Tercera y última entrega de una amor peligroso.
Esta tercera y última historia narra las aventuras de Alison Villegas, la hija de Damián y Valentina, en la universidad y en su camino por encontrar el amor, mientras hace nuevas amistades, y pierde otras.
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capitulo 22 comienzan las dudas
Días después…
Estaba intentando acostumbrarme al hecho de que tenía novio, pero también estaba confundida con las actitudes de mi primo al cual no había visto en días, eso hacía que fuera más complicado concentrarme en hacer mi tarea, cuando leí el mismo párrafo por tercera ocasión lo deje por la paz, necesitaba un descanso, y tomar un poco de aire fresco tal vez, a unos quince minutos caminando saliendo de mi casa, se encontraba una tienda de conveniencia que habría 24/7, mi idea era caminar hasta ahí, comprar algo y despejarme con el frío que hacia afuera, mientras me disponía a buscar mi chaqueta tocaron mi puerta.
-adelante –
La puerta se abrió y entro Dionisio, se veía serio, pero intento sonreír al verme - ¿estabas por salir? – me pregunto
Yo solo dejé la chaqueta en la cama y me senté – hasta que por fin te dignas a hablar conmigo, jamás me dijiste si sabías quien envió las rosas –
-creí que ahora que ya tienes novio, te habías olvidado de eso, y lo dejaste por la paz – se sentó a mi lado
-yo lo hice, pero mi papá no, parece más dispuesto que yo a averiguarlo – le respondí, y por un pequeño momento vi una reacción por su parte
Se aclaró la garganta – como sea, yo solo vine a disculparme contigo –
-¿disculparte? –
-mi reacción el otro día no fue la mejor –
-¿Cuál de todos? Te has estado portando tan extraño, desde antes de navidad –
-no estoy en mi mejor momento, es el estrés del trabajo, no me hagas mucho caso –
-si no estás listo para dirigir un club, ¿Por qué lo haces? Creo que si se lo dijeras a mi tío, él lo entendería -
-¿crees que lo haría? Además, puedo con el trabajo que me dio, sé que puedo –
-¿estás seguro? A veces ciento que no confías en tus propias capacidades, y ese es el problema, si quieres todo el apoyo de mi tío, primero créetelo tú -
-suenas como toda una Villegas cuando hablas así, demasiado segura de ti misma – me respondió
-tú a veces no lo pareces, no es de Villegas creer que no puedes hacer algo –
-supongo que es algo de mi familia materna –
Cuando dijo eso ambos nos quedamos callados, y su mirada fue al cuadro en mi pared, lo que Jasper había pintado, era el lago donde nos habíamos conocido.
-¿te lo regalo él? – yo asentí con la cabeza
-no va con la estética de tú recámara, ¿no lo crees? –
-creí que venías a hacer las paces conmigo, y ahora críticas a mi novio – me puse de pie, y tome mi chaqueta, me iba a salir de la habitación, cuando me tomo del brazo, me jalo hacia él, y me abrazo.
-lo siento – me dijo, yo estaba confundida, así que no me moví, me sentía extraña, no era la primera vez que me abrazaba, pero esta vez lo sentí diferente, de repente ya no sentí sus brazos, y Dionisio estaba a varios pasos de mí.
-¿Qué estás haciendo? – Le dijo mi papá, la puerta de mi habitación estaba abierta, por eso nos vio, se veía muy molesto -¿Qué haces en la recámara de mi hija? –
— pa, no exagere, és mi primo, no pasa nada que me abrace –
-para ti es normal, para las personas allá afuera no lo será, tú tienes novio, y él es un hombre adulto, si alguien ajeno a esta familia los viera ¿Qué crees que pensaría? –
-pa, relájate – le respondí
El no me respondió, volteo a ver a Dionisio – por favor salte de la habitación de mi hija, no quiero que vuelvas a entrar – el solo asintió y se salió
-papá ¿Qué te pasa? Es mi primo lo conozco desde que nací, solo me dio un abrazo, no es para tanto –
- Alison basta, escúchame bien porque no te lo voy a repetir, tu ya no eres una niña, y él es hombre adulto, no tiene por que entrar a tu habitación –
-ya pa, no entiendo por qué te enojas tanto, si me lo explicaras, sabría el por qué de tu enojo –
-no pidas explicaciones, solo hazme caso – me respondió y se salió cerrando la puerta más fuerte de lo esperado, yo solo quería una buena explicación.
