Un corazón tan marchito y podrido solo existía en el cuerpo de Teresa Novac. Emperatriz malvada que odia y humilla a su propio hijo. Sin embargo, el alma de una borracha poseé a ese personaje cruel. Dando se cuenta que el corazón de esta emperatriz es oscuro y perverso
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capitulo 12: Suspensión
En el día siguiente. Después del desayuno, Teresa fue convocada por Howard para reunirse con él en la sala del trono. En el camino hacia allá, Howard le explica de manera breve el porqué.
— Tania hizo algo que yo no tolero. Difundió entre los sirvientes un rumor de que te llevaste al niño sin su permiso.
Teresa lo observó de manera sorpresiva. Apenas estaba digiriendo el café que tomó para activarse en el día.
— ¿Un permiso?... Pero... ¿Por qué le pediría permiso solo para llevar al niño a la capital?
— ella se a apegado a un rol que no le concierne. No negaré que cuidá bien a Gael, pero tomó atribuciones fuera de su función de Nana. Por eso, ella te pedirá disculpas en público y si lo deseas, darle un castigo apropiado. No hiciste nada malo. Estás siendo una mejor persona. No puedo permitir que lo que hizo Tania salga de control.
— solo quiero que ella no sea un problema para acercarme a Gael. Aunque por lo entendido, lo será.
— no te preocupes, no lo hará. Yo solo quiero que Gael tenga a su madre a su lado sin ningún inconveniente.
Teresa sonrió suavemente ante ese comentario. Sí Howard apoya su idea de que esté cerca del príncipe, no piensa desaprovecharla.
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Ya en la sala del trono. los sirvientes, uniformados en sus sencillas vestimentas, se agrupaban en un rincón, murmurando entre ellos mientras aguardaban la llegada del emperador Howard y la emperatriz Teresa. Sobre aquel escándalo que formó una empleada más del palacio, siendo esta la Nana del príncipe.
Ambos entraron con un porte sereno y de manera autoritaria. Su presencia imponía respeto y los murmullos cesaron al instante.
Sentados en sus tronos, Howard habla.
— He convocado a todos ustedes para abordar un asunto que ha perturbado mis oídos. El rumor sobre la emperatriz y el príncipe debe ser desmentido por la misma persona que lo creó.
Los murmullos regresaron, pero esta vez llenos de nerviosismo. Entre la multitud Tania aguarda en silencio, aún molesta por la actitud que estaba tomando Howard con ella y con la humillación a mil. Pero fue ella quien, con querer, había sembrado la semilla de la discordia resultando todo en su contra.
— Tania. Acércate.
La Nana caminó por el sendero que crearon los mismos sirvientes. Ella ofrece su reverencia y habla.
— me presento ante todos ustedes, para ofrecer mis más sinceras disculpas a la emperatriz. Nunca fue mi intención causar malentendidos. Lo que dije fue una simple confusión, y lamento profundamente el problema que he provocado. No volverá a pasar ni mucho menos le faltaré el respecto a su majestad, la emperatriz.
Teresa presentaba un porte elegante y expresión serena, observaba con atención. Su mirada era de análisis.
— solo preguntaré algo. ¿Acaso yo necesito de tu permiso o autoridad para llevar al príncipe de paseo?
— no, majestad. Solo soy la Nana.
— quiero que sepas que estás sobrepasando los límites de tu papel. Expandir rumores de esa manera merece un castigo. Quedas suspendida por un mes y sin paga.
Tania observa pálida ante este comentario. Observa a Howard en busca de ayuda. Pero el emperador acepta las palabras de Teresa. Ella tenía derecho de escoger un castigo para la Nana.
— majestad. Lo lamento. No volveré a cuestionar su autoridad o hacer un escándalo así. Por favor. Pido que me disculpe.
— no hay disculpas que hagan que te revoque el castigo. Es eso o renuncia de una vez.
— está bien. Aceptó mi suspensión.
El emperador habla en general ahora.
— quienes escucharon los reclamos de la Nana, olvídenlo todo. Los rumores de que la emperatriz secuestro al príncipe es totalmente falso. Quién escuche hablar de esos otra vez, se va del palacio de inmediato.
La mayoría de sirviente asintieron, Tania encabeza a los empleados y seguía con su semblante hacia bajo.
A medida que la tensión se disipaba, los sirvientes comenzaron a intercambiar miradas de alivio. Se retiraron, todo menos Tania.
— majestades, por favor. El niño me necesita. Él me extrañará, un mes es demasiado.
En eso, Howard y Teresa caminan hombro a hombro en dirección a la salida, no sin antes el emperador decirle lo siguiente.
— el príncipe se le explicará que su Nana no se comportó de manera decente. Y un mes es poco.— comentó Howard— Tania, hice un contrato contigo, y no puedo despedirte al menos de que Gael ya no te necesite, si en un mes el te extraña haré que vuelvas, pero del resto, ese contrato puede terminar.
