Un Matrimonio Por Conveniencia.

Abi regresa a casa junto a Lucca a preparar el funeral del abuelo Francesco.

Su esposo no ha dejado de llorar en todo el viaje, a pesar de todo, a Abi le da mucha pena, sabia lo que significaba el abuelo para él, ella también lo echaría de menos, sus charlas, los desayunos juntos, nunca podrá olvidarlo.

En solo dos días estará lejos de Lucca y de la familia Chiaraviglio, sin embargo, sabe que extrañará a su esposo con locura, aunque ahora sus hijos son su prioridad y su felicidad pasará a segundo plano.

Abi se toma una ducha y se pone un vestido negro apropiado para el funeral del abuelo Francesco. Aún no puede dejar de pensar en lo que le dijo, Que había dejado dinero para ella y sus hijos, ¿que pensaran los Chiaraviglio de todo eso? Piensa para sus adentros, pero ya no importa nada, dentro de dos días estará lejos, en Estados Unidos y jamas volverá a verlos nunca más.

Horas más tarde, toda la familia está reunida en el entierro del abuelo. Lucca no deja de llorar y ella como buena esposa y actriz se acerca a consolarlo.

—Ya no llores más, Lucca, te hará daño.

—Abi, lo voy a extrañar mucho, se fue una parte de mi vida con él—ella lo abraza con mucha ternura y él corresponde el abrazo —Abi no te vayas por favor, perdóname por todo, no me dejes te lo suplico.

—¿Dejaras de interponer el dinero entre nosotros?— pregunta, esperando, con esperanza, una respuesta.

—Lo siento, Abi no puedo, soy el futuro de las empresas Chiaraviglio.

—Entonces lo siento yo también, Luccs pero no puedo quedarme.

—Al menos dime que me perdonas por lo que hice.

—Te perdono, Lucca. Pero no por eso olvídare lo que hiciste —le recuerda Abi. Ella se sintio muy triste y humillada y no va a poder olvidarlo — lo mejor para los dos es separarnos, juntos nos hacemos mucho daño.

—Tienes razón, mi querida Abi. No te merezco y el abuelo estaba en lo cierto, yo no puedo hacerte feliz.

La muerte del abuelo Francesco Chiaraviglio Capelli salió en todas las noticias de Italia y en los países de los alrededores, recordaban sus campañas benéficas, sus organizaciones, y la gran gestión que había hecho, al llevar a las empresas Chiaraviglio a lo más alto del negocio automotriz.

A pesar del dolor que lo abruma Lucca debe hacerse presente en la exposición.

Después de dar una conferencia de prensa, comienza a charlar con los empresarios y sin que Abi lo sepa, habla con varios de ellos para que hagan negocio con las empresas Moreno asi ayudarlos a salir de la ruina.

Al decidir dejarla ir, Lucca también decidió perdonar las deudas de la familia Moreno, aunque sabe que Abi es orgullosa y no va a aceptar nada que venga de él.

Los diseños de la familia fueron un éxito. Su esposo ha hecho un gran trabajo con la publicidad y todo lo relacionado a la fabricación, sin duda sería una gran ceo en el futuro, si no fuera tan testaruda podría llevar a empresas Moreno a lo más alto de las consecionarias.

Sigue sin poder creer que no volverá a verla nunca mas, que por un error la perderá para siempre. Sin embargo, debe responder por ese error, por su hijo, el no es culpable.

Lucca, desde lejos, observa como Abi habla con varios empresarios y no puede sentirse más que orgulloso por su esposa, tan bella, inteligente, tan buena persona y él le ha hecho tanto daño, desde el día en que la conoció.

Abi logra sentir la mirada de Lucca y deja lo que está haciendo para acercarse a él

—¿Como estas? —pregunta Abi al verlo con sus ojos tristes, y no es para menos, tener que estar presente, organizando todo cuando acaba de perder a la persona más importante de su vida.

—No se como estoy, Abi, ni se porque estoy acá, pero soy el organizador y debo hacerlo

—¿Por qué no le dices a Phillip o a Antoine que te releven?

—Soy el Ceo, debo estar presente—contesta Lucca, con pesar, desearía estar lejos de alli. Tantos meses trabajo arduo para este día y justo su abuelo vino a fallecer.

—Entiendo, al menos déjame ayudarte.

—Gracias Abi, a pesar de todo te preocupas por mi.

—Eres mi esposo todavía, debo fingir

—Claro, entiendo —Abi observa como Lucca se pone más triste todavía, él la está haciendo sufrir, ella debe hacer lo mismo—Abi ¿puedo pedirte un favor? El ultimo favor.

—Dime...

—Cena conmigo esta noche, los dos solos—Lucca cree que ella no va aceptar, sin embargo, lo hace.

—Esta bien, Lucca lo haré, será nuestra despedida definitiva.

—¡Abi! —se acerca su padre, con una sonrisa de oreja a oreja, todo está saliendo como lo planearon, empresas Moreno es el éxito de la exposición.

—Papá, dime ¿por qué estás tan contento? —hacía mucho tiempo que no lo veía así.

—¿Recuerdas los empresarios norteamericanos con los que nos fue mal el negocio? Accedieron a una nueva reunión hija, tenemos una nueva oportunidad—exclama Pedro, que rápidamente se retira a hablar con otros empresarios.

—Esto fue obra tuya Lucca ¿verdad?

—¿Por qué lo dices?—pregunta sorprendido, no quería que ella se diera cuenta, pero Abi es demasiado inteligente.

—Porque te vi hablar con ellos... ¿Por qué lo haces? - manifiesta Abi desconcertada.

—Porque quiero remediar un poco el daño que te dice.

—Lucca no quiero nada que venga de ti—comenta Abi, con mucho dolor.

—Lo sé, se que eres orgullosa, sin embargo, el préstamo fue cancelado, puedes quedarte con empresas Moreno y tus propiedades.

—Eso si que no, Lucca—exclama enojada— empezaremos de nuevo, lo único que te pido es que dejes que sigamos conservando nuestro nombre, no quiero nada más.

—Abi ya esta hecho por mis abogados, cuando firmes el divorcio todo volverá a ser tuyo.

—Entonces no habrá divorcio, no quiero pelear en este momento, lo hablaremos esta noche.

La exposición terminó siendo un éxito, Abi esta contenta por la cantidad de cenas de negocios que consiguió, sin dudas empresas Moreno volverá a ser la mejor de España y quizás competencia directa con consecionarias Chiaraviglio, en unos años.

Pensando en cenas regresa a casa a vestirse para salir a cenar con su esposo. No puede creer que será su despedida, no volverán a verse nunca más o quizás en alguna de las exposiciones donde asista con la empresa.

Abi se toma una ducha, se pone un vestido negro suelto, aun conservando el luto, disimulando muy bien su silueta, se hace una trenza cocida en el cabello y se sube a su auto para ir al restaurante que acordaron, horas atrás, con Lucca.

Cuando llega al restaurante y la recepcionista le muestra su mesa reservada ve a su esposo sentado allí, esperándola, con una copa de vino en las manos y mirando a la nada misma, a pesar de todo sigue amando a ese hombre con locura