El Amor Es...

Me despedí del hombre, le aseguré que todo estaría bien y lo convencí de que su hijo tenía que pagar por sus errores, no me refutó más, pues sabía que no había manera de que yo cambiara de opinión. Le di un cheque para que pudiera cubrir algunas de sus necesidades, luego me retiré agradeciéndole por su información, y me dispuse a regresar a la Fortaleza para planificar mi siguiente movimiento.

Felipe Mendiola.

Mi determinación se había fortalecido aún más. Sabía que enfrentaría muchos obstáculos en mi búsqueda de Lorena y Dylan, pero estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para reunir a mi familia. Y si eso significaba enfrentarme a mis padres, estaba listo para hacerlo. Nada ni nadie me detendría esta vez, ya no era ese jovencito estúpido. Nada iba a estorbar en mi misión de encontrar a los que amaba.

— Señor Felipe, le tengo noticias.

— ¿Encontraste a Lorena y a mi hijo?

— No señor, todavía nada, pero le tengo información que puede resultarle interesante.

— Nada que no se trate de ellos me puede interesar en este momento.

— Señor Felipe, escúcheme por favor, está relacionado con ellos indirectamente.

— Habla.

— De buena fuente supe, que Alejandro Montalver visitó a los padres de Lorena, la razón, supuestamente quería adquirir una quinta en la campiña, y según le recomendaron al señor Márquez. Pero por alguna razón, Omar termino en la cárcel, y según lo que me contaron, Alejandro está dispuesto a hundir a Omar para que pase un muy buen tiempo encerrado. ¿No le parece extraño?

— De que ese perro desgraciado de Omar este en la cárcel no me extraña nada, creo que se había tardado mucho. Lo extraño es que sea Alejandro Montalver quien lo haya hecho encerrar. Además, Alejandro no necesitaría ir personalmente a buscar una quinta, tiene demasiada gente que trabaja para él. ¿Que más averiguaste?

— Por el momento nada más, pero sería bueno que mirara más de cerca al señor Montalver, tengo la sospecha de que él está detrás de la desaparición de Lorena y su hijo, quizás está protegiéndolos.

Parecía absurdo lo que mi investigador decía, pero no lo podía descartar. Lorena no tenía los recursos para desaparecer sin dejar rastro, solo que alguien como Alejandro la protegiera o escondiera, o como los Mendiola o los Fuentes, eran los únicos capaces de hacer cosas así, pero ya había comprobado que ni los Mendiola ni los Fuentes la tenían, así que solo quedaba esa posibilidad, pero, ¿Por qué Alejandro protegería a Lorena? ¿Por qué se involucraría en ello, cuando él era alguien que no se interesaba en nadie.

Luego algo hizo click en mi cabeza. Alejandro Montalver era enemigo acérrimo de mi padre, él nos odiaba por causa de las cosas que mi papá le hizo cuando sus padres murieron. Así que estaba muy seguro que usaría lo que fuera para hacerle pasar un mal rato a mi padre, el asunto es que si él tenía a Lorena y a mi hijo, ellos podrían salir lastimados. No podía permitir que los usara.

Tenía que actuar rápido y con cautela. Tenía que investigar a Alejandro Montalver y descubrir si realmente estaba detrás de la desaparición de Lorena y Dylan. No podía arriesgarme a que le hiciera daño a mi familia por venganza hacia mi padre.

Me dispuse a reunir a mi equipo y planificar una estrategia para investigar a Montalver. No podía dejar ningún cabo suelto, no podía permitir que mi familia estuviera en peligro. Estaba decidido a encontrar a Lorena y a mi hijo, y no dejaría que nada ni nadie se interpusiera en mi camino.

Estaba listo para enfrentar a Alejandro Montalver y descubrir la verdad detrás de la desaparición de mi familia. No descansaría hasta tener a Lorena y a Dylan de regreso a mi lado. Era una promesa que me hice a mí mismo, y no pararía hasta cumplirla.

Alejandro.

— Le tengo noticias señor Montalver.

— Dime.

— Felipe Mendiola ha estado buscando a la chica y a su hijo, pero también Gastón Mendiola lo hace por su cuenta, según investigué, padre e hijo no están en buenos términos debido a la desaparición de ambas personas, al parecer, Gastón Mendiola le ha ocultado a su hijo algunas cosas, y esa es la razón del disgusto de ambos.

— Parece que la situación se está volviendo cada vez más interesante. Necesito asegurarme de que Lorena y Dylan no sean encontrados hasta que ella esté lista para afrontar la situación, no puedo permitir que les hagan más daño. Mantenme informado de cualquier novedad, esta es una situación un poco delicada y no podemos cometer errores.

