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Un Último Deseo

Un Último Deseo

Status: En proceso
Genre:Matrimonio arreglado
Popularitas:9.2k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Alexander es un joven príncipe, que debido a sus responsabilidades está obligado a contraer matrimonio a sus veintiún años.
Para su buena suerte, o no. En su Reino existe una regla que le da la posibilidad de tener un mes para sí mismo, un mes en el cual él dejará de ser quien es para convertirse en una persona común.
Ahora bien, ¿Qué pasará durante ese mes? ¿La vida de Alexander cambiará a causa de lo que está por vivir?

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Esperanzas de algo mejor

Capítulo 23:

La luz del sol se colaba entre las cortinas de la gran ventana de la sala, iluminando el rostro de Alexander que se encontraba recostado en uno de los sofá. Había pasado la noche dándole vueltas al incidente del bar, su mente reproduciendo una y otra vez los detalles de lo ocurrido. Pero la ciudad lo esperaba, y aunque el cansancio seguía presente, decidió que no se permitiría quedarse atrapado en esos pensamientos.

Ethan y Lucas ya estaban despiertos. Ethan leía un libro mientras tomaba café, y Lucas, como era de esperarse, se quejaba de todo.

— ¿Y ahora qué haremos?— preguntó Lucas, estirándose en el sofá— Anoche fue un desastre. Necesitamos algo que nos levante el ánimo.

— Podríamos visitar el mercado central— sugirió Ethan sin levantar la vista de su libro— Dicen que tiene buena comida y un ambiente animado.

Alexander se encogió de hombros.

— Me parece bien.

— ¿Eso es todo?— Lucas lo miró con escepticismo. — ¿Nada de entusiasmo, alteza?

Ethan rodó los ojos.

— Déjalo en paz, Lucas. No todos tenemos la energía de un niño de cinco años como tú.

Entre bromas y discusiones, los tres jóvenes salieron a explorar. El mercado central resultó ser tan vibrante como Ethan había prometido. Estaban rodeados de puestos llenos de colores, olores y sonidos que reflejaban la esencia de la ciudad. Alexander trató de sumergirse en la experiencia, pero no podía evitar que su mente volviera a la noche anterior.

Mientras tanto, Amelie continuaba con su rutina diaria. Esa mañana había asistido a sus clases de cocina, donde aprendía con entusiasmo a perfeccionar cada detalle. Su sueño de convertirse en chef era lo único que la motivaba a seguir adelante, a pesar de los contratiempos y el agotador trabajo nocturno en el bar.

Cuando salió de la clase, encontró un anuncio pegado en la puerta del edificio: un restaurante de la zona buscaba personal. Era un lugar reconocido por su buena comida y ambiente elegante, y la idea de trabajar allí encendió una chispa de esperanza en Amelie.

— Tal vez pueda tener suerte— murmuró para sí misma, anotando la dirección. Deseando poder salir de su trabajo en el bar.

El resto del día pasó como de costumbre. Amelie trabajó en sus tareas de clase, preparándose para las pruebas prácticas que tendría la semana siguiente. Su abuela, Margaret, siempre pendiente de ella, le dejó un plato caliente en la mesa antes de salir a hacer sus compras diarias.

— No te esfuerces tanto, Meli— le dijo antes de salir. — Recuerda que incluso las estrellas necesitan descansar para brillar.

Amelie sonrió. Su abuela siempre encontraba la manera de animarla.

Más tarde, se alistó para su turno en el bar. Sin embargo, esta vez lo hizo con una determinación distinta. Decidió que esa noche sería una de las últimas que pasaría allí. Si conseguía el empleo en el restaurante, podría dejar atrás los malos ratos que tantas veces había vivido.

Al día siguiente, con algo de nervios, se presentó en el restaurante del anuncio. La fachada era moderna y elegante, con grandes ventanales que dejaban entrever un interior cálido y acogedor. Amelie respiró hondo antes de entrar.

— ¿En qué puedo ayudarte?— preguntó una mujer de mediana edad, vestida impecablemente con un uniforme negro y blanco.