Ella acepta moviendo su cabeza, y siente la pequeña brisa cuando ambos pasaron a su lado. Tania volteó una vez que ellos se perdieron en el pasillo. En eso, apretó las manos cuando piensa que nadie más estaba aquí.
— para que te dé más rabia.— mencionó Constantine que llega con un sobre en la mano.— la emperatriz ordenó que queda suspendida, que sorpresa, ya había preparado un documento antes de que esto pasará. Soy un vidente.
Tania lo toma y le dice de inmediato.
— ¿Por qué Constantine? No te hecho nada malo.— mira con lástima.
— no. Es cierto. Pero me caes pésimo desde ayer y desde que mal informaste a los empleados. Además, a mí si me gusta el cambio de la emperatriz y si es posible, la defenderé de cualquier cosa incluyéndote.
Con eso, el fiel sirviente se fue terminado su deber de entregarle eso a Tania. Ella lo rompe y lo arruga con sus manos. Tenía una buena paga, más que los otros empleados. Y dejarle sin nada no fue agradable. Ya que con eso se compraba vestimenta extremadamente cara y decente para atender al príncipe e intentar impresionar al emperador. No obstante, un mes no será suficiente como para maldecir a la emperatriz.
“ yo sé que Gael me necesitará. En menos de una semana él buscará de mí y no le daré el gusto a Teresa de verme sufrir."
medía hora después.
Howard y Teresa se encontraban bajo un encantador kiosko adornado con flores de colores hermoso, apegado a la estructura de la madera. Las rosas y margaritas enredadas en las columnas del kiosko creaban un ambiente cálido y acogedor, que lo invita a hablar en confianza.
Sentados en un banco de mármol blanco, ambos observaban cómo Gael jugaba en el jardín. Con su cabello alborotado, había corrido tanto por el jardín que se quedó sentado en el césped jugando con los regalos que Teresa le dió ayer.
— el tema que quería hablar contigo es sobre esto. Vivir una vida viendo a Gael que puede contar con él apoyo de ambos padres, pasar tiempo con él y entre otras cosas como familia...— comentó Howard.
— no temas. Puedo saber lo que piensas...
— ¿Eh?
— tienes miedo a que algún día sea la misma de antes ¿No? Puedo entender que no me creas tan rápido, tampoco me cansaré de decirlo, estoy decidida a no volver a ser como antes. Por un camino tranquilo en esta familia...
— Teresas...— en ello, Howard toma suavemente el rostro de ella.
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— yo te creo. Tienes razón por una parte, tengo miedo a que vuelvas a ser como la de antes, porque yo quiero que tengamos un buen futuro, ser compañero y ayudarnos mutuamente, y sobretodo, ser buenos padres para Gael. Pero me has dado motivo para creerte. Perdón, no mostraré más esa inseguridad a tu lado.
Teresa solo mira a sus ojos violeta. Eran hermosos, radiante y lleno de energía y compasión. Ya no había una pizca de miedo o temor. Incluso, esos ojos inspiran para estar a su lado. Él la soltó y sintió como le hacía falta esa cálida mano en su mejilla. Howard continúa.
— me gusta tu actitud. Serena, tranquila y determinada.— Teresa mira a un lado.
“ es que no conoces mi lado borracha"
— además, tú manera de dormir es un poco rara...
Ella se asusta un poco, y se pregunta que hace cuando duerme.
— me abrazas como un niño y me cantas unas canción que jamás escuché, es algo así como; los pollitos dicen, pío, pío, pi-...— Teresa le coloca rápido la mano para callarlo.
Ella se ríe nerviosa.
— oh, eso... Es una melodía que inventé para que Gael se durmiera rápido. Que pena. No sabía que hacía eso. Dormiré en el mueble si eso te incomoda.
— ¡No, para nada!
— ¿Te gusta?
Miró apenado a otro lado y disimula.
— no me refiero a eso. Es incómodo dormir en el mueble. Recuerda que no podemos separarnos de habitación. Solo quiero que estés cómoda.
Ella ríe y hace como si le creyera a Howard. En eso, Teresa pide a una sirvienta que le traiga algo que se le olvidó darle ayer al emperador. Cuando la empleada lo trajo, Teresa le dice a él.
— es un detalle que te compré ayer en la capital. Espero que te guste.— Él lo tomó, y muy agradecido se comió uno.
Le pareció exquisito el sabor de chocolate con licor. Nunca había experimentado un sabor así. Él le ofrece a Teresa, pero lo rechaza cortésmente por el licor.
Además, ella se sumergió un poco en sus recuerdos. En su mente se encontraba.
“ esa canción se la cantaba a mi niño cuando no podía dormir y yo me quedaba dormida junto a él, lo abrazaba... No sabía que había tomado una maña de esa manera."
— madre... Madre...
— oh, Gael.
— vayamos a caminar un poco en el jardín. Está vez con padre.
Teresa acarició su mejilla izquierda. Era suave y redonda. Aceptó la invitación, ella y Howard fueron a caminar junto al lado del príncipe.
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muchas gracias por leer. No olviden dejar su preciado me gusta en el capítulo. 💕