Yohei huye de su país y del aplastante peso de su familia, sin saber que allí encontraría a alguien a quien amar, pero aquello de lo que escapa lo terminará encontrando.
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Capítulo 22
Yohei
-¿Vas a algún lado?- pregunta mi madre en Japonés y sus palabras destilan indignación.
-Me voy de aquí. No puedo estar en un lugar donde me tratan de esta manera. Esto es un secuestro y no puedo creer que hayas llegado tan lejos- le respondo.
-Es necesario, si con eso protejo a nuestra familia.
-¿Proteger? ¿A esto llamas proteger?- pregunto herido –porque encerrarme y obligarme a casarme es todo lo contrario.
-Si no fuera porque eres un irresponsable, no tendría que hacer nada de esto- se justifica.
-Pues no quiero casarme y soy lo suficientemente mayor como para dejar esta casa y no volver nunca- le respondo y por un segundo veo el pánico en sus ojos.
-No puedes. No sobrevivirás ni un día allí afuera, sin el apoyo de esta familia- dice, como convenciéndose a sí misma.
-Puedo hacerlo. Soy una persona inteligente y capaz y sobre todo, tengo gente que me apoyará- digo, mirando a Reece que seguramente no entiende nada de la conversación, pero que observa con una mirada amenazante a los tipos vestidos de traje que acompañan a mi madre.
-¿Es él? ¿Ese es el tipo que te tiene embobado y pensando en tonterías?- pregunta mi madre con una mirada de desprecio.
-Oye, oye. Puede que no entienda Japonés, pero sé cuando alguien está hablando mal de mí- dice el aludido. –Pensé que los japoneses eran más amables y no hablarían de alguien de esta manera.
Mi madre aprieta los labios y cambia a hablar a inglés, porque no soporta que cuestionen sus modales.
-Estaba diciendo que no eres suficiente para mi hijo- dice ella y ahora deseo que hubiera seguido hablando en japonés.
-Madre…
-Es la verdad- sigue, sin prestar atención a mi advertencia. –Mi esposo es uno de los posibles candidatos a heredar un imperio que ni siquiera llegas a comprender y luego de eso, mi hijo será el dueño de todo.
-Así que todo se traduce en ambición- resume Reece –no soy lo suficientemente bueno, no porque sea hombre, sino porque no tengo dinero.
-Por supuesto que es eso. Mi hijo para tus estándares, es como de la realeza, pero también está el hecho de que es mal visto y que si lo dejo, no podrá tener descendencia- sigue madre, -además están tus tíos, los que no quiero ni pensar en cómo nos despreciarán si se enteran…
Bajo la mirada, porque nuevamente siento esa presión de haber visto a mi madre siendo tratada como de segunda clase, sólo por ser latina y mis propias experiencias.
-Ya veo- dice Reece, con una mirada pensativa.
-Si entiendes, entonces salgan de aquí y no vuelvan a buscar a Yohei- dice ella, nuevamente con una expresión dura.
-Entiendo, pero no va a poder ser- responde Reece, tomando mi mano- quiero a Yohei y puede que sea algo pasajero y eso es todo, pero puede no serlo y quiero descubrirlo. Pero independientemente de mí, Yohei nunca, nunca será feliz con una mujer y eso es un hecho. Así que la pregunta aquí es si de verdad está dispuesta a hacer miserable a su único hijo, por lo que otros pudieran decir.
-Qué puedes saber tú, ¿crees que quiero ser la mala? Simplemente estoy haciendo lo que creo que es mejor para tu padre y para nosotros- responde mi madre, viéndose perturbada por las palabras de Reece, demostrando que es más emocional de lo que quiere hacer creer.
-Madre, yo sé lo que es que te desprecien, pero no podemos ser infelices sólo por las apariencias- digo, pero sé que mis palabras son inútiles.
-Hace poco sentí por primera vez, lo que se siente que te desprecien y te miren como si fueras una mierda en el camino- dice entonces Reece – y también me di cuenta, de lo que el poder puede hacer para callar bocas. No quiero decir que sé por lo que ha pasado señora, pero al menos puedo tener una pequeña idea, así que permítanme hacer una pregunta y quiero una respuesta honesta, ¿Cuáles son las posibilidades reales de que su esposo se convierta en el próximo heredero?
-Claro que son…- empieza madre, pero la interrumpo.
-Son casi nulas- respondo por ella- mi padre es uno de los menores, así que hay al menos tres de sus hermanos, mejor posicionados en los negocios de mi abuelo. Tienen mayores responsabilidades y más capacidades.
-Eso no es cierto, tu padre aún puede hacerlo. Si tan sólo lo apoyamos...- dice madre, no queriendo ver la realidad.
-No es cierto. Sabes que soy el nieto favorito del abuelo y hace un par de años le pregunté si en verdad mi padre tenía alguna posibilidad y respondió que todos sus hijos tienen la posibilidad de quedar a cargo de su legado, pero que la realidad era que mi padre no es lo suficientemente competente como para confiarle ese cargo- digo una verdad que había mantenido para mí mismo, sólo para no ver la mirada y expresión destrozadas de mi madre, las que tiene en este momento.
-¿Quieres decir que nunca…?
-Probablemente nunca y estoy seguro de mi padre lo sabe- respondo. –El abuelo dijo que nunca ha tomado en cuenta el hecho de que eres latina y yo mestizo, simplemente mi padre no tiene lo que se necesita y que además, es un derrochador e irresponsable.
-Si lo sabe, porque nunca vuelve a casa… Por qué me abandonó por algo que es imposible.
-Porque ni tú, ni yo le importamos- digo esa realidad, que sé desde hace muchos años y que estoy seguro que ella también. Sólo que es mejor vivir en un engaño.
Por unos momentos no dice nada y esperamos por ella, para saber cómo va a actuar. Miro a Reece y él me mira con una mirada triste, pero donde también hay algo de orgullo.
Sí, supongo que hay que ser fuerte para aceptar la realidad.