn llevo sus manos para tapar su boca de la sorpresa; Alexander se encontraba al pie del puente con un enorme ramo de rosas rojas y detrás de él, una alfombra de pétalos de rosa que cubrían el puente y un camino de velas encendidas a cada lado hasta donde finalizaba este, con el sol comenzando a ocultarse mostrando un hermoso horizonte con colores rojos y naranjas, aquella escena era más que hermosa.
— bienvenida... mi queña rosa...— dijo Alexander con una cálida y amable sonrisa.....