El maltrato que sufrió Alessandro en toda su niñez se verán opacada cuando un chico de otra ciudad, lo empieza a tratar de una manera distinta.
NovelToon tiene autorización de NC Iván para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 23 "ti amo"
Antes de ir a Italia, era necesario aprender un poco de idioma. Lucas estaba sentado en la mesa con un libro, explicándome todo. Yo también tenía uno y trataba de entender lo que decía.
—Vamos a empezar con algo básico —dijo Lucas con una sonrisa—. ¿Sabés decir "hola" en italiano?
—No —respondí, sacudiendo la cabeza.
—Es "ciao" —dijo Lucas—. Pronunciálo conmigo; "chao".
Repetí varias veces, hasta que Lucas dio su aprobado.
—Muy bien y ahora te enseñaré a decir te amo es "ti amo" —dijo Lucas.
—¿Sabés decirlo? —preguntó Lucas con una sonrisa.
—No —respondí, sacudiendo la cabeza de nuevo.
—Es "ti amo" —repitió Lucas—. Pronúncialo conmigo: "tee ah-moh".
Repetí la frase varias veces, hasta que Lucas me dio un beso en la mejilla.
—Muy bien, estás aprendiendo rápido —dijo Lucas, sonriendo.
—Gracias a ti, sos un buen profesor —respondí, sonriendo también.
Lucas se rió y me tomó la mano.
—Vamos a practicar un poco más —dijo—. ¿Quieres decirme "ti amo" en italiano?
Me sonrojé un poco, pero sonreí y dije:
—Ti amo.
Lucas sonrió y me dio un beso en los labios.
—Te amo también —dijo en italiano—. Ti amo anch'io.
Me sentí feliz y emocionado al escuchar a Lucas decirme que me amaba en italiano. Era un momento especial y lo recordaría siempre.
Almorzamos todos juntos. Ya estábamos preparados para irnos a Italia, pero antes quería ir a un último lugar. Fui con Lucas y Nicolás al cementerio a despedirme de mi mamá. Le dije algunas últimas palabras y también le dejé flores.
—Ahora podré estar sobre el cielo, en el que vos surcás, mamá —me di vuelta y miré por última vez.
Subí al auto y fuimos directamente al aeropuerto. El viaje duró alrededor de veinte horas. Fuimos llevados a la ciudad de Venecia, cuya arquitectura es increíble y colosal. Durante el recorrido, vi muchas escuelas prestigiosas de arte. Mi momento de admiración se terminó cuando dejamos la ciudad y nos dirigimos a un lugar más alejado, lleno de árboles ingentes.
En uno de esos caminos estaba la casa de los Rossi. La casa era moderna, pero casi imperceptible, ya que tenía un aislante natural: la vegetación. Tenía toques de maderas de la zona, cristal y hormigón. El camino era muy largo.
En la entrada, había unos diez guardias custodiando la entrada. En la puerta, estaban las empleadas y señoras del servicio.
—Bienvenidos, señor y soñara, los señoritos y señorita también —dijo una mujer ya grande y con algunas canas.
—Bienvenidos, señores —dijeron dos chicas que estaban por ella.
—Muchas gracias, ahora quiero que instalen las cosas de mis hijos en donde ellos decidan —ordenó Arturo.
Todos entramos. Había una enorme escalera hacia arriba. La segunda planta estaba la cocina, comedor, sala de estar, había baños, gimnasio, biblioteca y también una piscina en el fondo. Arriba había alrededor de unas docena de habitaciones. Elegí una que estaba al fondo y tenía una ventana redondel que daba a un árbol gigantesco. En el árbol había una casa también.
Lucas entró y dejó nuestras cosas. Yo habría la ventana y me paré ahí. Lucas me vio y gritó asustado:
—Alessandro, no— corrió hacia mí para agarrarme.
—Tranquilo, solo quiero subir al árbol —Le dije temblando un poco y casi perdiendo el equilibrio.
Él me agarró de la cintura y me abrazó tan fuerte que sentí que el aire se me iba.
—No hagas pelotudeces, y si te caías —Decía él mientras me soltaba un poco.
—Pero no soy un tonto para caer —traté de decir.
—No, la próxima vez subí por las escaleras —ya estaba enojado y se notaba en la voz de Lucas.
—Bueno, perdón —le dije.
—¿Y si nos bañamos? Sudé cuando veníamos acá —le pregunté.
—¿Ya? —Preguntó.
—No mañana, y si ahora, ya —dije bufando.
Lucas se rió, agarrando de mi mamá y yendo juntos para ducharnos. El agua estaba fría, eso hizo que mi estrés se fuera. Él enjabonada mi espalda mientras el agua caía. Después nos secamos y vestimos. Me puse su pantalón y remera.
—Voy a jugar con Flor, después vuelvo —Le dije dejando un beso en su frente.
Caminé hasta la habitación con puerta rosa, pasé y ahí estaba Flor jugando al té sola. Sonreí y me acerqué.
—¿Te hace falta una príncipe? —pregunté.
—No, pero una princesa sí —dijo mientras tomaba un sorbo del té.
—De una —me senté y ella me peinó el cabello, me maquilló y puso collares. Estaba tan concentrada que no tenía el corazón para decirle que no me gustaba el maquillaje. El sudor caía por su frente y soplaba.
—Ya está la princesa "Alessandra" —Flor se reía de mí.
Tomamos el té, alzando el dedo meñique, muy educados. Leímos y después pintamos. Verla concentrada dibujando me daba años de vida.
—Flor es una nenita muy feliz y hincha —pensaba para mí.
—Alessandro —dijo Flor.
—¿Sí? —pregunté, volví en mí mismo.
—Hoy es once de diciembre, mañana es el cumpleaños de Lucas —dijo dejando de dibujar.
—Quería regalarle algo pero no tengo plata —hizo un puchero.
—Entonces mañana temprano vamos a comprarle algo, ¿te parece? —le pregunté.
—¿De verdad? —preguntó ella.
—Sí —afirmé.
—Sin embargo, ahora tenemos que cambiarnos porque la cena estará en un momento —dije.
—Bueno, eh, pero no te olvides —me dijo casi ordenándome.
—Tranquila, ahora nos vemos —me levanté y salí de su habitación. Fui a la mía y me duché, limpiando el maquillaje.
—Es una hincha, Flor —dijo Lucas, quien me miraba desde la puerta.
—Un poco, pero me agrada —dije.
—Sí, lo sé —respondió Lucas.
—Vamos a cenar —dije, y bajamos al comedor.
Había mucha comida y otras cosas. Las empleadas miraban y le pregunté a la señora Azur por qué no comían con nosotros.
—Su trabajo es simplemente servirnos y esperar otra orden —dijo Azur—. Además, ya hablé con ellos y se negaron a comer con nosotros.
—Entiendo —respondí y volví a mi plato.
La cena fue agradable, con conversaciones y risas. Después de cenar, nos sentamos en la sala de estar a charlar un rato.
—Mañana es el cumpleaños de Lucas —dijo Flor, mirando a Lucas con una sonrisa.
—Sí, mañana es mi cumpleaños —dijo Lucas, sonriendo también.
—Vamos a hacer una fiesta —dije, emocionado.
—Sí, vamos a hacer una fiesta —dijo Flor, asintiendo con la cabeza.
Lucas se rió y nos abrazó.
—Me encantaría una fiesta —dijo, sonriendo.
Y así, planeamos una fiesta para el cumpleaños de Lucas. Estábamos emocionados y ansiosos por celebrar.