Astillas De Alma

Nicolle salió en silencio del salón junto a Luciel, quien cerró la puerta del aula para evitar mirones y la guío hasta un rincón apartado del pasillo para evitar que los alumnos escuchen.

— ¿Sucede algo profesor?— Pregunto Nicolle buscando mantener la calma. Luciel la miro y asintió con la cabeza.

— Si, y es algo muy grave.— Comenzó él. Ella trago saliva, pero mantuvo la calma y busco mostrarse comprensiva.

— Pues dígame... En qué puedo ayudar.— Le dijo ella. Luciel mostró una sonrisa pequeña, que no era más que una expresión provocada por el enojo que sentía al interior.

— No es necesario que finjas conmigo. — Dijo mientras subía un poco las mangas de su bata y traje hasta dejar sus antebrazos descubiertos, cruzando los brazos despues de eso. — Se todo lo que has estado haciendo por dos semestres seguido. Lo que tú y tu hermano, Angel, han estado haciendo con Laebe.— Afirmó con total tranquilidad. Nicolle fingió no entender.

— ¿De que habla? Ni siquiera nos llevamos con esa chica, salvó para algunas cosas de actividades y esas cosas... Lo de ese día, yo no lo hice.— Dijo con un tono algo inseguro.

— Lo que han hecho, no es un simple caso de Bullying... Lo que han hecho, ya entra en un abuso grave y si esto se descubre... Podrían llegar a sufrir consecuencias legales.— Advirtió con un tono que no dejaba a dudas. Nicolle negó con la cabeza, manteniendo la finta de no saber a qué se refería.

— ¿De que está hablando? ¿Insinúa que yo he hecho algo malo? ¿Cómo se atreve? ¡Hablaré con el director! ¿Sabe quién es mi padre?— Dijo ella nuevamente, levantando el tono de voz. Luciel negó con su dedo índice y se acercó a ella.

— Se quien es tu padre, trató su enfermedad personalmente. Y vamos, ve con el director y habla, esto es algo que incluso el ya sabe. Además, dejame terminar... — Dijo él. Su tono de voz parecía llevar una amenaza. Nicolle no tuvo más que quedarse callada. — El director está al tanto de todo, y ya decidido no hacer grande el asunto siempre y cuando dejen de molestarla a partir de ahora. Pero, si vuelve a pasar algo... Tendrá que llamar a tu padre y, como su medico personal... Te informo que no está en situación para noticias fuertes. — Nicolle se quedó callada, frunciendo el ceño.

— No tienen pruebas de que yo o mi hermano hemos hecho algo... ¡Porque no hemos hecho nada! — Repitió molesta.

— Hay camaras en esta institución. Como tutor de clase, te recomiendo dejar estos jueguitos, por qué consecuencias legales es algo que no quieres conocer.— Finalizó Luciel haciéndose a un lado y señalando con su mano el salón para dar por terminada esa conversación.

Nicolle se fue de vuelta, molesta y llena de furia contenida. Luciel por su parte entro al salón poco después de ella y comenzó a explicar el tema...

Al terminar la clase de Luciel, él se retiró del aula. Durante el espacio que quedaba entre clases, Nicolle aprovechó para ir al baño con sus amigas.

Laebe seguía al interior del cubículo, acurrucada sobre el retrete mientras abrazaba sus piernas. No quería salir.

Un portazo en la puerta del baño al hizo sobre saltarse, al escuchar la voz de Nicolle, se encogió esperando no ser descubierta.

— ¡Fuera!— Grito a todas las chicas que se encontraban en el baño. Rápidamente obedecieron, y dejaron a Nicolle sola con sus amigas.

— Entonces esa perra hablo... Que maldita— Dijo una de sus amigas Grace, una chica de cabellera roja.

— Que descarada... Deberíamos hacerla pagar. Nadie se puede meter contigo sin ser castigado.— Dijo la otra, Amaris, una chica un poco más ruda.

