Mi Vida Es Un Sueño

Por fin se llegó el día de la inauguración del bufete, aunque solo era Josefina.

Pero ella tenía fe de que pronto tendría más colegas trabajando con ella.

Se estuvo anunciando mucho, había alrededor de 15 personas que necesitaban abogado.

"Bueno, para empezar está bien", pensó Josefina.

Franco y Marlene estaban presentes dándole todo su apoyo.

No así Yolanda que no los quería juntos, no le caía mal Josefina, sino que eran hermanos según ella. Y eso la tenía muy mortificada.

Pero volvamos con Josefina.

Por fin Marlene le dio las tijeras, y ella cortó el listón...

Los pocos que estaban presentes aplaudieron.

Y así, fueron pasando uno a uno exponiendo sus problemas.

Marlene se despidió.

Franco se quedó, sería el administrador.

Josefina prometió hacerse cargo de todos los casos que acababa de adquirir...

Un mes después, el bufete contaba con 15 abogados más, por lo que Josefina tuvo que acondicionar el local para que cada uno tuviera su propio espacio.

No es que Franco estuviera necesitado, pero ganaba bien, había mucho trabajo.

Los abogados eran muy eficientes y ganaban casi todos los casos.

El nombre de Josefina empezó a difundirse por todas partes, poco a poco fue ganando fama.

.

.

Mireya estaba en la cocina preparando la comida, Manuel estaba trabajando.

Estaba viendo las noticias del mediodía.

"El bufete de Josefina va ganando fama, si usted tiene un problema legal, visite el bufete de Josefina, le aseguro que su problema no es tan grande como parece".

"¿Josefina? ¡Dios mío!, es mi Josefina. Tengo que ir a verla, estoy segura de que se trata de mi hija", pensó Mireya.

Mireya sintió renacer la esperanza de encontrar a su hija.

Terminó de hacer la comida y se dio una ducha. Se arregló lo mejor que pudo y salió, dejando una nota a su pareja.

Gracias a Manuel, ella no estaba vagando. Se lo encontró después de que ella abandonara a su hija en manos de esa desconocida.

*Flashback*

Señorita, ¿se siente bien?, Manuel se acercó a ella porque estaba sentada en la banca de un parque, lloraba a mares.

No es nada, gracias.

Venga la llevaré a tomar algo para que se tranquilice.

Manuel la llevó a una cafetería y le pidió un té de tila. Al poco rato ella se encontraba bien, pero no le dijo lo de su hija.

Él le ofreció su casa porque ella le dijo que no tenía a dónde ir.

Al principio solo estaban como amigos, pero al paso del tiempo se iba convirtiendo en amor.

Ella le contó solo la mitad de los hechos.

Lo que pasa es que le fui infiel a mi esposo y él me corrió de su casa (ella sabía que no fueron así las cosas, pero no le iba a decir que el hijo que esperaba no era de su esposo, y que ella fue la que lo abandonó a él, y después abandonó a su hija).

Yo no tenía a donde ir, por eso estaba llorando en esa plaza.

No tengo nada más que contar.

Ah, ¿entonces le pusiste el cuerno? Bueno, espero que no vayas a hacer lo mismo conmigo. Oye y, ¿dónde está ese hombre?

¿Cuál hombre?

Ese con el que engañaste a tu esposo.

Se fue en cuanto supo que...

¿Qué?

Que estaba casada, él no lo sabía, dijo ella, tratando de no delatarse.

Mm, dejemos el pasado atrás, de hoy en adelante solo seremos tú y yo. Nada de secretos, ¿ok?

Sí, gracias por tu apoyo.

*Fin del Flashback*

Por fin llegó al lugar mencionado en las noticias.

Aquí es, pero está cerrado.

Luego se fijó en los horarios.

De 9 a 1 am; y de 3 a 5 pm.

Mireya consultó su reloj, 1:15 pm.

Bueno, vendré más tarde.

Ella regresó a su casa desconsolada.

Manuel ya estaba a ahí cuando llegó Mireya.

Hola, amor, ¿resolviste tus problemas?, preguntó Manuel de manera casual.

Aún no, estaba cerrado, iré más tarde.

Si quieres, te acompaño.

No, gracias, iré sola.

Como quieras. Solo ten cuidado.

Bueno, voy a servir la comida.

Mireya se veía ansiosa.

¿Qué te pasa, amor?

Bueno, te voy a decir, es que vi en las noticias que Josefina tiene un bufete y que le va bien.

Quise ir a visitarla, pero estaba cerrado, parece que se fueron a comer.

Al rato vas, espero que puedas verla y que te perdone.

Dios te oiga, amor.

Terminaron de comer y Mireya decidió probar suerte con Josefina.

Al rato vuelvo, amor.

Está bien, cuídate.

Mireya salió, iba con el alma en un hilo, estaba muy nerviosa porque no sabía qué iba a pasar con su hija.

Pero al llegar le esperaba una sorpresa.

Buenas tardes, vengo a buscar a Josefina.

Ella tuvo un caso muy importante, no volverá hoy. Si quiere, yo la puedo atender.

No, gracias, volveré mañana.

Al menos deme su nombre.

Pero Mireya salió sin hacerle caso.

"Esta señora es una mala educada".

El día transcurrió sin mayor incidencia.

Pero Josefina regresó a eso de las 8 tenía que recoger algunas cosas que dejó olvidadas.

Uno de sus compañeros todavía no se iba.

Fernando, ¿por qué no te has ido todavía?, preguntó Josefina.

Me puse a preparar el caso de mañana está muy complicado, pero ya me voy. Ah, por cierto vino a buscarte una señora madura.

¿Una señora madura?, y, ¿se puede saber quién es?

Mira, yo le dije que yo la podía atender, pero ella dijo que no, que regresaba mañana, entonces le pregunté su nombre y pues no me hizo caso y se fue, se portó muy grosera, eso sí.

Josefina lo observó por unos segundos, no supo qué decir.

Pues bueno, si dijo que regresaba mañana entonces aquí estaré esperándola. ¿Quién podrá ser?

Nunca la había visto, pero lo que sí te puedo decir es que era una mujer más o menos guapa, el cabello chino castaño y de complexión delgada. Es más el cabello es igualito al tuyo.

Josefina levantó las cejas, ¿qué quieres decir con eso?

Nada más estoy describiendo a la señora, es todo.

Bueno, adiós.

Josefina llegó a su casa muy contrariada.

¿Qué te pasa mi niña?, ¿por qué estás así?

Una señora muy extraña fue a buscarme, pero no sé quién sea quedó en que iría mañana.

Bueno, tal vez es una cliente que necesita ayuda urgente, no te preocupes.

Tal vez tengas razón, madre, espero que sea eso.