— Vi el anuncio y quería saber si el puesto sigue disponible— dijo Amelie con voz firme, aunque por dentro temblaba.

La mujer asintió y le pidió que llenara un formulario. Mientras lo hacía, Amelie no podía evitar pensar en lo mucho que cambiaría su vida si conseguía el trabajo. Su principal preocupación era que los horarios no interfirieran con sus estudios, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para encontrar un equilibrio.

Un hombre alto, con aspecto serio, se acercó a la recepción mientras Amelie terminaba de completar sus datos.

— ¿Ella está aquí por el puesto de mesera?—preguntó, dirigiéndose a la mujer que la había atendido.

— Sí, señor.

— Bien, acompáñeme— dijo, señalando hacia una pequeña oficina al fondo del restaurante.

Amelie lo siguió, tratando de mantener la calma. La oficina era simple, con una mesa de madera y un par de sillas. El hombre le pidió que tomara asiento y comenzó a hacerle preguntas sobre su experiencia y disponibilidad.

— Tengo experiencia como mesera— respondió Amelie con sinceridad— Pero también soy estudiante de gastronomía, y es muy importante para mí poder continuar con mis clases.

El hombre la miró en silencio durante unos segundos, evaluándola.

— Este restaurante valora la dedicación y la responsabilidad. Si decides trabajar aquí, esperamos lo mejor de ti. Pero entiendo que también tienes otras prioridades, así que trataremos de ajustar los horarios.

Amelie sintió un alivio inmediato.

— Gracias. Haré mi mejor esfuerzo si me dan la oportunidad.

El hombre asintió y le dijo que esperarían a recibir algunas solicitudes más antes de tomar una decisión, pero que tenía buenas posibilidades.

Cuando salió del restaurante, Amelie sintió un peso menos sobre sus hombros. Era solo una posibilidad, pero eso era suficiente para llenarla de esperanza.

Esa noche, mientras trabajaba en el bar, no podía dejar de imaginar cómo sería su vida si conseguía el nuevo empleo. Quizás ya no tendría que soportar las molestias de clientes groseros ni los incidentes desagradables que tantas veces la habían puesto en peligro.

Por otro lado, de vuelta en la casa, Alexander seguía meditando sobre su experiencia en el bar. La idea de que alguien pudiera aprovecharse de otra persona lo enfurecía profundamente, y no podía evitar pensar en la joven a la que había ayudado.

Ethan, observando a su amigo, decidió que era mejor dejarlo tranquilo. Alexander no era alguien que compartiera sus pensamientos fácilmente, y si necesitaba hablar, lo haría cuando estuviera listo.

El destino seguía moviendo sus piezas. Amelie y Alexander, sin saberlo, estaban muy cerca de cruzar sus caminos nuevamente. Y esta vez, ambos estarían más preparados para enfrentarse a las emociones que surgirían de ese encuentro.

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Haydee Carrillo
me gustaría que escribieran la novela completa no por parte
Mariela Alejandra Gonzalez
siiii ! a la m****a el protocolo!!! me gusta esa pareja!!!!
Mariela Alejandra Gonzalez
mmm!! me gusta !! me parece que la reina se trae algo entre manos
. veremos!!
Milagros Suarez
Que feo debe ser no tener vida propia
Pobre Charlotte, enamorada de Ethan y tener que guardar su sentimientos
Eso sí super la historia me encanta
Cecilia Montalva
Es una novela entretenida donde el amor es hermoso Me cautivó gracias
M Soledad Lezcano
No recién llegamos ja ja 😂
M Soledad Lezcano
Me encantó esa niña decidida,enamorada 🥰
Leida Rosa Jimenez
es linda la historia
Silvia Jaime
fotos ilustrativas de los personajes
M Soledad Lezcano
Hola,señora autora espero que lo tome como un na critica constructiva :he llegado al capítulo 9 y la novela no ha avanzado ,redacta los mismos capítulos desde la óptica de distintos personajes ,bueno 3 ,se torna aburrida .ok saludos
@ngel @zul: Muchas gracias por la observación.
total 1 replies
Laura Renero
Excelente
Laura Renero
muy bonita historia
Yenitza Barco
/Rose/
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