— Como usted diga señor Montalver.

Me quedé pensativo, tenía que hablar con Lorena y escuchar de su boca, como había sido su vida en esa hacienda. Me parecía inaudito que siendo ella la madre del hijo de Felipe, este se hubiera casado con otra y encima exponerla a vivir en el mismo lugar, pues dudo mucho que Paola no supiera la verdad.

— ¿Dónde viaja tu mente? Ni cuenta te diste que entré. ¿Pasa algo?

— Recibí una llamada, donde me informaron que Felipe está buscando a Lorena y al niño, al igual que su padre, los dos están buscando por separado.

— El uno para expiar sus culpas y el otro para seguirlos torturando, ambos son basura y lo mejor es que ni Lorena ni el niño vuelvan a ver a esa gente jamás.

Sebastián tenía razón, es lo que yo esperaba también.

— Estoy de acuerdo contigo, eso sería lo más conveniente. Pero que se encuentren es algo que no se puede evitar.

— Bueno, podrías ofrecerle irse del país, ya sea a estados unidos o Francia, que se yo, a cualquiera de tus casas la puedes mandar, dile que es por trabajo y así la alejas un tiempo de todo esto.

Definitivamente, mi amigo tenía razón. Así que inicie los preparativos y luego me acerqué a conversar con Lorena.

— Señor Alejandro, ¿Me necesita?

— Si, siéntate por favor, necesito hablar contigo algunas cosas, pero antes, quisiera que me respondieras algo y por favor, sé honesta conmigo.

— Claro.

— Antes tienes que saber que ayer fui a tu pueblo, tenía algo que hacer por allá y de paso conocí a tu familia, bueno, en realidad a tu papá, que me pareció un hombre muy humilde y bueno, y también a tu hermano, Omar.

Cuando lo mencione, vi como se puso, definitivamente ese animal…

— No entiendo señor Alejandro, ¿Cómo supo usted que eran mi familia?

— Alguien me contó, mejor dicho, yo pregunté y me los presentaron. El asunto aquí es, que conocí a tu hermano y de paso tuve un altercado con él, resultó ser alguien muy agresivo e intolerante, yo no pude aceptar que tratará a tu padre de una manera tan abusiva.

Ella bajo la cabeza y no respondió, esa actitud me dio mucho más coraje del que ya tenía.

— Lorena, cuando estuviste enferma, Aurelio te practico exámenes, allí mostraba que tu cuerpo tiene múltiples cicatrices y también fracturas que se sanaron por sí solas. Según el tiempo que Aurelio dice que tienen la mayoría de ellas, te pone en tu casa, y yo estoy más que seguir de que fue tu hermano quien te las hizo.

De repente me di cuenta de que ella estaba llorando en silencio, y eso definitivamente me estremeció la estructura, no podía terminar de entender todo lo que ella había tenido que pasar.

— No te voy a cuestionar por nada, pero quiero que sepas que él está en la cárcel, yo me encargue de ponerlo allí, y para que pague por las cosas que te hizo, tú lo tienes que denunciar, si no quieres ir, yo hago que vengan aquí y te tomen tu declaración, así se quedará mucho tiempo encerrado por cobarde e infeliz. ¿Quieres hacerlo?

Ella levantó su rostro, y había una mirada determinante.

— Si quiero, él fue muy malo, usted no tiene idea de todo lo cruel y despiadado que puede ser Omar, y le agradezco que lo haya hecho encarcelar, es ahí donde debió estar y nunca más salir.

— ¿Por qué tus papás no lo denunciaron? ¿Por qué no lo denunciaste tú?

— Porque aquí la ley no sirve, usted sabe que es así.

Ella tenía razón, el sistema de ley en este pueblo estaba comandado por vendidos e incompetentes.

— Siento que también tengo algo de culpa por todo lo que tuviste que vivir, lo digo porque debí haberme ocupado de que el sistema policiaco fuera transparente aquí; sin embargo, me desentendí del tema, lo siento.

Ella intentó convencerme de que no era así, pero yo sabía que si. Había dejado que los demás hicieran lo que quisieran, mientras que me resguardaba en mis cuatro paredes y me ocupaba de mis propias cosas.

— Tu padre me dijo algo más, se trata sobre Dylan, el me contó cómo fue que terminaste involucrada con Felipe Mendiola. Lorena, no quiero parecer un metiche, pero no entiendo cómo es que si el niño es un Mendiola, nieto de Gastón, él haya intentado meterte a la cárcel, y no se ocupó de encontrar a su nieto.