— No. El profesor dijo que una más y podría meterme en problemas— Dijo Nicolle sentándose sobre el lavamanos, claramente irritada.

— ¿Entonces? ¿Se quedará como si nada? — Pregunto Amaris con clara molestia.

— Claro que no... Sigo pensando en que hacer...— Dijo Nicolle cruzada de brazos. Tras unos segundos saco su móvil y comenzó a ver algo.

Laebe al interior del cubículo, seguía en silencio. Temerosa por salir o ser descubierta. Nicolle hablo de nuevo, pero está vez con un plan en mente.

— ¡Lo tengo!— Expresó Nicolle con malicia. Sus amigas de inmediato se pusieron al pendiente de sus palabras. — Angel dijo que él que la protegió era de una pandilla... Tenía un tatuaje especial... Acabo de buscar y... Ese hombre está siendo buscado por federales. Lo primero que haré, es hacer que se aleje de Laebe al hacer que los federales comiencen a buscarlo en esa zona. — Dijo Nicolle con una risa torcida.

— Y con eso nos podremos acercar, brillante.— Dijo Amaris.

— No, no. Si le pasa algo así, sabrán que fuimos nosotras. Tengo otra cosa preparada.— Afirmó mientras bajaba del lavamanos y comenzaba a lavarse las manos. — En las noticias publicaron que hay otra pandilla... Una que apenas está buscando tener el control de la zona... Si alguien de ellos la ataca, no podrán culparme a mi. Así que les diré que... Le hagan sufrir...— Dijo con total felicidad, su plan era perfecto.

Laebe estaba en shock, todo eso era realmente grave. Estaba demasiado asustada.

— ¿Y por qué esa pandilla te ayudaría? Digo, ya vez que suelen ser unos desalmados. — Dijo Grace.

— Dinero, con el dinero se mueve todo ~ así que... Todo será perfecto.— Afirmó con total seguridad.

Sin saber que hacer, Laebe pensó en Kael. Él la había protegido, la había defendido y cuidado. Solo recordar el calor que y la seguridad que le proporcionaba... La hacía sentir culpable de que algo malo le pase. Debía de evitarlo.

Armada de valor, bajo del retrete y abrió la puerta del baño. Las tres chicas se notaron sorprendidas de que ella hubiera estado allí todo el tiempo, claramente habían sido descubiertas.

— No... No harán eso... — Dijo mientras tenía su celular en mano. — Grabe.. todo... Y ... Y les diré a todos los que quieren hacer.— Dijo ella temblando, aunque era mentira. Realmente no había podido grabar nada por el shock, pero esperaba poder de alguna forma... Hacer algo.

— ¡Tú! ¡Maldita perra! — Está vez Nicolle no se contuvo la atacó directamente. Grace corrió a cerrar la puerta del baño, mientras Amaris y Nicolle hacían de las suyas con ella.

Buscaban arrebatarle el teléfono entre golpes y jalones. Cuando finalmente se lo quitaron, lo aventaron a uno de los retretes y volvieron a golpearla.

Nicolle la tenía sujeta del cabello y el cuello, claramente enfadada.

— ¿Creíste que te saldrías con la tuya? Primero te mueres antes que meterte conmigo ¡Perra!— Le gritó antes de aventarla con fuerza.

Sin embargo, no calculo hacia donde lo hizo y Laebe... Se golpeó fuertemente contra la esquina del mármol del lavamanos, cayendo al suelo inconsciente. Todos se quedaron sorprendidas cuando ella ya no se levantó, sus ojos cerrados y después... Un hilo de sangre fluyendo por el suelo.

— ¿Que hicieron..?— Pregunto Grace sorprendida. Nicolle se agachó hacia Laebe y después volvió a levantarse. Estaba demasiado asustada. — ¡Ya vámonos! — Las jalo para salir del baño.

Las tres salieron corriendo, dejando allí a Laebe... Sin ayuda..