Emma Sanchez es enfermera en la correccional de la ciudad y conoce a Max Robinson " el gringo" quien paga condena por el asalto de un banco
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UN ADIOS DOLOROSO
Asunción se llenó de valor y se enfrentó a su hija colocándose en la puerta para no dejarla salir
-¿Cómo puedes decir algo tan horrible? ¡Enamorada de un hombre malo de la cárcel! ¿pensaste en tu padre? ¿En tus hermanos? ¿Qué les diré? ¿Qué te fuiste con un desalmado? ¡De aquí solo sales sobre mi cadáver!
-¡mama! Quítate, respeta mi decisión, Max no es un mal hombre
-¿Cómo qué no? ¿Si es un ex presidiario? Un hombre que le ha hecho algún daño a la sociedad, Emma ¿Qué te paso?
-¡estoy enamorada mama!- ambas mujeres luchaban por aquel bolso de ropa
-¡tú no sales de aquí!- Emma sin pensar la tropezó dejándola caer al suelo saliendo con el bolso en la mano, camino hacia la puerta al estar frente al viejo edificio se derrumbó llorando con amargura, abandonaba el hogar de sus padres, dejaba para siempre el nido, de la peor manera pero en busca de la felicidad al lado de su gran amor, camino hasta la gran avenida y se montó en un taxi que paso, el taxista puso en marcha aquel auto amarilla, Emma continuaba llorando ¿pero? ¿Por qué se sentía tan triste? ¿Por qué? ¿Cuándo se supone que debería estar feliz?
MAX
El chofer continuaba manejando hacia el lugar donde le había indicado Emma que los esperaría, Max continuaba sumergido en la alegría que significaba su libertad, entonces, se acordó de Emma
-¡Emma! ¿Cómo pude olvidarme de ella? No puedo llevarla conmigo, esto es peligroso para ella, además yo no quiero estar con ella, no quiero a Emma- entonces grito al chofer
-¡cambio de planes! No vamos a pasar por Emma, ella no ira con nosotros- el chofer por fin hablo
-señor… pero la señorita- Max lo interrumpió
-¡ya te dije cambio de planes! Llévame hasta la frontera, de ahí te pierdes yo continuo solo
Emma después de un largo viaje llego al sitio, se bajó del taxi y camino hacia la plaza a donde deberían ir a buscarla, se sentó en una de las bancas mientras miraba a los niños jugando, se imaginó a ella con Max paseando a sus hijos riendo felices, por su cabeza pasaron miles de cosas, la cara de su padre al escuchar lo que su madre le contara, la rabia que sentiría, cambiarían las cosas en aquella casa desde su partida, pero ella en lo que pudiera les llamaría y les pediría perdón, con el tiempo lo olvidaran y la perdonaran, sus hermanos tendrían otra educación en el norte de América, a todos les cambiaría la vida por su matrimonio con Max
Las horas continuaron pasando, Emma caminaba de un lugar a otro, no podía llamar al chofer de aquel taxi, porque era peligroso, podían ubicarlos, luego de una larga espera se llenó de ansiedad y le marco desde su celular, pero nadie respondía
-¿será que les paso algo? ¿Y si atraparon a Max? ¡Dios mío! ¿Será que no hicimos bien? ¿Si lo atraparon cuando trataba de escapar? ¡Ay no! Deja de pensar tonterías Emma, ya pronto llegaran
Largas horas de espera, pasaron pero nada que Max llegaba a buscarla, se comía las uñas desesperada, dio otra vuelta a la plaza y en ninguno de los carros que llegaban veía la cara de Max.
Cuando por fin anocheció, Max nunca llego por ella, sintió tanto dolor en su corazón, comenzó a llorar con amargura ¿Qué le habría pasado? La gente iba y venía y ella se ahogaba en su dolor, cuando habían pasado algunas horas, supo que él, ya no vendría por ella por alguna causa, su celular sonó, miro la pantalla nerviosa pensando que era Max, pero la sorpresa es que era su madre
-hija, por favor piénsalo, regrésate antes que llegue tu padre- Asunción escucho al otro lado el llanto desesperado de su hija eso si le partió el corazón
-¡ay! Mama perdóname
-¿Dónde estás? para ir a buscarte hija, tu papa no ha llegado aun
-mama Max no vino por mí, mama estoy deshecha
-¿Dónde estás?
-en una plaza en el centro, madre no venga ¿Cómo poder verle la cara después de todo esto?
Asunción no lo pensó más y salió del apartamento en busca de su hija, después de una larga caminata a algunas de las plazas del centro, de repente a lo lejos la vio llorando en una de las bancas, por fin le vino el alma al cuerpo, sabía que el mismísimo Dios le había devuelto a su hija, ahora tenía que consolarla, se le acerco, la muchacha estaba con la mirada perdida, la abrazo fuertemente, la hija al sentirla comenzó a llorar con más fuerza, con la mismísima fuerza del desengaño.
-vamos hija, se está haciendo muy de noche, es peligroso por aquí
-¡yo no me quiero ir! Yo sé que Max vendrá
-hija estas muy dolida, ya comprenderás más adelante, sabrás que fue lo mejor que paso, ese hombre no te quiere mi Emma
-no, mama, Max no es así, él nunca me dejaría esperándolo.
Gracias por tan hermoso y emotivo final. tienes un gran talento que Dios te bendiga grandemente.