Princesa Asesina

Para Alia ese día fue triste, su hermoso maestro bajo la luz de la luna junto al gran peral lo hacía ver distante casi invisible parecía haber sido dañado de la peor manera.

¡Ese día fue la primera vez que Alia se odiaba a sí misma! ¡Ese mismo día fue el día que pudo amar más a su maestro!

Su rostro hermoso e inigualable que alguna vez fue frío sin emoción esbozó una sonrisa tocando la dulce mejilla de la niña que adoro más que a su propia vida.

Las lágrimas que siempre ha estado guardando en el corazón hizo que Alia no pudiera evitar querer derramar sus lágrimas por el dolor que proviene de su corazón.

Antes de que tan solo pudiera soltar una sola lágrima una voz feroz resonó en su oídos.

– ¡La princesa Sofía te está hablando! ¡Contesta! ¿Cómo puedes ser tan irrespetuosa ante el genio inigualable?

Esa voz proviene de la emperatriz sagrada quien con un movimiento de su pie golpeó la espalda de Alia.

Soltando un leve quejido Alia cayó más al suelo, golpeándose en sus mejillas tiernas.

– ¡duele! ¿Todos deben humillarme así? – lo pensó Alia levantando la mirada.

Sus ojos dorados exquisitos miraron firmemente a la princesa Sofía quien se mantiene como una emperatriz que gobierna todo un imperio.

La princesa Sofía disgustada por la expresión en esos ojos dorados casi enrojecidos hicieron que su corazón se volviera loco de ira.

Moviendo sus pies finos avanzó al frente con una gran elegancia, bajando los escalones se acercó hacia Alia.

¡Paf!

Resonó el sonido de una fuerte bofetada la cual golpeó sin piedad la mejilla de Alia.

La propia Alia no podía creer que la princesa.  la haya golpeado sin una razón.

– ¡no me mires con esos ojos! ¿Quién te ha dado el derecho de mirarme así? – rugió la majestuosa voz de la princesa Sofía mientras movía su manga para volver a sentarse sobre el trono.

Al ver a Alia tocándose su mejilla se sintió más disgustada pues no notó el más mínimo miedo.

¡Bien ya que es así! Esa princesa inútil de kalisto ya la había hecho enfadar por que es más hermosa que ella y ahora que la mira así ¿por qué no desquitarse con una razón muy razonable?

Levantando la barbilla, sus ojos verdes mostraron una luz cruel.

– ¡este rehén se atrevió a mirarme así! ¡Denle varias bofetadas hasta que aprenda! – ordenó la princesa Sofía moviendo su mano.

Las sirvientes que se encontraban detrás de la princesa Sofía asintieron.

Moviéndose hacia el frente dos de ellas sostuvieron a Alia de ambos brazos.

– ¡Esta es la princesa kalisto! ¡Esa princesa que fue abandonada por su familia! – la voz burlona provino de una de las sirvientes que no sostuvo a Alia.

Siguiendo la voz Alia miró a la figura de la sirviente que se acercaba.

– ¡es ella! – pensó Alia.

Es esa mujer con la que había luchado tiempo atrás.

Negando con la cabeza expresando ironía Alia no podía creer que que la mala suerte siempre estuviera de su lado.

Jamás pensó que los desafíos que le esperaban en este imperio serían tan difíciles tal vez su mal destino se escribió cuando volvió a ver a esa princesa genio quien la lastimó tiempo atrás.

Soltando una risita, Alia apretó los puños mirando a la mujer vestida de azul que se acercaba sonriendo de manera arrogante.

Parecía que realmente estaba por lograr su cometido de vengarse, lo único que Alia no entiende es por qué no la delató de que ella fue quien la lastimó aún más la persona que le quitó el núcleo vital.

– ¡Es hora que me vengue! – lo pensó la mujer vestida de azul.

Esa misma mujer con la que luchó Alia, quien la lastimó quitándole el núcleo vital.

La mujer vestida de azul estaba realmente feliz aunque al mismo tiempo molesta ya que Alia fue la culpable de que fuera enviada a la prisión de fuego donde su cuerpo sufrió quemaduras por no haber logrado su misión.

Apretando los dientes con fuerza, la mujer vestida de azul usó su poder de nivel 6 para golpear la mejilla de Alia parecía decidida a matarla con solo un golpe.

Entrando en pánico Alia supo el plan de esa mujer despreciable.

¡No puede rendirse! Incluso si tiene que morir arrastrará a esa princesa genio con ella.

Abriendo sus labios rosa  Alia susurró de manera suave sin ser escuchada por los presentes.

El jade antiguo en la cintura de Alia tintineo.

Justo cuando la mujer vestida de azul iba a golpear la mejilla de Alia una fuerza invisible la detuvo.

Usando sus métodos de combate enseñados por su propia maestra logró zafarse de ambas sirvientas.

Su cuerpo ágil como un mapache parecía ser más rápido que los movimientos de las sirvientes.

Usando sus palmas golpeó los puntos débiles de sus cuerpos haciendo que las dos sirvientas tomadas desprevenidas cayeran al suelo fuertemente.

La mujer vestida de azul quien vio todo desenvaino su espada para cortar el cuello de Alia sin piedad.

Sin embargo nunca esperó que una fuerza misteriosa le impidiera moverse.

– ¿cómo lo hiciste? – la mujer vestida de azul quiso gritar esas palabras pero todo su cuerpo parecía estar bloqueado impidiéndole incluso hablar.

Todo eso fue hecho por el poderoso jade antiguo de Alia su arma más preciada y poderosa que su maestro a creado.

Si alguien se enterara de tal tesoro todos harían lo que fuera para matar Alia, es una lástima que el jade fue creado por el propio maestro de Alia para siempre serle leal.

Alia quien movía su cuerpo con agilidad, sacó de su manga una daga plateada.

Moviéndose de forma firme corrió hacia el frente, sus ojos otoñales miraron fríamente a la princesa Sofía quien sigue manteniéndose distante como una hada digna.

La daga fría afilada que estaba por corta los ojos verdes hermosos de la princesa Sofía, la mano de Alia fue sostenida.

– ¡Sostuvo mi mano! – abriendo los ojos de par en par Alia miró a la hermosa chica sentada en el trono quien solo movió su mano para detener su daga afilada.