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Damián
-¿me vas a decir por qué estas tan enojado? – me pregunto Val
La miré, no sabía si decirle, aún no tenía la respuesta de Ezequiel todavía de quien envió las rosas, mi sospecha ahora era más fuerte, Val me mando a meter a la cama a Charlotte, y darle sus medicamentos, y ahí fue cuando vi a Dionisio Jalar a mi hija y abrazarla, eso me desconecto por un momento, apenas me estaba haciendo a la idea de que Alison tuviera novio, y ahora me salían con esto, iba a llegar al fondo de esta situación.
-¡Damián! ¡Te estoy hablando! – Valentina me alzo la voz molesta - ¿me vas a decir o no? –
-¿crees que en el fondo lo sabe? – le pregunte
-¿sabe quien, qué? Explícate- me exigió dándome un golpe con uno de los cojines del sofá
-Dionisio, ¿crees que muy en el fondo sepa que no es un Villegas? Él nunca termino de adaptarse a esta familia –
-¿de dónde viene eso ahora? Yo solo te pedí que mandaras a tus hijos a la cama, y tú regresas con un humor de perros, y me salen con preguntas sin fundamentos, ¿te golpeaste la cabeza camino de regreso? – Valentina también estaba molesta conmigo a estas alturas de la conversación – me voy a la cama, no voy a seguir escuchandote ve, y cuéntale tus teorías a alguien más –
Val y yo no solíamos irnos a la cama enojados, pero estaba tan cansado que solo le deje irse y me recosté en el sofá, y me cubrí la cara con las manos, no quería que mis teorías se hicieran realidad, yo siempre apoye a Dionisio y estuve de su lado, lo quise como si de verdad fuera mi sobrino, no quería retirarle mi apoyo, pero si mis teorías eran ciertas, yo tendría que hacerlo, mis hijos estaban primero para mí.
La puerta de la recámara se abrió y Val salió, ya estaba en pijama, vino y se acercó a mí – te amo aunque a veces seas un gruñón y me hagas enojar, no me quiero ir a la cama enojada contigo, así que pídeme disculpas –
No pude evitar sonreír – lo siento cariño – ella sonrió y me dio un beso
-buenas noches, cariño, ya no pienses tanto y ven a la cama –
-voy a salir un rato, necesito un poco de aire, y hablar con Ezequiel de algo –
-está bien – me respondió ella
-te amo, buenas noches –
— buenas noches Damián, no lo pienses demasiado o no vas a poder dormir –
Me levante y salí de la habitación, cuando baje las escaleras, me encontré con Ezequiel
-estaba por ir a buscarte, ya sé quien envió las rosas – me dijo dándome un sobre
Lo abrí, y vi el contenido – ¿tus sospechas eran ciertas? – quiso saber
-lo eran, guarda esto un poco más, necesito salir a tomar aire fresco – él solo asintió, lo tomo y se fue
Justo en la salida me encontré a Alison -¿Qué haces afuera? –
-¿quiero caminar un poco no puedo dormir, ni concentrarme en la tarea? –
-camina conmigo entonces – le pedí, y ella asintió
Era más de la media noche, así que cualquier auto que pasaba nos veía extraño, pues solo íbamos caminando, cuando estábamos de regreso, hacía incluso más frío, que antes, paso una patrulla, y le pregunto a mi hija si había algún problema, ella solo les respondió que yo era su papá, y que solo estábamos regresando de la tienda, nos vieron como si estuviéramos locos, y siguieron su camino.
Esa caminata después de la media noche con Alison hasta la tienda conveniencia me despejo bastante la cabeza, y cuando me metí a la cama, pude conciliar el sueño más fácil de lo que esperaba.