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Doncella De La Mafia

Doncella De La Mafia

Status: Terminada
Genre:CEO / Completas / Contratadas / Aventura de una noche / Mafia / Matrimonio antes del amor / Diferencia de edad
Popularitas:6.4M
Nilai: 4.8
nombre de autor: Li.m

Una noche ardiente e imprevista. Un matrimonio arreglado. Una promesa entre familias que no se puede romper. Un secreto escondido de la Mafia y de la Ley.
Anne Hill lo único que busca es escapar de su matrimonio con Renzo Mancini, un poderoso CEO y jefe mafioso de Los Ángeles, pero el deseo, el amor y un terrible secreto complicarán su escape.

NovelToon tiene autorización de Li.m para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

#24

Habían pasado varios minutos viajando en la carretera. Anne permaneció en silencio, al igual que los tres hombres que la acompañaban. Afuera, el cielo se estaba cubriendo por nubes muy blancas que, poco a poco, se agolpaban y cubrían el sol.

Anne se sentía muy incómoda, no solo por la situación que había vivido, sino por la mugre que traía encima. El vestido que le había ganado a Charleen durante la cena familiar quedó hecho un desastre, manchado por el polvo y el estiércol.

Apestaba y ella lo sabía, por lo cual sentía una gran vergüenza. A pesar de esto, nadie dentro de ese automóvil se había atrevido a decirle algo al respecto. Sin embargo, Anne notó que el conductor se sentía incómodo y que el asistente de Renzo había sacado un pañuelo de su bolsillo y se lo había colocado en la nariz.

El único que parecía no estar molesto por el olor era Renzo, quien tenía la vista clavada en el paisaje, mientras apoyaba el codo al borde de la ventanilla de manera relajada y apenas se rozaba el mentón con los dedos cubiertos por dos pesados anillos de oro que, más que para lucirlos, se diría que los traía para golpear a alguien.

Anne contempló esa actitud en él con mucha curiosidad.

“¿Acaso mi olor no le afecta?”, se preguntó Anne, “¿Qué no tiene olfato? Es obvio que este hedor a estiércol es insoportable… Y yo que creí que era un tipo meticuloso con la limpieza pues, cuando le ensucie los zapatos aquella vez, se había puesto furioso…”

Su actitud era muy rara. Anne lo puso a prueba, acercándose un poco más a Renzo, muy disimuladamente. Si la tenía más cerca, quizás reaccionaría al olor.

Sin embargo, Renzo ni se inmutó.

“Este tipo debe haber perdido el olfato…” , dedujo Anne, “De otro modo, sería imposible que no sintiera el olor ¡Hasta su colega está sufriendo!”

El conductor tosió y Guido carraspeó. Anne sintió pena por ellos, que debían soportar el ambiente apestado.

De repente, la voz de Renzo despertó a Anne de sus preocupaciones:

—¿Qué pasa?

Anne se dio cuenta que estaba demasiado cerca de él y se puso colorada. Fingiendo que se había acercado solo para hablarle al chofer, inventó:

—S-solo quería pedirle al conductor si podía abrir las ventanillas… El ambiente es… un poco asfixiante…

—Ábrelas— le ordenó entonces Renzo al chofer.

La expresión de alivio en los dos hombres de adelante fue notoria; por dentro, ellos agradecieron lo considerada que era la prometida de Renzo. Rápidamente, las ventanillas se deslizaron hacia abajo y el aire fresco ingresó al vehículo.

Anne regresó a su lugar. Su conciencia estaba un poco más tranquila, pues el aire les haría el viaje más ameno al asistente y al chofer. Sin embargo, su delicada piel comenzó a tiritar de frío; las ráfagas de aire eran algo intensas y el fino saquito que Anne se había puesto no era suficiente para soportarlas.

Renzo, quien la espiaba por el espejo retrovisor cada tanto sin que ella lo notara, se dio cuenta del frío que Anne sentía.

—¿Para qué pides que abran las ventanas si no puedes soportar el frío? — inquirió el  mafioso, ladeando la cabeza.

Sorprendida ante la observación, Anne respondió:

—¿Q-qué no lo notas? El ambiente… está sofocante…

Anne en realidad quiso decir “Apesto y tus empleados están sufriendo, aunque parece no importarte”

—Tonterías —lanzó Renzo. Y, dirigiéndose al chofer, ordenó:— Cierra las ventanillas.

—¡No! — intervino Anne. Renzo se sobresaltó al notar como la chica elevó la voz — De verdad, no es necesario, gracias. Chofer, no le haga caso al señor Mancini, puedo aguantar.

“No le haga caso al Señor Mancini…”  Esa frase hizo eco en el aire, sorprendiendo a todos los pasajeros. Anne cayó en la cuenta de lo que había dicho, sin mala intención,  pero deseó que la tragara la tierra. Por su parte, Renzo se quedó helado mirando a la chica, sin saber si lanzarla del vehículo o sonreír por la gracia que le causó la expresión en ella. El chofer solo siguió manejando, esperando la orden final y Guido Vitale soportó una carcajada nerviosa que mejor no dejar salir.

—Y-yo… —intentó retractarse Anne — No lo digo de mala fe, es que…

—Guido, alcánzame la manta que está en la guantera.

Renzo ignoró las disculpas de Anne y le dio la manta que le entregó su asistente. No era muy amplia, pero su tela mullida era bastante acogedora y suficiente para cubrir las pequeñas espaldas y brazos de la joven.

—Cuando lleguemos al aeropuerto, podrás arreglarte — le mencionó Renzo a Anne — Ordené que te esperen con un vestido nuevo, apósitos para tus pies y algunos artículos de higiene provisoria. Ya en la Finca podrás bañarte y sentirte más cómoda...

Esas fueron las últimas palabras que se oyeron en ese vehículo. Luego, el viaje transcurrió en silencio.

Ya en el baño de damas del aeropuerto, Anne contemplaba los finos productos que le habían enviado para limpiar su rostro, las toallas húmedas, las banditas para sus pies y un vestido diez veces más lindo que el que traía puesto.

—Vaya… No se le escapa ningún detalle, ¿eh? — se dijo Anne mientras se arreglaba el cabello frente al espejo, luciendo el fino vestido color crema que le habían entregado.

Abrió su estuche de maquillaje y sacó su lápiz delineador.  Iba a dibujarse pecas en la cara y el feo lunar de siempre, pero dudó…

“Este hombre me desconcierta…”, pensó. Su corazón se aceleró al recordar lo cerca que estuvieron sus labios cuando se encontraban solos en el auto, o cuando él la había llevado entre sus brazos.

—¡No!— se dijo con firmeza — Estoy segura de que sabe quién soy : él tiene un plan para torturarme… No puedo quedarme de brazos cruzados, creyendo que Renzo Mancini se portará bien conmigo…

Entonces, volvió a maquillarse para afear su rostro. Cuando estuvo lista, salió del toilette y el hombre de Renzo que vigilaba la puerta la acompañó a la pista de aterrizaje privada de los Mancini, donde les esperaba un helicóptero.

Renzo estaba esperándola. Se veía imponente, alto y galante, aguardando con gesto despreocupado mientras el sol se reflejaba en sus rayban rojizos y la gabardina ondeaba con el viento que las hélices del helicóptero producían.

Anne apretó los labios, muda ante el espejismo de ese hombre tan misterioso al que temía pero, a la vez, despertaba su curiosidad e, incluso, su deseo.

1
María Del Pilar Guzmán Espinosa
Excelente
Priya Morán Correa
Bueno
Yineth López Castillo
Excelente
Agnes Josefina Coma Restudis
buenísima novela... gracias autora
Esperanza Gonzalez
que estupida dejo el movil encendido no piensa
Esperanza Gonzalez
es muy torpe un sobre con dinero en la mano diosss
Eloisa Pat Hoy
ami igual está muy triste 😭
Delfina Prieto Martin
gracias me a encantado mucho está novela..
Coromoto Hernández
Excelente
Andrea Paez
Normal
Silvia Lovera
Hay no recuerdo aver reído tanto como con esta historia, son divinos, jajajajaj 🤣
Silvia Lovera
Malo
Silvia Lovera
Muy malo
Adri
me encantó muchas bendiciones
Nora Vélez
gracias por esta historia tan linda apesar de ser de mafiosos fue muy linda sin tantas muertes y tortura felicidades
Maria Garcia
Excelente
Hilda Gemignani
hermosa novela felicitaciones
Nora Vélez
escritora está muy linda la novela me encanta gracias por entretenernos con sus novelas
Carmen Isabel Faoto
hermosa historia y muy completa me gustó mucho
Hilda Gemignani
me gusta mucho ,muy entretenida/Rose/
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